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SCREAMING HEADLESS TORSOS
  • Fecha: 28 de Noviembre de 2004.
  • Hora: 20:30.
  • Lugar: Sala Ritmo y Compás, Madrid
  • Asistencia: Lleno.
  • Componentes:
    Dean Bowman (Voz)
    David “Fuze” Fiuczynski (guitarra)
    Fima Ephron (bajo)
    Daniel Sadownick (percusión)
    Scoota Warner (batería)



 

  • Comentario: Tras los refrescantes resultados de su último experimento de sonoridades orientales con el chelista Rufus Cappadocia en “Kif”, el guitarrista David Fiuczynski (a partir de ahora nos referiremos a él como “Fuze”, para evitar los derrames cerebrales) continúa su trayectoria con los Torsos. La banda recupera el calificativo de “Screaming” tras el retorno a la formación del vocalista Dean Bowman para la grabación de su tercer trabajo en estudio, el recién editado “2005”.

    La formación volvió a la capital para presentar, casi en primicia, parte del material del nuevo trabajo, de corte más comercial que los anteriores, pero conservando el inconfundible estilo de los Torsos, “algo que ha surgido de forma espontánea, no ha sido en absoluto intencionado”, matiza Lian Amber, esposa y manager del grupo, además de cantante y artista gráfica. Además del repertorio, la novedad la marcaba la ausencia del batería habitual de la banda Gene Lake (colaborador, entre otros, de los Five Elements de Steve Coleman), requerido por David Sanborn, y sustituído en esta gira por Scooter “Skoota” Warner, entre cuyas referencias figuran colaboraciones con Defunkt, Bill Evans, Jim Beard o David Sylvian.

    Cabe decir visto lo visto que los conciertos de Fuze y los Torsos no está recomendados en casos de estrechez mental o integrismo jazzístico, porque su música no entiende de fronteras de estilo o etiquetas y, aunque el Jazz Rock cabalgue por sus fueros, podemos encontrarnos a Dean Bowman sonando como un crooner y a Fuze apuntando frases al más puro estilo bop para segundos después tirar de distorsión, quintas y riffs duros y oscuros. Igualmente están presentes los arranques de funk y groove y, para más sorpresa, pasajes de ska (“Woe to the conquered”, del nuevo repertorio), todo ello salpicado por ese toque vudú en las congas de Daniel Sadownick.

    La banda desarrolló un extenso repertorio que dio cabida principalmente a los temas de los dos discos de SHT en estudio. Del primer trabajo “1995” (sello Fuzelicious Morsels), sonaron “Vinnie”, Word to Herb”, “Graffiti”, “Cult of the internal sun”, “Smile in a Wave” y como celebrados bises la versión del “Blue in Green” y “Free man”, y del nuevo trabajo desfilaron “Mind is a river”, “Faith in the free”, “Woe to the conquered”, “Just for now”, tema que abría el directo grabado en 1996 y que se edita por primera vez en estudio, y el medio tiempo “No survivors”. Por supuesto, no faltaron las pinceladas instrumentales de corte exótico extraídas de “Kif”, como el inédito “Sakura” y un improvisado escarceo con el público basado en la versión de “La fiesta” de Corea que Fuze grabara en su disco en solitario “Jazzpunk”.

    Tras diez años de existencia, el grupo suena compacto y potente. Scooter “Skoota” Warner suplió con eficiencia y energía al ausente Gene Lake, brillando especialmente en la vertiente funky (véanse arriba sus antecedentes), si bien el que suscribe prefiere la elasticidad y el groove en las amalgamas de este último, junto al invisible pero imprescindible Fima Ephron, quien tuvo sus momentos de lucimiento en un solo de bajo distorsionado con wah-wah en un discurso tan alienígena como el de su jefe de filas. El histriónico Daniel Sadownick personifica el complemento ideal a la base, que une a un dominio endiablado sobre las congas - que se hizo patente en un magnífico solo ofrecido a los asistentes - un inacabable arsenal de instrumentos de todo tipo (cascabeles, bocinas, percusiones varias, juguetes infantiles incluidos), siempre dispuestos a prestar su lisérgica influencia a los Torsos. Los protagonistas principales: la voz de Dean Bowman, entregado y correcto durante toda la actuación, haciendo una exhibición mesurada de sus peculiares sonidos guturales, junto a un Fuze más comedido de lo habitual que igualmente hizo las delicias del respetable con su inconfundible estilo, camaleónico y marciano, en ocasiones hilarante y ácido como pocos, que consigue una amplia variedad de sonidos y ambientes con un equipo más bien reducido y la palanca de vibrato, sin duda una de las firmas más personales de la guitarra contemporánea.

    Un concierto intenso y agradecido, en suma, de una banda plena de personalidad y energía que cumple ya una década en escena abriendo nuevos caminos en el panorama del Jazz Rock más reciente.

    Sergio Cabanillas