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DIE LIKE A DOG TRIO

  • Fecha: 27 de noviembre de 2003
  • Lugar: Theatre du Pave, Toulouse, Francia
  • Componentes:
    Peter Brötzmann (tarogato, saxos alto y tenor, clarinete)
    William Parker (contrabajo, flauta, guimbri)
    Hamid Drake (batería)
  • Comentario: Admito sin problemas que unos años antes cuando me invitaron a un concierto de los mejores músicos del free jazz (también llamado de vanguardia), realmente me sorprendió. Estamos acostumbrados a los grandes del pasado: Coltrane, Mingus, Monk, Miles, etc..., a veces soñando haber nacido antes para disfrutar de ésa época en directo.

    Hoy en día hay muchos músicos imitando a sus ancestros y aprendiendo de sus lecciones aunque aquellos permanecen insuperables.

    ¿Cómo puede ser? Bien, a veces el problema es lo que pensamos. Creemos saber lo que es la música, la etiquetamos: jazz, free jazz, funky, negra, afro-americana, europea, etc...

    Nuestra necesidad de clasificarlo todo puede dificultarnos ir más allá, superar los límites, explorar. Como oyentes o músicos podemos ser prisioneros de nuestros propios prejuicios, y así, vallar nuestros conocimientos tal como nuestras vidas. Si no experimentamos no podemos conocer nuevas cosas.

    Por lo tanto, es mejor que aprovechemos la oportunidad de conocer algunos de los mejores músicos de la escena actual. No los prefabricados por la industria musical sino aquellos que por méritos propios, con su esfuerzo comparten su don con nosotros.

    William Parker…(WP) ¿Bajista? ¿Músico? ¿Poeta? Sea componiendo para una orquesta o un dúo, tocando solos en un cuarteto, su presencia es notoria aunque parezca reservado, humilde, un hombre en la sombra... aunque de sombra nada, porque la ilumina con su música.

    Hamid Drake. (HD) No hay ritmo que no pueda tocar, desde Jazz a Reggae, desde libre-improvisaciones a variaciones clásicas. No sólo es ritmo sino también armonía. Ritmo, la última frontera de la música, el territorio que explora incansable y felizmente con pasos firmes y seguros de uno a otro confín desde donde el ritmo nace, descubriendo la magia de la música y la vida.

    Sea tocando la batería, los tambores o cantando cantos místicos con su voz profunda, llega a todo el mundo a través de su atmósfera positiva. Energía que emerge de la batería e inunda al público.

    Peter Brötzmann (PB), la “parte dura” del grupo, el “padre” de los libre –improvisadores en Europa. Muchos años de incansable peregrinación y de varias formaciones, tríos o su famoso tenteto. Brötzmann da voz a la furia. Nuestra furia saliendo a través de su saxo. Es imposible resistir el impacto de sus terremotos sonoros.

    El trío, después de un largo tour, permanece dos días en Italia. En éste país los promotores son Musicus concentus, que es una organización con años de experiencia en conciertos fuera de lo corriente. Expande la cultura de y para la música. Grandes personas que lo hacen posible, tal como llevar a Florencia en concierto a Die Like a Dog Trio.

    El concierto, acústico, se celebró en la Sala Van se encuentra situada al lado de una iglesia antigua.

    El trío sólo tiene tiempo para una prueba de sonido aunque han tocado, muchas veces, juntos. El local está lleno de gente joven sentados en el suelo como en un concierto de rock.

    W.P. combina un contrabajo y una flauta oriental creando una atmósfera mística. El concierto alcanza el cenit cuando W.P. empieza a tocar un instrumento de dos cuerdas estableciendo un una obsesiva comunicación rítmica con H.D. a la batería. Ambos músicos, no necesitan ni mirarse, comparten e intercambian sus propios mensajes interiores.

    P.B. parece ir a su aire, como aparte de los demás músicos quien dialogan en pulsos rítmicos. Permanece a un lado del escenario con los ojos cerrados. Aquí subyace su conexión con la música. Cuando llega su sólo, arranca gritos de algún que otro fan, luego interpreta una suave melodía con su clarinete.

    H.D. se sumerge y bucea en el ritmo. Durante su solo, él y su batería parecen fusionarse. Tras un atisbo a W.P., de nuevo al bajo, se genera una especie de trance que alcanza al público.

    El público entusiasmado aplaude y pide más, a lo que los músicos le corresponden con un bis.

    Se acaba el concierto con un estado de satisfacción generalizado que queda plasmado en los rostros de todos.


    Stefania Errore