>> VOLVER A TOMAJAZZ

 
 

 

   

CHRIS POTTER "RISING STARS"

  • Fecha: 16 de marzo de 2005
  • Lugar: Central Lechera, Cádiz, España
  • Músicos:
    Chris Potter – saxo tenor
    Wayne Krantz – guitarra
    Fima Ephron – bajo
    Ari Hoenig – batería
  • Comentario: Hasta la presente edición, el ciclo “Rising Stars” de la Caja San Fernando podría considerarse como de “esay listening”, con apuestas por grupos con un repertorio bastante asequible, destinado a un público de oído jazzístico no demasiado maduro. Sin embargo, los nombres de Tim Berne, Chris Potter y Jean-Michel Pilc demuestran a las claras un cambio de actitud, y aquellos habituales que se presenten en la sala del concierto podrán llevarse más de una y de dos sorpresas. A mi entender, la programación ha madurado, y como resultado, en este proceso de crecimiento, el festival exige mayor esfuerzo al oyente.

    Desde el momento en el que el cuarteto de Chris Potter se asentó sobre el escenario, la mandíbula desencajada y los hombros en tensión de Ari Hoenig a la batería se convirtieron en los protagonistas de la sesión. Un batería de golpe seco, de rítmica entrecortada a ratos, y continuada en otros, con un uso muy equilibrado de todos los elementos de su instrumento. Un batería tan presente en el concierto que, precisamente por esto, terminó por ser uno de los defectos de la sesión: en los solos de saxo o guitarra el acompañamiento quedaba situado en el mismo plano musical que el instrumento solista, con el cual no dialogaba, sino que mantenía una conversación superpuesta, de monólogos simultáneos. No cabe duda de que estas situaciones son intencionadas (y no mera casualidad o falta de experiencia), pero el resultado es que la sensación de conjunto se alcanzó en momentos muy puntuales de la noche (tan sólo en la entrada y resolución final de algunos de los temas).

    Dejando un poco al lado la presencia de la batería, el concierto arrancó con mucha fuerza, con la sonrisa tatuada en la cara de Chris Potter, interpretando temas que hasta esa noche el conjunto no había desarrollado en directo, con un sonido muy rock, con buenos momentos del guitarrista, con una presencia casi transparente del bajista, y la omnipresente imagen de Potter y de su tenor plateado colgado del cuello. Temas insólitos, la casi ya clásica versión incluida de grupos de pop/rock actuales (en este caso el turno fue para “Morning Bell”, de Radiohead, aunque, para ser sinceros, me quedo con la original), un solo de saxofón impresionante, una versión de Billy Strayhorn, y un final que nos dejó los mejores momentos del guitarrista y un tremendo solo de batería.

    Lástima que después de una jornada de trabajo de ocho horas y de un viaje en coche de hora y media, todas las ganas y energías de ver el concierto se me agotasen en la pelea que sostuve durante toda la sesión con la silla de la grada y el espacio vital reservado para cada individuo en el recinto. Quizás toda la experiencia narrada, así como las veces que abandoné el concierto mentalmente, hubiesen sido diferentes de haber estado sentado en algo con más de medio palmo de plástico como respaldo. Un poquito de por favor.

    Sergio Masferrer