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NED ROTHENBERG

Conciertos de verano 11ª edición “Nits de música”.

  • Lugar: Auditorio de la Fundación Miró (Barcelona)
  • Fecha: 22 de Julio de 2004.
  • Hora: 20:30
  • Entrada: un tercio
  • Producción: Fundación Miró
  • Comisariado: Agustí Fernández
  • Componentes:
    Ned Rothenberg (Shakuhachi (Flauta japonesa de bambú), Clarinete bajo, Clarinete, Saxofón alto)

  

 
© Bernat Comerna, Tomajazz, 2004

  • Comentario: Un concierto instrumental, que no sea piano o guitarra, realizado por un solo músico puede tirar para atrás a un buen número de posibles espectadores. Si el tipo de música es jazz de vanguardia, con tintes de étnica japonesa, algo de música de cámara y ciertas tendencias minimalistas acaba por determinar en gran parte que el público que asistirá es minoritario, más o menos especializado y está realmente interesado en este tipo de música.

    Ned Rothenberg es uno de los mejores músicos del jazz de vanguardia actual. Puede considerarse un experto en cuatro instrumentos de viento que son los que utilizó en este concierto. Tiene unos toques musicales muy característicos que le confieren una personalidad musical muy especial. Sabe combinar músicas de distintos orígenes estilísticos, dándoles una profundidad con la que el oyente avanzado puede transportarse como por efecto hipnótico. Es muy especialista en la técnica de respiración circular que consiste en tomar aire por la nariz, retenerlo en pulmones y boca mientras va soplando constantemente. Ésta técnica la utiliza en los clarinetes y el saxo.

    El músico se presentó anunciando que éste era su primer concierto en España y que esto representaba una buena experiencia para él. Agradeció especialmente a Agustí Fernández y al resto de la organización la oportunidad que le brindaron por poder actuar aquí.

    El concierto empezó con un par de temas interpretados con el Shakuhachi, que es una flauta de origen japonés, fabricada de bambú y que se acostumbra a utilizar en ciertas representaciones teatrales de ese país. Las melodías son muy tranquilas, a la vez que frías aunque con un contenido emocional inherente, con eventuales soplidos fuertes. El segundo tema se lo dedicó al desaparecido Steve Lacy.

    Le siguió el clarinete bajo (¿o barítono?), instrumento muy poco usual y aparentemente de una gran complejidad a la hora de utilizarlo, por ejemplo: con cada dedo meñique se pueden pulsar tres teclas distintas. Con este instrumento cambió el estilo y técnicas, utilizando mayormente la respiración circular. El tipo de música tenía ciertos paralelismos con la minimalista en la repetición, no monótona, de melodías que a veces superponía como si fueran fugas en la clásica barroca.

    Con el clarinete y el saxofón alto utilizó técnicas parecidas a las utilizadas con el clarinete bajo. El hecho de emplear la respiración circular, emitiendo un torrente de notas, hizo que el concierto se mantuviese “siempre arriba”, aunque también requería un cierto esfuerzo por parte del oyente para no perderse entre tantas notas. En este punto el efecto casi podría ser hipnótico y nunca se hizo monótono. Podría haber seguido tocando otra hora sin perder ningún interés.


    Bernat Comerma