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    JEAN-MICHEL PILC TRÍO
X Jornadas de Jazz de la Universidad Politécnica de Madrid


  • Fecha: 22 Abril 2005
  • Lugar: Auditorio del INEF (Madrid)
  • Hora: 20:30
  • Asistencia: Casi Tres Cuartos
  • Componentes:
    Jean-Michel Pilc (piano)
    Thomas Brammerie (contrabajo)
    Pierre Dayraud (batería)

 

  • Comentario: Esta vez con “sólo” 11 minutos de retraso y con bastante más humildad de la demostrada por James Carter el día anterior (ordenando retirar la proyección de su propia imagen al fondo del escenario) se presentó el trío del pianista francés Jean-Michel Pilc, ofreciendo una propuesta de sonido clásico y enorme dificultad técnica, encuadrable junto a otros grandes tríos europeos (las comparaciones con Esbjörn Svensson y Bojan Zulfikarpasic son inevitables, si bien afortunadamente el trío de Pilc atesora un sonido peculiarmente propio).

    El parisino arrancó el concierto pellizcando las cuerdas de su piano como introducción a un divertido popurrí de temas de Thelonious Monk precedido por una composición propia y una versión del Footprints de Wayne Shorter sobre complicada métrica, siendo esta una de las señas de identidad de este grupo. Los desplazamientos rítmicos y las variaciones entre tiempos binarios y ternarios fueron una constante durante todo el concierto, aportando intriga e intensidad a la música. En muchos momentos era difícil reconocer una referencia rítmica clara, si bien los tres músicos dominaban a la perfección tiempo y espacio. Las continuas citas del pianista daban la sensación de asistir a interpretaciones de temas dentro de otros temas. Al medley monkiano le sucedió Spring Suite, arreglo para trío de jazz de una banda sonora compuesta por el mismo Jean-Michel Pilc. La suite se tornó oscura y evocadora, ofreciendo alguno de los momentos de mayor calidad musical de la noche, con unísonos perfectos y silencios milimétricos; una coreografía musical cuidada hasta en el más insignificante detalle. Es en este punto donde debemos referirnos a la excelente sección rítmica del trío. El contrabajista Thomas Brammerie ofreció una técnica excelente, capacidad de interpretar rápidos pasajes, adaptabilidad al complejo contexto rítmico y una afinación impecable. Pierre Dayraud, por su parte, dejó una huella especial en los oyentes, tornándose como batería delicado, nada ruidoso y pendiente siempre de las evoluciones de sus compañeros en busca de interacción. Pocos baterías escuchan como lo hace Dayraud, y la forma en que alternaba mazas, baquetas, escobillas y sus propias manos aportaban serenidad y buen gusto al acompañamiento.

    Los aspectos comentados siguieron desarrollándose a lo largo de todo el espectáculo. Los desplazamientos rítmicos daban la sensación de que el grupo se encontraba siempre “en el aire”, si bien el control de la situación por parte de los intérpretes era total. Pilc se enzarzó en más de una concesión a la galería, alternando sutiles pasajes en agudos con incendiarios solos en los que desplegó una técnica salvaje. Merece especial reconocimiento la versión del parkeriano Scrapple From the Apple, donde la pasión musical llegó a su punto más alto. Paradójicamente el grueso del concierto puede ser calificado de algo plano, resultando la sorpresa inicial en cierta monotonía en esta última fase del show. El Moonlight with Emma (dedicado a su mujer) volvió a mostrar más de lo mismo, y el corto bis final fue el buen colofón a poco más de hora y media de música inteligente y bien construida, si bien algo fría en ciertos momentos.