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ALEXANDER VON SCHLIPPENBACH - MONK'S CASINO
Ciclo Jazz en Outono - Fundación Caixa Galicia

  • Fecha: 09 de noviembre de 2007.
  • Lugar: Teatro Colón (La Coruña).
  • Componentes:
    Alexander von Schlippenbach: piano
    Alex Dörner: trompeta
    Rudi Mahall: clarinete bajo
    Jan Roder: contrabajo
    Uli Jennessen: batería     
  • Comentario:
    Pocas veces hemos tenido el privilegio en La Coruña de disfrutar de un espectáculo tan cautivador como el que von Schlippenbach y sus colegas ofrecieron el pasado viernes en el Colón. La lectura que hace el pianista berlinés de la atemporal obra de Thelonious Monk es sencillamente genial y, salvando las distancias que impone la diferencia de formación, supera con creces otra obra cumbre de la revisión monkiana: la que grabó el irreverente Anthony Braxton en 1987 bajo el título de Six Monk’s Compositions. Su propuesta no es otra que la de ofrecer al público la música de Monk como un surtido de bombones, cada uno con formas y envoltorios diferentes y cada uno con alguna sorpresa agazapada. La maleabilidad de las estructuras, la capacidad exquisita para jugar con el tempo, las improvisaciones colectivas, el sentido melódico contrastado con la improvisación abierta, el caos expuesto y controlado, la contraposición de los obligados con la libertad absoluta… Todo, en fin, redundó en un espectáculo mayúsculo en el que no faltó un contagioso sentido del humor que tanto se echa en falta en muchos músicos norteamericanos. El frontline formado por la singular pareja Dörner/Mahall funciona por momentos como si fuesen un ángel (el trompetista con su fraseo limpio y bopero) y un diablo (el clarinetista inquieto y revoltoso) enfrentados en una dialéctica deliciosa. Por arte de magia, algo tan difícil y arriesgado como jugar con la enrevesada, incómoda y escurridiza música de Monk, se convirtió el pasado viernes, en manos de cinco catedráticos, en cosa de niños. Incluso tuvimos la oportunidad de escuchar al von Schlippenbach más furibundo en un precioso dúo con el baterista quien, junto al incansable Roder, mantuvo en pie milagrosamente el complicado entramado rítmico del concierto. Un bravo merece también el público coruñés por haber disfrutado de lo lindo, demostrando así su inteligencia. Son conciertos así los que se merece.

    © 2007  Quinito L. Mourelle