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THE VANDERMARK 5

  • Fecha: 17 de Noviembre de 2005.
  • Lugar: Bogui Jazz (Madrid)
  • Hora: 23:00
  • Asistencia: 60 personas aproximadamente
  • Componentes:
    Ken Vandermark: Saxo barítono, clarinete y clarinete bajo
    Dave Rempis: Saxo tenor y alto
    Kent Kessler: Contrabajo
    Tim Daisy: Batería
    Fred Lonberg: Cello
  • Comentario: En el barrio madrileño de Chueca hace un par de meses se inauguró el sofisticado Bogui Jazz (merece la pena conocerlo, un gran anfitrión), donde, con 20 minutos de retraso por el que se pidieron disculpas, aparecieron, con humildad y simpatía The Vandermark 5. Un puñado de personas nos encontrabamos para disfrutar de uno de los grandes músicos del jazz actual.

    El concierto transcurrió, principalmente, con las ultimas composiciones de Vandermark, ya con Tim Daisy como batería, como una magnífica “Suitcase”, en homenaje a Ray Charles, Elvin Jones y Steve Lacy. Tambien hubo tiempo para una nueva composición donde las pausas se convirtieron en lo más destacable, convirtiendose cada nota tocada en una interrupción.

    El cello, desconocido para mí junto a Vandermark de Fred Lonberg, empezó un poco fuera del grupo llegando a ser incluso estridente en el primer tema, fue canción a canción tomando peso en el concierto, dando al quinteto un aspecto más rock en algunos momentos, sobre todo tocando a dúo junto a Kent Kessler. El contrabajista demostro la clase que tiene como músico, acentuando el protagonismo de los vientos. Tim Daisy estuvo al nivel y sostuvo al grupo rítmicamente. Los solos frenéticos de Dave Rempis hicieron estremecerse al público, su manejo del saxo alto es hipnótico, y con el tenor se compenetraba perfectamente con los clarinetes de Ken Vandermark. El de Chicago estuvo impecable, el saxo barítono se ha convertido en su instrumento habitual y lo maneja tan bien o mejor que el tenor, sus disonancias increibles, y sus improvisaciones muy creativas.

    The Vandermark 5 trajeron a Madrid lo que se esperaba de ellos, una mezcla de hard-bop y free jazz. Se apreció su gran capacidad como grupo y la alta calidad de las improvisaciones. Una hora y cuarenta minutos que hicieron disfrutar a la pequeña familia que nos reunimos en el Bogui Jazz.

    © 2005 Diego Calzada