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MARC RIBOT
  • Fecha: 22 octubre 2003
  • Lugar: Mercat de les Flors, Sala “Ovidi Motllor”, Barcelona
  • Aforo: 150 personas (75% sobre el total)
  • Componentes:
    Marc Ribot (guitarras, pedales de efectos sonoros, voz y globos)





 

Tomajazz © Bernat Comerna, 2003


Comentario de Efrén del Valle

Comentario de Bernat Comerna


  • Comentario: Que un músico de la talla del norteamericano Marc Ribot visite Barcelona es, de por sí, todo un acontecimiento. Si además se presenta al desnudo con un par de guitarras y su inagotable imaginación, la cosa adquiere todavía más interés. Y, sin embargo, algo no funcionó. Quizá en su anterior visita a la ciudad con el mismo formato el listón quedó demasiado alto, pero en todo caso, y a pesar de lo odioso de las comparaciones, aquella noche destiló una magia que no percibí ayer en el Mercat.

    La presencia de globos y otros cachivaches a los pies del músico daba a entender que “The Book of Heads” de John Zorn volvería a cobrar una importancia capital en el repertorio del guitarrista. Entre un auténtico caos de partituras y pedales, arrancó el show con dos piezas acústicas, una de ellas firmada por Albert Ayler, sin duda uno de los compositores más recurrentes en la discografía de Ribot. Tras ese preludio relativamente errático y un par de estándares impecables, se cumplieron los presagios y salió a la palestra uno de esos “études” que Zorn compuso originalmente para otro grande de la guitarra, el ilustre Eugene Chadbourne. Indudablemente, fue éste uno de los momentos álgidos del concierto. A partir de ahí, lo que vino sonó, como mínimo, disperso. Lo que en ocasiones es elogiable se convirtió en un paseo de autoindulgencia en el que brilló una peculiar balada country, según el músico en respuesta a la intervención en Irak, un tema dedicado a Derek Bailey (que estaba entre los asistentes) y poco más. Y no porque el repertorio fuese peor que en otras ocasiones, sino porque Ribot pareció divagar en terrenos poco definidos, como si intentase rehuir la condición de maestro de las seis cuerdas que es, al fin y al cabo.

    Para el bis nos deleitó con dos versiones de Masada, una concesión a lo que podríamos denominar un enfoque clásico, que en esta ocasión dio mejores dividendos que sus fallidas excursiones improvisatorias.

    La velada podría haber dado mucho más de sí y sin embargo, se me ocurren mil y una razones para repetir la próxima vez. Porque, a pesar de todo, Ribot sigue siendo un guitarrista esencial.

    Efrén del Valle


  • Comentario: El concierto fue muy variado en estilos y con distintos resultados: positivos y negativos. Empezó con dos temas de composición ajena, uno de ellos de Albert Ayler, aunque de difícil identificación.

    A continuación cogió la guitarra acústica y dijo “I’m in Spain! What the fuck!” (Algo así como “¡Estoy en España! ¡Que cojones!”), arrancando sonrisas del público por la inesperada salida. Con ella interpretó un par de standards, uno de ellos creo que fue “Stella by starlight”.

    Llegó la línea dura con cambio de guitarra incluida, y en la que interpretó “Book of heads” de John Zorn. Fue cuando, conceptualmente, el concierto se volvió más profundo. Bajo la silla, llevaba varios globos que, eventualmente, pisaba para explosionar, a modo de efecto acústico. También, mediante pedales conseguía ecos, cambios de volumen, efecto fuzz (distorsión eléctrica), etc...

    Tras una declaración en contra de la intervención económico-militar promovida por Bush, vino a decir que, no todos los cowboys, o norteamericanos, siguen el tópico patriótico incondicional. Inició un tema cantado, de aires melancólicos y algo western. Esta pieza fue la más etérea y ambiental.

    El bis, con la acústica, trajo dos temas de Masada. La manera de tocarlos fue un poco sucia en cuanto a que no perfilaba demasiado bien las notas, incluso en alguna ocasión se equivocó en algún acorde, que subsanó acto seguido disimuladamente.

    El concierto fue un poco desconcertante. Parte del público, desconocía lo que iba a ver, o solo conocían sus populares “cubanos postizos” y se oían comentarios como: -¿Este tío quien es? –Es Marc Ribot, un guitarrista brasileño. A veces, parecía experimentar en directo sin llevar, previamente, una idea muy precisa de lo que iba a interpretar. Al acabar algunas canciones hacía una señal al público como diciendo “ya está” ya que a veces, se hacía difícil saber si había acabado.

    Como anécdota, decir que entre el público se encontraba el guitarrista británico Derek Bailey, quien, antes del concierto saludó personalmente a Marc Ribot.


    Bernat Comerma