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MICHAEL FISCHER – TOM CHANT

  • Fecha: Viernes, 31 de octubre de 2008 .
  • Lugar: concierto organizado en un domicilio particular (Barcelona).
  • Componentes:
    Michael Fischer (saxo tenor y violín)
    Tom Chant (clarinete bajo y saxo soprano)
  • Comentario:

    El concierto número 180 organizado por el colectivo de improvisación IBA reunió al austriaco Michael Fischer y al irlandés Tom Chant. Estaba prevista la presencia del guitarrista gallego Pablo Rega, pero problemas de orden logístico lo impidieron. El concierto consistió en seis improvisaciones, cuatro individuales que se fueron alternando los músicos con distintos instrumentos, y dos improvisaciones conjuntas finales.

    Las dos de Chant, la primera al clarinete bajo –con el que no le había visto nunca– y la segunda al soprano, fueron, como es habitual en él por lo que le he ido viendo últimamente, estupendas. Lleva ya bastante tiempo afincado en Barcelona, y aquí se le ha podido ver este mismo año con The Cinematic Orchestra (de la que es miembro estable), con el demoledor trío z1c0 (junto a Rega y al batería también gallego LAR Legido), pero sobre todo en un concierto en solitario dentro del ciclo Hipersons que me pareció impecable (y eso que tenía en contra a la mitad del público, con mucho Erasmus de por medio, dato importante y que merecería una reflexión aparte). Uno de los quids de su buen hacer, y se pudo comprobar la otra noche, es que es un instrumentista de varios registros y en todos ellos sabe aplicar una especie de visión musical o estructuración en tiempo real. Puede trabajar con el clarinete bajo haciéndolo sonar como un viejo Moog, y después con el soprano hacer uno de sus característicos ejercicios de respiración extrayendo chirridos, gimoteos o sonidos guturales. Pero lo notable en él es esa rapidez mental mencionada. Puede estar improvisando, sí, pero al mismo tiempo parece saber donde está conduciendo su intervención. Así que es una improvisación pero al mismo tiempo los factores aleatorios están minimizados por una especie de idea compositiva, muy básica si se quiere, pero idea a fin de cuentas.

    Por su parte, las dos piezas de Fischer, la primera al tenor y la segunda aplicando al tenor una especie de feedback rudimentario mediante la introducción de un pequeño micro en su interior, fueron desiguales. Mientras la primera me pareció más lograda, demostrando que es un saxofonista que trabaja su instrumento y que tiene muchas tablas en este tipo de encuentros, en la segunda, en cambio, me pareció que se liaba un poco con el dispositivo, buscando a veces efectos un tanto anodinos. Si en la primera nos ofreció una sucesión constante y con cierta lógica, en la segunda la cosa se astilló por varios lados, dando pie a algún parón de esos que no son de los de “buscar el silencio” sino más bien de no saber hacia dónde tirar (esto es subjetivo, ya lo sé, pero la impresión fue tan viva que por eso la menciono).

    Las dos improvisaciones finales reunieron a los dos. En la primera Fischer se hizo cargo del violín mientras Chant recuperaba el clarinete bajo; en la segunda, Fischer recuperaba el tenor y Chant el soprano. Las impresiones que tuve vendrían a abundar en lo dicho: Fischer me pareció que flojeaba con el violín, cediendo con muy buen criterio el mando a Chant, pero en la última al tenor volvió a recuperar el buen pulso. Chant estuvo muy bien en las dos, tocó, condujo y creó las cosas más bellas.

    Después, pensando un poco en lo visto, se me ocurrió que estuvimos ante dos improvisadores radicalmente distintos, tanto por cuestiones musicales como generacionales o de concepción. Fischer es un veterano, está preocupado por cuestiones relativas al sonido y está envuelto de una cierta estética musical electroacústica, aunque a veces cae en algunos dejes algo “funcionariales”. Chant es mucho más joven, ha estado relacionado con el rock además de con la escena improvisadora inglesa, y me parece que tiene un sentido lírico innato que no es muy común dentro de la improvisación. Ninguno es mejor que el otro, los dos son tipos que trabajan lo suyo, pero particularmente me satisface más el segundo. Por dar que pensar, la de la otra noche fue una buena velada cortesía de IBA.

    © 2008 Jack Torrance