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WILLIAM PARKER “THE INSIDE SONGS OF CURTIS MAYFIELD”
27º Festival de Jazz San Juan Evangelista

  • Fecha: Viernes 24 de octubre de 2008.
  • Lugar: Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista, Madrid.
  • Componentes:
    Lewis Filip Barnes: trompeta.
    Darryl Foster: saxos soprano y tenor.
    Sabir Mateen: saxo tenor y flauta.
    Leena Conquest: voz y baile.
    Amiri Baraka: voz.
    Dave Burrell: piano.
    William Parker: contrabajo.
    Hamid Drake: batería.

  • Comentario:

    William Parker fue el encargado de abrir el 27º Festival de Jazz San Juan Evangelista (y por extensión la 25ª edición del Festival de Jazz de Madrid). Un auditorio casi lleno respondió a la llamada del Johnny que este año, según reza el título del festival, propone “una mirada al jazz contemporáneo desde el contrabajo entre EE.UU. y Europa. En recuerdo de Charles Mingus que abrió el camino al jazz actual”. Nada mejor para ello que el concierto de uno de los contrabajistas imprescindibles en el jazz de la actualidad, más allá de las etiquetas. Unas etiquetas que es más que seguro que fueron las responsables de algún que otro despiste entre parte de los asistentes acerca de la posible orientación de The Inside Songs Of Curtis Mayfield. En este hecho seguramente influyeron la adscripción de Parker a la vanguardia neoyorkina, el haber sido compañero durante muchos años de dos músicos de la talla del pianista Cecil Taylor y del saxofonista David S. Ware, o sus propios proyectos. Sorpresivamente para algunos la propuesta con que nos visitó en el San Juan, al igual que le sucede a su quinteto Raining On The Moon, está orientada a unas composiciones que beben de la música negra y en las que el soul es uno de sus componentes principales.

       

    Las voces superpuestas de la cantante y bailarina Leena Conquest y del poeta y recitador Amiri Baraka fueron los instrumentos que tuvieron un papel preponderante a lo largo de todo el concierto. William Parker y el batería Hamid Drake (un tándem rítmico insuperable) tejieron un colchón rítmico que, a la vez que servía de apoyo a los dos vocalistas, permitió trabajar al resto de los músicos (dos saxos, trompeta y piano) con total comodidad. Estos tuvieron una doble tarea. Por un lado reforzaron las melodías con unos arreglos muy efectivos, resaltando el trabajo de Baraka y Conquest, y las melodías del cancionero de Curtis Mayfield. Por otro lado mostraron su vertiente más libre en los correspondientes solos. El veterano pianista Dave Burrell fue el protagonista de una de las intervenciones más intensas del concierto, en la que comenzó suavemente y finalizó trabajando con gran intensidad en la sección aguda del teclado con la mano derecha, mientras su izquierda saltarina percutía hasta la parte intermedia del mismo. Hamid Drake y William Parker también demostraron su enorme capacidad como solistas. Drake es una máquina polirrítmica con una gran versatilidad y siempre está enorme. Da lo mismo que esté ejerciendo como componente imprescindible de la rítmica o realizando un solo: marca el ritmo de tal modo que hace que la música casi camine por sí sola. Parker destapó el tarro de las esencias con un solo de arco en el contrabajo magistral, en el que aunó la libertad en el planteamiento con su increible capacidad técnica para extraer sonidos insospechados de su instrumento.

     

    Otro aspecto muy importante fue la naturalidad con la que se fueron exponiendo los distintos temas. En ningún caso dio la impresión de que estuviesen superpuestos o de que se forzase la transición entre las distintas orientaciones a la hora de exponer el repertorio. Un buen ejemplo fue el primer tema, que ocupó la mitad del concierto aproximadamente. Allá se fueron encadenando una tras otro las partes vocales (con una estructura más restringida al formato de canción) y los solos (con una mayor libertad en su desarrollo) con una facilidad increíble.

    Este aspecto melódico y vocal no era lo que posiblemente muchos de los asistentes esperaban de tal reunión de militantes de la vanguardia más aguerrida. Sin embargo no fue problema para disfrutar de un gran concierto que se extendió a lo largo de una hora y tres cuartos. Buena muestra de ello fueron un más que merecido bis y la despedida del octeto músico a músico en forma de un divertido rap. Fue el mejor broche para un concierto memorable y un inicio inmejorable para este festival.

    Texto: © 2008 José Francisco “Pachi” Tapiz
    Fotografías: © 2008 Sergio Cabanillas