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eRikm + FERRAN FAGES
Temporada “l’ull cec” 2008-2009

  • Fecha: 4 de febrero de 2009.
  • Lugar: Auditorio CCCB (Barcelona).
  • Grupos:
    Ferran Fages (tocadiscos acústico, objetos, mezclador, electrónica)
    +
    eRikm (reproductores CD, tocadiscos, electrónica)
  • Comentario:

    Ferran Fages abrió la noche con un set radical que consistió en una sesión a base de objetos aplicados sobre los platos de dos tocadiscos que giraban sin amplificar. Los sonidos que surgían eran recogidos por algunos micros para ser convenientemente procesados. Un dispositivo elaborado y difícil que tuvo algunos problemas para mí. En una improvisación de estas características hay al menos dos planos que puede percibir cualquiera. Uno sería el de la producción del sonido, mientras que el otro atañería al discurrir general, al orden.

    El primero de los aspectos, la generación de sonidos, me gustó. Fages consiguió extraer sonidos secos, brutos, de una cualidad acústica especial, pues no sonaban electrónicos ni por descontado digitales. Estaban sin pulir y sugerían algo cercano sin serlo. Como los collages de Scwhitters, que estaban compuestos con objetos, tickets o recortes que el dadaísta alemán encontraba por los suelos de la ciudad, y que tras su procesamiento se convertían en algo sumamente extraño. El segundo de los aspectos, que liga con esto último, sería el del ensamblaje, y desde mi punto de vista ahí empezaron los problemas. No es que fallara la continuidad, que además no había por qué exigírsela, pero sí falto que los bloques se relacionaran, se llamaran los unos a los otros. Esos bloques o segmentos quedaron como congelados, por más que en algún momento se pudieran conjeturar algunas posibilidades de interacción. Pero, en general, faltó conectividad a mi juicio. El deseo de rematar algo, no una idea necesariamente, pero sí una voluntad de animar el conjunto de las partes. Fue un problema plástico, y cuando digo plástico es en el sentido de la capacidad de adquirir una forma. Es extraño que ello, que tanto tiene que ver con el factor tiempo, se le escapará a Fages, alguien que ha demostrado que sabe sobradamente lo que es manejar tan etéreo factor (ahí está su último disco en Etude Records, Al voltant d’un para/·lel).

    Casi sin pausa, tras Fages subía al escenario el francés eRikm para presentarnos, de entrada, la pieza para dos reproductores de CD “Les protorhytmiques”, que concibió en 2005 junto a Luc Ferrari. Y he de decir que para mí ha sido una suerte poder asistir a un directo de esta pieza, en ese sistema cuadrafónico (o estereofónico doblado, como se prefiera). Ver cómo evoluciona, crece, ocupa su lugar en el tiempo, decrece y desaparece. Uno puede tener el disco y escucharlo las veces que haga falta, pero nunca será lo mismo. “Les protorhytmiques” es el paradigma de una obra abierta pero poderosamente concebida. Una obra que se puede modificar o modular sin que por ello cambie su forma general ni el juego de implicaciones que contiene. eRikm ofreció en Barcelona una interpretación enérgica, y en algunos puntos hasta rítmica, acentuando aspectos que en la versión discográfica por ejemplo quedaban más solapados. Pero, insisto, la pieza seguía siendo reconocible, familiar diría. En esta primera parte de su concierto, el francés mostró sus artes de un modo concluyente y depurado. Quizá pueda achacársele un deje virtuoso –que por otra parte no creo que él busque–, pero eso en ningún momento llegó a ocluir el torrente de imágenes sonoras que esta obra genera.

    En la segunda parte de su set, eRikm ofreció una pieza elaborada a partir de vinilos que contenían material procedente del célebre Groupe de Recherches Musicales, fundado en 1958 por Pierre Schaeffer y que aglutinó en su seno a Pierre Henry, Iannis Xenakis, Luc Ferrari, Bernard Parmegiani, François-Bernard Mâche o François Bayle, entre otros. Lamentablemente, ahí las cosas ya no salieron tan redondas. Trabajando esta vez sobre dos platos, eRikm mostró una técnica impecable y de nuevo ese vuelo “rítmico” que parece que va a ser una constante en sus próximos trabajos. Pero pecó de indefinición, algo que frente a un planteamiento como el de “Les protorhytmiques” difícilmente podría darse. Fue más descaradamente rítmico que en la primera parte, pero sin llegar a cuajar nada, sin decidirse a llevarlo hacia ese punto. Por otra parte, adoleció de un trabajo en profundidad sobre el extraordinario material del que disponía, esos registros históricos del GRM. Esta cuestión me pareció lo más alarmante, pues no parecía lo suficientemente motivado por un fondo documental que a todas luces exigía investigación, sospecha, preguntas. Es cierto que fue una improvisación sin una pauta sólida, como la de la pieza que había abierto su set, pero tampoco supo (o quiso) definir alguna(s) línea(s) de actuación, lo que acabó por ir en detrimento del resultado final.


    Texto: © 2009  Jack Torrance