DON BYRON SEXTET - PODER LATINO SEXTET

Festival de Jazz de Vitoria.15 de julio de 2002


DON BYRON SEXTET

Lugar: 

Mendizorrotza, 18:30 h. 600 personas aprox.

Músicos:

Comentario:

El silencio de un auditorio de cientos de personas es tarea ciertamente complicada. Nunca el ser humano se ha caracterizado por ser un ser silencioso. Y los sonidos, según explicación de Don Byron, tienden a ser más "altos" conforme más corta es la longitud del instrumento y más "bajos" cuanto más larga sea su longitud. Ley de la naturaleza. Y como a ella pertenecemos la conclusión nos lleva a determinar que cuanto menor sea la longitud métrica del humano más alto será el volumen de su emisión sonora. Dicho esto es fácilmente deducible el inexistente silencio en la tarde didáctica del festival por una cuestión de métrica.

Y si de métricas hablamos dos méritos habrán de reconocerse. Uno el de los seis músicos sobre el escenario. Increíble dominio de tiempos cambiantes. Y dos el mérito de quienes con edades que oscilaban entre los 2 y 12 años exprimieron al máximo las posibilidades danzantes de la música.

Hablando de exprimir no sería el verbo adecuado a la hora de exponer los méritos intelectuales de Don Byron en el planteamiento de la didáctica. Música y explicación de instrumentos. La música, inmensa en calidades, no parece la adecuada para la captación de futuros oyentes jazzeros. La explicación de instrumentos no descubre nada nuevo para unos chavales que optaron por las palomitas, la cabezada, o en algunos casos escasos, el baile.


PODER LATINO SEXTET

Lugar:

Pub Molly Malone, 00:30 horas

Componentes:

Comentario

El jazz de etiqueta latina se encuentra en un momento de tirón popular. Es sin duda una buena manera de acceso al jazz para muchos profanos en la materia y los últimos tiempos de bonanza cinematográfica (Calle 54) lo han acercado a un público que desconocía los apellidos básicos. Pero como en todos los casos de popularidad la situación plantea elementos negativos y positivos. Entre los negativos, por supuesto, se encuentran aquellos "músicos" que aprovechando la coyuntura plantean sucedáneos de escasa valía pero que, curiosamente, tienden a ser los de mayor aceptación social. Esto nos plantea un ejercicio de distinción entre el grano y la paja. Y en ese ejercicio anoche nos encontramos por fortuna con un "bolo" con trazas de concierto.

Concierto, conciertazo pueden ser descriptores pero, desde luego, no transmisores fieles de la realidad que vivimos unas decenas de afortunados de la nocturnidad gasteiztarra. Una de las varias actuaciones de bar en la noche "alternativa" que llevaba el improvisado nombre de "Poder Latino Septet". Formación para la ocasión que mostró en su primera toma de contacto una fuerza y pasión que a cualquiera llevarían a imaginar una larga carrera conjunta.

Dos cambios en los nombres anunciados en programa. El dulce prohibitivo del "Caramelo" fue sustituido por la frescura veraniega de un "Melón" cubano con raíces cacereñas. Toda una sorpresa agradable la de un pianista que mostró técnica y sensibilidad a raudales en su improvisación. El segundo de los cambios sustituyó portador del viento metal trompetístico. Juan Munguía pasó a ser Raynald Colom. Juventud con presente de extremada madurez en el sonido de este catalán que impresionó en la belleza de su fraseo, sobre todo, en el fliscorno.

La parte eólica de la banda se completaba con un veterano de lujo por estos lares. El saxo de Andrzej Olejniczak mostró una vez más su versatilidad. Da igual latino, bop... todo parece poco para este grande del saxo. También pudiéramos considerar eólica la voz de Lázaro Torralba, ya que desde luego largas bocanadas de aire necesitaba para soportar el largo desarrollo de su discurso vocal. Por supuesto su "buen rollo" cubano animó, y de que manera, al público asistente.

Pero desde luego mención aparte merecen los chicos de la rítmica. Además del mencionado Melón pianístico teníamos sobre el reducido espacio del escenario de pub a dos grandes percusionistas. La larga experiencia escénica de Pau Martínez se dejó notar en las congas y bongos que en discreto segundo plano tomaron protagonismo en un solo lárgamente aplaudido. La batería local de Víctor Celada demostró el porqué de las alabanzas de quienes conocen en profundidad su joven carrera. Pasión desatada como motor frenético del septeto. Celada es presente pero, sobre todo, es futuro sin límites de la batería. Y no olvidemos la labor extraordinaria siempre de Miguel Blanco. Bajista y auténtica alma de "La Calle Caliente" fue también quien proporcionó la mayoría de arreglos a este "Poder Latino". Arreglos de sorprendente mirada a clásicos del jazz que por su calidad se convertirán, a buen seguro, en clásicos de lo latino. Su bajo de extremada precisión mostró una vez más buen gusto en la improvisación.

Pregunta: ¿no merecería mejor escenario en el festival este septeto? Lástima de prejuicios mentales.

Carlos Pérez Cruz

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