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MIKE STERN
Festival de Jazz de Ciudad Lineal

  • Fecha: 13 de noviembre de 2008.
  • Lugar: Centro Cultural San Juan Bautista (Madrid).
  • Componentes:
    Mike Stern: guitarra eléctrica.
    Bob Franceschini: saxo tenor.
    Chris Minh Doky: contrabajo y bajo eléctrico.
    Dave Weckl: batería.
  • Comentario:
    Mike Stern es uno de esos bichos raros de la escena jazzística contemporánea. Amanuense de un sonido y lenguaje propios, siempre se le acusa de llevar años y años contando la misma historia, pero es que no nos cansamos de oírla. En su cita madrileña, en el marco del festival del distrito de Ciudad Lineal, Stern ofreció un concierto muy similar al de hace cinco años en el Conde Duque (con Alain Caron al bajo, Lionel Cordew a la batería y Bob Franceschini repitiendo al tenor). El concepto de espectáculo, el diseño del directo y hasta la elección de varios de los temas se repetía. Pero Stern sabe aportar frescura a cada nota que interpreta, por previsible que sea.
     
    Con un repertorio basado en originales de sus tres últimos trabajos, Who Let The Cats Out?, These Times y Voices, el guitarrista de Boston confrontó secciones líricas interpretadas con suavidad con intrincados pasajes al unísono con el saxo tenor. A ratos fusionero, a ratos más jazzero, su excelente técnica y calidad de sonido brillaron con luz propia, si bien quemó demasiadas naves en su primer solo (sobre el blues menor “Tumble Home”), que no logró superar a lo largo del resto del concierto. Rápidos desarrollos motívicos, acordes estáticos sobre los que cambiar el bajo, bending de notas agudas… Stern hizo uso de todo su arsenal, despuntando en un dúo con la batería donde Dave Weckl sólo utilizó sus manos.
     
    Ver, precisamente, a Dave Weckl, era otro de los alicientes de la noche. Icono de la batería de jazz fusión en los ochenta, sigue demostrando un nivel técnico envidiable. Si bien en sus solos se gustó y dio al público lo que deseaba (cada improvisación era una especie de master class donde el incendiario uso de platos y tambores asombraba por lo preciso), supo trabajar para el grupo en sus acompañamientos, evidenciando buen swing y mejor groove. Chris Minh Doky ofreció un sonido conciso y un profundo respeto a la función del bajo en su Fender. Al contrabajo (un Yamaha eléctrico) asombró con su rapidez y afinación, especialmente en un número sin acompañamiento que precedió al bis. Bob Franceschini, por su parte, asumió su paradójico rol, quedando en segundo plano a pesar de tocar un instrumento tradicionalmente solista.
     
    Lo dicho: un espectáculo tan previsible como bien ensamblado, a cargo de cuatro monstruos en su estilo y con un público que se lo pasó muy bien. Se puede pedir más, pero quizás sea demasiado pedir.

    © 2008  Arturo Mora Rioja