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CHICK COREA & BÉLA FLECK
XXIV Festival de Jazz de Madrid

  • Fecha: 12 de noviembre de 2007.
  • Lugar: Teatro Circo Price (Madrid).
  • Componentes:
    Chick Corea: piano.
    Béla Fleck: banjo.
  • Comentario:
    Tres han sido los conciertos del presente Festival de Jazz de Madrid desterrados del Centro Cultural de la Villa (de discreto aforo), quizás los tres con más tirón de público: Harry Connick Jr., The Manhattan Transfer y este dúo entre Chick Corea y Béla Fleck. Desconocemos quién fue la lumbrera que, en busca de un recinto de mayor tamaño, decidió llevar el jazz al Circo Price. La altura del local, las estructuras metálicas de la parte superior y los equipos de P.A. (por los que el respetable escucha a los músicos) situados a unos tres pisos sobre la pista central facilitaron una calidad de sonido terrorífica, proyectando la música a un volumen exiguo, anulando el brillo de los instrumentos e incluso ocasionando un pequeño retardo.
     
    En lo estrictamente musical, Corea y Fleck abandonaron el boato de sus formaciones eléctricas para presentar su álbum a dúo The Enchantment, un buen trabajo donde ambos se encuentran a gusto y dialogan con soltura y estilo. El directo madrileño (que comenzó con casi 25 minutos de retraso), si bien ofreció momentos excelentes, adoleció de un exceso de virtuosismo, encontrando en algunas ocasiones a los dos intérpretes arpegiando rápidamente a la vez (Corea a dos manos) y marcando simultáneamente el bajo de los acordes, en una sobrecarga de información sonora. Se echó de menos un mayor uso de los silencios, así como más originalidad en el planteamiento de los temas. Prácticamente todos comenzaban de forma abierta e intimista, casi new age, presentando la melodía y dando paso a unas ruedas de solos in crescendo que finalizaban en una orgía de notas. Una fórmula que, a base de ser repetida hasta la saciedad, resultó efectista.
     
    No nos engañemos, Chick Corea y Béla Fleck son dos músicos extraordinarios y daba gusto escuchar sus evoluciones en el escenario del Price, pero se echaba en falta más trabajo de exploración y un menor uso de clichés preestablecidos, ungüentos mágicos que garantizan un cierto nivel de éxito (de cara al público), pero que obstaculizan la búsqueda incisiva en favor de la seguridad de lo conocido.
     
    El dúo se movió entre el jazz, los ritmos latinos y la improvisación sobre un aparente contexto clásico, sin swing. Los momentos más brillantes se basaron en la precisión con que interpretaban vertiginosos unísonos y en la interacción dirigida por el acompañante, no por el solista. Fleck mostró una humilde actitud de alumno (de hecho presentó a su compañero como “my hero” – “mi ídolo”), siempre pendiente de los caminos tomados por el pianista, aunque demostró ser bastante más melódico que éste. Un innecesario descanso de 20 minutos estuvo a punto de arruinar el concierto, pero ya se encargó Corea de salvarlo al recurrir para el bis a uno de sus clásicos, “Armando’s Rhumba”. Al final, fueron casi dos horas de tiempo real de concierto. ¿El último de jazz en el Circo Price (con permiso de Manhattan Transfer)? Esperemos.

    © 2007  Arturo Mora Rioja