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    LARRY CORYELL POWER TRIO
  • Fecha: 8 mayo 2005
  • Lugar: Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista (Madrid).
  • Hora: 20:00
  • Asistencia: Un Cuarto
  • Componentes:
    Larry Coryell (guitarras eléctrica y acústica)
    Mark Egan (bajo eléctrico sin trastes)
    Paul Wertico (batería)

  • Comentario: El altísimo precio de las entradas (18 euros) y, posiblemente, la buena tarde que hizo en Madrid, fueron a buen seguro los argumentos que justificaron tanta escasez de público en el San Juan Evangelista. El cartel auguraba todo lo contrario, y las previsiones fueron superadas con creces. Se juntaban sobre el escenario tres de los mejores intérpretes jazzísticos de hoy en día en sus respectivos instrumentos, tres músicos a veces criticados por extremos, otras por sencillos. El término medio lo encontraron, sin duda, en esta actuación.

    Mala tarde para los que esperaban escuchar un amplio despliegue de artificios técnicos. El Power Trio se dedicó a explorar diversas secuencias armónicas englobadas en las corrientes centrales del jazz, en busca del lenguaje, la expresión y la emotividad, y poniendo a su servicio los innumerables recursos técnicos que los tres músicos atesoraban. Larry Coryell se mostró lírico y emotivo, alternando sus solos entre partes melódicas e improvisaciones por acordes, utilizando sus habituales rápidas escalas sólo de vez en cuando. Más jazzista que nunca. Mark Egan dio una lección maestra de bajo eléctrico desde que apareció sobre el escenario hasta su última nota, y Paul Wertico nos enseñó su vertiente más tradicional, a la que ya nos tenía acostumbrados en su propio trío (John Moulder a la guitarra y Erich Hochberg al contrabajo), si bien se mostró como el más “ruidoso” del grupo (el descompensado sonido registrado durante la tarde posiblemente tuviera algo que ver).

    El repertorio, perteneciente en gran parte al recién grabado Tricycles, alternaba composiciones propias con estándares de Monk o Luiz Bonfá, quedando espacio para todo tipo de formas y estructuras cordales. Mención especial merece la atención que los tres intérpretes ponían en escuchar a sus compañeros. La interacción era total y el tiempo de reacción a estímulos externos mínimo. Si Coryell improvisaba en semicorcheas Wertico se centraba en que su ride caminara e Egan trazaba bonitas líneas de walking bass respetando la armonía y sin apenas variaciones. Bastaba un primer acorde trazado por el guitarrista para que los miembros de su sección rítmica (ambos ex-Pat Metheny Group, sólo que en diferentes épocas) cambiaran su discurso, el bajista buscando notas más largas y juegos armónicos sobre pedales y el batería de Chicago utilizando su plato chino como recurso enfático y elevando el volumen de su bomo y caja.

    Por si fuera poco, el espectáculo estaba diseñado con gusto y variedad. Hacia la mitad del show Coryell cambia eléctrica de jazz por acústica, interpretando un par de temas a guitarra sola y haciendo gala de su excelente uso de armónicos, llegando incluso a interpretar melodías completas sólo con esa técnica. Un bis de dos temas dio fin a un concierto no muy extenso, pero sí muy intenso. El aplauso final de los pocos asistentes fue cálido y sincero. Tres músicos entregados que dieron lo mejor de sí mismos e hicieron las delicias del respetable en la cálida tarde dominical.