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    DEAD CAPO / LAURA ROBLES QUINTETO

3ª jornada MUESTRA DE JAZZ INJUVE – IBIZA 2003
www.jazzinjuveibiza.com


Una de las peores manías de la España cultural es la puntualidad. Pocos conciertos, fundamentalmente en verano, arrancan a la hora fijada. Excusas "haberlas hailas", pero hay una muy recurrente por estas tierras: "es que la gente aquí llega a última hora".

Que muchos llegan en el último momento o incluso pasada la hora es cierto, pero no es menos cierto que también hay espectadores que esperan sentados minutos antes. Y ellos merecen premio a su puntualidad. Cuando menos, respeto.

Se hace en muchos auditorios. Quien llega tarde habrá de esperar al fin de la primera pieza para poder acceder al recinto. Que aquí el "auditorio" tenga barra de bar no quita para que la música no tenga por qué soportar las ruidosas tardanzas del personal.


  • Fecha: 24 Julio 2003
  • Lugar: Baluarte de Santa Lucía
  • Asistencia: 650 personas aprox.
  • Hora: 22:00 (15 minutos de retraso)
  • Componentes:

LAURA ROBLES QUINTETO
Laura Robles (cajón)
Rafael Miranda (saxo soprano y tenor)
Joaquín Mariátegui (guitarra)
Alonso Acosta (teclados y pequeña percusión)
Noel Marambio (bajo eléctrico)

DEAD CAPO
Javier Adán (guitarra)
Marcos Monge (saxo tenor)
Jorge Magaz (piano y teclados)
Javier Díez (contrabajo)
Javier Gallego (batería, pequeña percusión y berridos)

  • Comentario: La tercera noche ibicenca del Injuve dejó dos partes muy diferentes entre sí pero igualmente jugosas.

    Con el quinteto de la cajonera Laura Robles, el Injuve abrió la vía del contacto con Iberoamérica. Una plausible iniciativa que la joven peruana aprovechó con creces.

    Recién cumplidos los 22 años (tres días antes del concierto) Robles se presentaba como intérprete de cajón y bajo eléctrico. Nos quedamos sin lo segundo pero degustamos lo primero.

    Se situó como referente visual en el centro del escenario. Articuló rítmicamente el devenir del concierto pero, sobre todo, fue una más de un quinteto esperanzador para el futuro del desconocido jazz peruano.


    Fotografía: Mercedes Garijo

    El grupo es capaz de poner ritmos de su tierra al "Caravan" de Duke Ellington, al circular "Blue in green" de Bill Evans (el bueno) o al "Footprints" de Shorter sin por ello trastocar la esencia original de esos títulos (lo cual no es ni bueno ni malo, sólo una opción).

    Pero además de los casi ya presupuestos estándares de esta música, Laura y Noel (bajista) juegan a compositores en bellas partituras que mantienen la esencia folklórica pero con un lenguaje jazzístico plénamente contemporáneo.

    Son músicos muy jóvenes pero con ideas sonoras de tremenda madurez. Con un saxo tenor y soprano que se aventura sin miedo en cada solo o con un bajo que incita la rítmica de Laura.

    Una propuesta ilusionante sin edulcorantes ni colorantes.

    DEAD CAPO

    Se esperaba con cierta curiosidad el directo de "Dead Capo". Su primer trabajo discográfico, "Díscolo", es una de las propuestas más complejas y divertidas del panorama patrio.

    Vinieron en quinteto (su mínimo es trío) y desplegaron en escena todo su sentido del humor musical. Humor que les permite tomar y desfigurar todos aquellos géneros musicales de los que han bebido, beben y admiran.

    Reniegan del respeto purista a los clásicos. Recogen su trabajo para seguir evolucionando. Un experimento que como tal acierta pero también se equivoca (afortunadamente).


    Fotografía: Mercedes Garijo

    Su concierto fue largo. Momentos de gran inspiración combinados con otros de cierta indefinición. Mostraron gran parte de sus propias composiciones mezcladas con visitas al John Zorn más "benevolente" (¿existe?), guiños hilarantes a los Beatles (aullidos vocales incluídos) o miradas al cine clásico español ("Atraco a las 3").

    Y sobre todo, sacaron a bailar a la mujer solitaria. Esa que Ornette Coleman describió decadente y que anoche recuperó la sonrisa. Un "Lonely woman" de ritmos cambiantes, con melodía bailonga y con una piano, el de Jorge Magaz, de sorprendente valentía "free".

    Son, con sus defectos y virtudes, uno de los nombres de nuestra música con mayor interés y riesgo creativo. Que la etiqueta sea jazz o no es lo de menos. Desde luego a ellos poco les importa. Con un poquito de ayuda (instituciones, festivales y demás) pueden llegar a ser uno de nuestros "productos" más exportables. Que mantengan su buen rollo y desinhibición también contará.

Carlos Pérez Cruz