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DAVE HOLLAND BIG BAND
Jazz En la Costa

  • Fecha: 21 de Julio de 2005.
  • Lugar: Parque El Majuelo (Almuñécar), Granada, España
  • Componentes:
    Antonio Hart: Saxo soprano y flauta.
    Mark Gross: Saxo alto.
    Mark Turner: Saxo tenor.
    Gary Smulyan: Saxo barítono.
    Robin Eubanks, Jonathan Arons, Josh Roseman: Trombones.
    Taylor Haskins, Alex Spiagin, Duane Eubanks: Trompetas.
    Steve Nelson: Vibráfono y marimba.
    Dave Holland: Contrabajo.
    Nate Smith: Batería.






Mark Turner
© Diego Ortega Alonso

  • Comentario: En medio de una extensa gira europea, y recién llegados desde Roma, aparecieron en Almuñécar Dave Holland y los componentes de su Big Band, un día antes de tocar en el Universijazz de Valladolid y cerrar la gira un día después en Barcelona. Ante semejante paliza no sería de extrañar que los músicos flaquearan en su actuación, porque los kilómetros suelen pesar en el intelecto. Sin embargo, la big band de Holland no mostró en algún momento de su actuación síntomas de flaqueza; ni el más pintado podría imaginarse lo que esta formación sería capaz de ofrecer en su plenitud de facultades. Porque estuvieron magníficos, brillantes.

    El escenario situado bajo el castillo de San Miguel pocas veces había contado con tal cantidad de artistas encuadrados todos en un mismo proyecto, y del calibre y el respeto internacional con que cuenta esta big band y el músico que le da nombre (recordemos que el año pasado le otorgaron cinco premios: mejor álbum de jazz Extended Play-Live at Birdland, mejor grupo acústico Dave Holland Quintet, mejor big band, mejor bajista y artista del año. Ahí es nada…). Así que sobraban las presentaciones. El ansia de quien espera un manjar sentado en la mesa, es comparable a lo que el que escribe estas líneas sentía cuando entró una hora antes del comienzo del concierto, y ocupó las sillas centrales de la primera fila. Si quieren, pueden añadirle a eso los tres cuartos de hora que un servidor pasó junto a Holland entrevistándolo en nombre de esta casa y de todos los que aquí participan, y tal vez puedan aproximarse a las ganas con las que esperaba la salida de los músicos al escenario.

    Y entonces, se hizo la luz. Tras el saludo a los patrocinadores y la presentación, los músicos salieron a escena y se situaron ante sus instrumentos, todos sentados ante sus partituras, con la lógica excepción de Dave Holland y Steve Nelson. Holland presentó uno por uno a su formación, agradeció al público la inmensa ovación que despertó la aparición de la banda, y comenzaron con un arrollador Bring It On. Lo primero que me llamó la atención es la perfecta comunión que se establecía entre los músicos, un grado de solidez difícilmente igualable. Y los arreglos… Madre del amor hermoso, qué arreglos, y qué forma de dialogar entre los vientos, qué perfecta sincronía y qué gran capacidad envolvente, con lo complicado que ha de ser que trece músicos suenen con tan exquisita solidez… Pero les estaba cubriendo las espaldas una increíble sección rítmica comandada por Holland y con un Nelson disfrutando y un Smith que más que tocar la batería parecía fundirse con ella.

    El primero en levantarse (y con ello pronunciar su solo) fue Mark Turner, que dio rienda suelta a su saxo entre el sonido de sus compañeros. Posteriormente lo hizo Robin Eubanks, haciendo gala de una excelente interpretación. Pero el momento cumbre de la pieza fue el diálogo que establecieron entre él y Turner, intercambiando sonidos que saltaban de escalas y que, en el momento del tema en el que el ritmo adquiere tintes latinos, alcanzaron niveles de diálogo y de virtuosismo que, concretamente en trombón, un servidor jamás había presenciado.

    Y es que cada una de las ocho piezas que interpretaron se podría despiezar por separado y analizar como si se tratasen de organismos cerrados y perfectos. El excelente trabajo de Holland no sólo como compositor, sino como arreglista, adaptando los temas de su quinteto para la Big Band y adaptando composiciones de algunos de sus músicos como Haskins o Eubanks, nos podrían dar para escribir un buen puñado de páginas, pero pronto llegaría el momento en que nos quedaríamos sin calificativos, puesto que todas y cada una de las piezas rozaron la perfección.

    El segundo tema que interpretaron fue el Blues for C.M., un estupendo homenaje de un maestro del contrabajo al que quizás haya sido uno de los más grandes intérpretes, arreglistas y compositores que ha dado la Great Black Music. El solo con que comenzó Holland esta pieza, y la forma con la que introdujo el blues y, por consiguiente, los vientos, levantó aplausos de puro placer. La gente se miraba entre sí como intentando demostrarle al resto que sí, que estaban allí, que no era un sueño hermoso y aquello estaba realmente sucediendo: la magia del jazz se mostraba en la sonrisa de un público entregado al deleite del acto artístico.

    Holland, al terminar cada tema, presentaba a aquellos músicos que habían tenido una participación más activa en el desarrollo del mismo y aprovechaba para presentar el que tocarían posteriormente. Así, pasaron a tocar la pieza Move 2, una composición de Taylor Haskins que sonó realmente bien, respaldada por la línea de trombones que reposaban ante el solista y abriendo camino para el lucimiento de los saxos. E inmediatamente después pasaron a interpretar el fantástico corte compuesto por R. Eubanks Mental Images, del último trabajo de la banda, Overtime. Dave Holland realiza una preciosa introducción que es respaldada perfectamente por el vibráfono de Steve Nelson, cuyo trabajo en la Big Band es para un servidor tan esencial como irreemplazable. La trompeta de Duane Eubanks, hermano de Robin, es en este set la encargada de llevar la voz cantante, que parece llamar a su hermano a unirse a la fiesta y finalizar el tema por senderos paralelos.

    Tras interpretar A Rio, dedicada a la ciudad brasileña, se echaron al monte y se marcaron un The Razor´s Edge para recordar. Sobre el ritmo marcado por Holland y bajo las pinceladas de un Nate Smith espléndido,las líneas de trompetas, trombones y saxos empezaron a soplar ráfagas de viento entre las cuales destacó sobremanera el protagonista elegido para este tema, que no era otro que el barítono Gary Smulyan. Es increíble cómo tantos músicos pueden compenetrarse entre sí para liberalizar, en ciertos pasajes, la melodía y volver a agarrarla, con una sincronía ejemplar… He aquí el poder de la música, de nuevo. Y Holland contento, sin parar de sonreír, cómplice con sus músicos, y sus dedos volando por entre las cuerdas de su precioso contrabajo rojizo.

    El concierto llegaba a su fin y tras la interpretación del corte Free For All, Dave Holland volvió a presentar a la totalidad de su formación entre vítores y aplausos de un público que, conforme avanzaba la velada y justo antes de terminar, iba asimilando la calidad del espectáculo que acababa de presenciar. Pero el solicitado bis no se hizo esperar y Last Minute Man fue el tema elegido para la ocasión que cerró la noche más inolvidable que un servidor vivió en el Festival de Jazz en la Costa.

    Texto y fotografías por Diego Ortega Alonso.