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ESPERANZA SPALDING
31º Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz. Jazz del siglo XXI.

  • Fecha: 21 de julio de 2007.
  • Lugar: Teatro principal (Vitoria).
  • Componentes:
    Esperanza Spalding: contrabajo y voz.
    Leo Genovese: piano, Fender Rhodes, melódica, voz.
    Lyndon Rochelle: batería y voz.

  • Comentario: Esperanza Spalding es una mujer afroamericana guapa, de aspecto frágil, que tan sólo cuenta con 23 años de edad y toca el contrabajo y canta. Semejante carta de presentación, así como el hecho de que compartiera la última jornada del Festival de Jazz de Vitoria con Norah Jones podría hacer suponer a priori que su inclusión como líder en el cartel del festival obedeciera a una temprana amortización de prematuros criterios comerciales. Pero los que tuvimos la suerte de verla en el Festival de Jazz de Móstoles hace un mes con Joe Lovano ya habíamos superado todos los prejuicios.

    Esperanza Spalding es una fuerza de la naturaleza. Su envidiable técnica de contrabajo viene avalada por su puesto de profesora en la Berklee School of Music. Su sonido es penetrante y su energía contagiosa. Siempre sonriente, y bailando al son de su propia música, este prodigio de coordinación ataca sus líneas de bajo con lenguaje, improvisa con gusto y canta a la vez con soltura sin perder precisión en su labor contrabajística. Esperanza Spalding no es una anécdota, sino un nombre a tener en cuenta. En su cita vitoriana presentaba su primer disco, Junjo (editado por la compañía barcelonesa Ayva Music), labor que afrontó con desparpajo y espontaneidad.

    Muy bien secundada por el batería Lyndon Rochelle y un Leo Genovese que rozó la perfección al piano, la Spalding supo conformar un repertorio variado que compensaba sus devaneos vocales con el hacer instrumental del trío. Abarcando un amplio abanico jazzístico apoyado en originales, el reconocimiento popular vino de la mano de "Body And Soul" y el brasileño "O bem do mar", donde la voz de Esperanza se expresó con dulzura y sentimiento. Técnicamente su coordinación entre ambas extremidades superiores la permite volar sobre el contrabajo como si tocar dicho instrumento fuera algo sencillo. Su dominio del mástil y del oído la permite abordar cualquier nota independientemente de su altura sin necesitar mirar su mano izquierda ni apoyarse en notas de referencia.

    Esperanza Spalding sorprendió en su debut alavés, hasta el punto de compartir con e. s. t. el privilegio de ofrecer dos bises. El primero demostró una claridad de ideas que esperamos no fructifique ("sé que esto es un festival de jazz, pero le quiero comprar una casa a mi madre, así que voy a tocar un tema pop"), el segundo fue abordado en solitario, sin piano ni batería. Solas ella, su contrabajo y su voz. Con su inconfundible pelo a lo afro, su dulce carita de niña buena y su perpetua sonrisa , Esperanza Spalding parece estar viviendo un sueño, y tal vez sea así. En todo caso, de momento se lo merece.

    © 2007