OMAR SOSA 

  • Componentes:
    Omar Sosa - piano, percusiones y voz
    Gustavo Ovalles - percusiones y voz
    Martha Galarraga- voz y percusión
    El Houssaine Kili - guembri, qarqabas, tan-tan y voz
    Mulay M´Hamed Enneji Fakijan- guembri, darbukkah...
    John Santos- percusiones y voz
    Yassir Chadly- guembri y palmas
    Bouchaib Abdelhadi- oud, violín marroquí...
    Terence Nicholson "Sub Z"- poesía rapera y palmas
    Randy Rood- didgeridoo
    Justo Soler- voz


  • Títulos: Opening for Elegguá; Sucesión en Blanco; Rojo Changó; Manto Blanco; Toridanzón; Azul Yemayá; Oda al negro; Sister in yellow; Cielo y Mar Azules; Tres notas en amarillo; Rojo y Negro; Eggun; Sentir

  • Comentario: Lo reconozco. Es la primera vez que escucho, al menos de manera consciente, a Omar Sosa. Así que a la octava fue la vencida. Y es que ocho son los discos editados a su nombre desde 1997.

    Omar Sosa (Camagüey-Cuba- 1965) muestra en instrumentación intenciones de palabra. Palabras que nos hablan de culturas y religiones comunes a pesar de la distancia (geográfica). Similitudes entre tradiciones sacras y profanas de pueblos como el cubano o el marroquí. Y es que el ser humano, aunque nos empeñemos en lo contrario, es el mismo sea marroquí, venezolano, cubano o estadounidense. Las mismas preocupaciones y ocupaciones  envueltas en papeles de culturas con diferente color. Y en cuestión de religiones se llame Dios, Alá o Buda el fondo y la forma tiende a ser el mismo. El nombre cambia, como cambia la lengua en la que nos expresamos.

    Los once músicos de "Sentir" representan en DNI a Cuba, Venezuela, Marruecos, Puerto Rico y Estados Unidos. La complejidad que pudiera suponer la conjunción de procedencias tan diversas se supera en palabras de Omar Sosa por la ya mencionada similitud de las manifestaciones culturales determinadas por un origen común: "Madre África".

    El trabajo emana un profundo respeto espiritual reflejado en unas composiciones de gran calado emocional. Composiciones en las que las percusiones marcan el ritmo de un disco con gran diversidad de matices. Las voces son las representaciones más evidentes de la cultura originaria. Los instrumentos intercambian ritmos con culturas aparentemente ajenas para confirmar la filosofía común  en la que insiste Omar Sosa.

    El piano tremendamente jazzístico de Omar Sosa se encarga del colchón atmosférico en gran parte de un trabajo en el que también muestra su faceta percusiva (no olvidar que comenzó estudios como percusionista) y vocal. Los arreglos permiten conjugar gran cantidad de elementos de manera simultánea sin llegar a la saturación y sí a un perfecto equilibrio entre las diversas estéticas que maneja Sosa.

    Un ejercicio de gran complejidad llevado al éxito (entiéndase esta palabra en su connotación positiva y no a la manera del uso actual de la misma) por parte de Omar Sosa. Un trabajo ciértamente recomendable para quienes estén dispuestos a sentir la música desde la emoción y la creatividad. Y créanme, engancha.

    Carlos Pérez Cruz


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