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    BEBO VALDÉS Y DIEGO "EL CIGALA"
  • Fecha: 31 octubre 2003
  • Lugar: Auditorio Baluarte (Iruña - Pamplona)
  • Asistencia: 1500 espectadores (lleno)
  • Hora: 23 H (10 min. de retraso)

  • Componentes:
    Bebo Valdés (piano)
    Diego "El Cigala" (cante)
    Javier Colina (contrabajo)
    ...

"Boleros Flamencos"

El suave canto del piano interpretado por las manos de Bebo y el desgarro en la voz ronca de "El Cigala" hicieron del bolero un nuevo palo flamenco. Letras de amor y desamor características del género subrayadas por el ágil, musical y sensible teclado de Valdés y acompasadas por las ininterrumpidas palmas del flamenco. Por detrás, la solvencia del contrabajo del pamplonés Javier Colina, un cajero y la percusión del hijo pequeño de Bebo, de la que quedó constancia en un ajustado acompañamiento y en el lucimiento de los solos, medidos en su duración y expresivos de las capacidades creativas individuales.

Salió primero Bebo Valdés, saludado con calor por el público, en compañía del trío rítmico. Un baño de música caribeña, preámbulo de la aparición de Diego "El Cigala", el mejor cantaor flamenco en opinión del cubano. Gabon (buenas noches): este escueto saludo en euskera fue respondido con aplausos tras el agravio de la exclusión de la lingua navarrorum en la velada inaugural de la víspera. Algún inconveniente técnico en la limpieza del sonido de la voz, - el típico golpe de aire de las pes amplificado por la megafonía -, y una iluminación insuficiente del atril del piano, cuya corrección suplicó con gestos Bebo Valdés, fueron las únicas incidencias que estorbaron el clima de complicidad artística de los músicos, de especial evidencia en las atentas miradas de Colina al maestro Valdés.

Las propinas brotaron sin racanería. Bebo Valdés fue siempre el primero en volver al instrumento. Valdés y "El Cigala" crearon una pieza de intensa emoción a partir del Concierto de Aranjuez, del maestro Rodrigo.

El público les despidió en pie. Sin lágrimas. Si las hubo, no fueron negras sino blancas de limpia emoción.

Carlos Pérez Conde