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DAVE SAMUELS & GRANADA BIG BAND
Festival de Jazz de Granada 2005

  • Fecha: 17 de Noviembre de 2005.
  • Lugar: Teatro Isabel La Católica (Granada)
  • Componentes:
    Gregorio Buendía, Miguel Ángel Romero,
    Antonio Alba y Antonio G. Maroto Trompetas.
    Daniel Anarte, Juan Manuel Pamblanco,
    Manuel Vargas y José Antonio Rodríguez Trombones.
    Rogelio Gil y Juan José Rodrigo Saxos altos.
    Agustín Sánchez y Antonio González Saxos tenores.
    Toto Fabris Saxo barítono.
    Celia Mur Voz.
    Guillermo Morente Contrabajo y bajo eléctrico.
    Alejandro Serrano Piano.
    Julio Pérez Batería.
    Kiko Aguado Guitarra y dirección.

    Invitado especial: Dave Samuels vibráfono

Dave Samuels & Granada Big Band

  • Comentario: La cita anual de la Big Band de Granada con el Festival Internacional de Jazz volvía a deparar uno de esos encuentros con un gran músico, a los que nos va acostumbrando esta formación año tras año. En la anterior edición pudieron contar con la presencia de Benny Goldson y Miguel Ríos, y este año ha sido el vibrafonista de Chicago Dave Samuels quien ocupó la plaza reservada para los invitados de lujo. Pero antes, la formación granadina se ocupó de interpretar unos cuantos standars sin la participación del vibrafonista.

    Primero saltó al escenario el director de la Big Band, Kiko Aguado junto con el batería Julio Pérez, y posteriormente se incorporaron el resto de los 16 instrumentistas. La distribución de los músicos sobre el escenario se estructuraba de manera que la sección rítmica (piano, batería, guitarra y contrabajo) quedaba a la izquierda del escenario, y los vientos a la derecha (trompetas atrás, en el centro los trombones y delante los saxofones). En el centro, el espacio se ocupaba con los vibráfonos acústico y eléctrico del solista de la noche.

    El primer tema lo comenzó Kiko con su guitarra invitando a los demás músicos a seguir sus pasos. El estilo impregnado al tema se podría calificar de “bensoniano”, por su parecido con la rítmica de la música de George Benson de finales de los sesenta, con aires claramente latinos.

    Después del comienzo de la big band presentaron a la cantante de la formación, la granadina Celia Mur, que salió a escena entre una inmensa ovación por parte del público. Situada frente a los vientos, la cantante interpretó un buen puñado de standars que hicieron las delicias del respetable, sobre todo de los aficionados (que eran muchos) al swing. Conciertos de este tipo deberían dar opción a ser vistos de pie, puesto que la música invitaba al baile, y la propia Celia Mur así lo hacía ver con su continuo movimiento mientras cantaba. Standars como Cry me a river, Out of nowhere o The man I love de Gershwin sonaron en el Isabel La Católica. Jazz de humos en el contraluz, para amantes del club.

    Y eso que el micrófono de la Mur se encargó de dar batalla con acoples varios… De nuevo, las típicas complicaciones de un evento realizado deprisa y corriendo, en esta ocasión, por las inclemencias meteorológicas: La niebla impidió que Dave Samuels partiera desde Valencia cuando debía hacerlo, y la compañía Iberia se encargó de perder, como ya le sucediera una semana antes a Haden, el equipaje de Samuels.

    El que fuera uno de los miembros fundadores de Spyro Gira saltó al escenario media hora después de la aparición de Celia Mur, y se colocó al frente de su instrumento para comenzar con una composición de clara influencia latina. Haciendo alarde de una excelente técnica mantuvo diálogos musicales con guitarra, saxo tenor y órgano, y después gran parte de la formación dejó el escenario para convertirse en septeto. Este segundo tema comenzó de manera espectacular, tocando Samuels en principio un vibráfono eléctrico, aplicando a la formación un ritmo que se repite a lo largo de la composición y añadiendo capas de sonido a medida que los instrumentos se van uniendo al ritmo aditivo marcado por el vibrafonista de Chicago.

    Posteriormente, tras la inmensa ovación del público, Dave Samuels comenzó en solitario un tema de influencia monkiana, con un ritmo constante del bajo (eléctrico, ahora) de Guillermo Morente, al que se añade poco a poco el piano. Los ritmos se entrecortan y las piernas del respetable se mueven.

    Ya con el ambiente caldeado, vuelven a los ritmos latinos con unos arreglos muy bien resueltos, difícil empresa coordinar a 18 músicos a la vez… El concierto pasa por ser una selección de temas que a veces no encajan de manera global, pero dadas las características del proyecto (recordemos que la Big Band y el artista invitado sólo habían tocado juntos unas horas antes en las breves pruebas de sonido que pudieron hacer), el resultado se podría calificar de satisfactorio. El tema de Oliver Nelson One steps ahead sirvió para apreciar una buena sintonía entre el baterista y el vibrafonista, asimismo, el bajo eléctrico también se entendió a la perfección con ambos.

    Tras un guiño a Zappa que el respetable agradeció a Samuels, el concierto finalizó después de casi dos horas de música en la que el vibrafonista de Chicago se mostró en todo momento agradecido a la gran acogida por parte de un público granadino ejemplar.

    Diego Ortega Alonso