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DIANNE REEVES
365 Jazz Bilbao

  • Fecha: 24 de marzo de 2009.
  • Lugar: Teatro Arriaga (Bilbao, Vizcaya).
  • Componentes:
    Dianne Reeves: voz
    Romero Lubambo: guitarra acústica de cuerdas de nylon y guitarra eléctrica
    Peter Martin: piano y Fender Rhodes
    Reginald Veal: contrabajo y bajo eléctrico
    Terreon Gully: batería


    Comentario: Era un clamor entre la afición de la capital bilbaína que la programación del festival 365 Jazz Bilbao para el primer trimestre de 2009 parecía un poco pobre, en comparación con la anterior. Menos figuras del renombre de Dave Holland, Ron Carter, Nils Petter Molvaer o Abdullah Ibrahim y más actuaciones nacionales (lo cual sólo denota que es más fácil verlas en nuestros escenarios y no necesariamente que sean de menos calidad). Pero las apariencias engañan, y prueba de ello es que estamos viendo actuaciones muy interesantes en las últimas semanas.

    El gran nombre de este trimestre era la cantante Dianne Reeves, una de las mejores vocalistas del mainstream actual. Su actuación prometía ser agradable para el público especializado y un buen espectáculo para cualquier neófito que, simplemente, quisiera ver a una gran cantante en acción. Pero pronto empezaron las sorpresas.

    La primera, un teatro Arriaga medio lleno, o medio vacío, según se mire –algo que no había ocurrido anteriormente en el festival–; esto fue producto, con toda probabilidad, de algunas incorrecciones y deficiencias en la promoción del evento. La segunda, una banda impresionante que no era la esperada: Peter Martin, Romero Lubambo, Reginald Veal y Terron Gully, ni más ni menos. Reeves ya había triunfado en el Jazzaldia donostiarra el verano pasado con su anterior banda de directo –que era, de hecho, la anunciada para Bilbao– y  no esperábamos decepcionarnos con ella, pero el nuevo grupo supuso una grata sorpresa.

    Antes de que Reeves llegase al escenario, el grupo empezó con un “Lotus Blossom” que anunciaba una gran velada, con Martin y Lubambo dándolo todo. La excelente música conseguía, a duras penas, abstraernos de los habituales problemas de sonido, que persistieron hasta bien entrado el concierto. Para cuando la cantante apareció, el público ya estaba a punto, y Reeves supo hacer ver rápidamente que ella era el plato fuerte.

    Con un dominio técnico espectacular, un scat generoso y elocuente y una paleta vocal interminable, Reeves pasó por la bossa, el gospel, el blues y el jazz siendo completamente fiel a su personalidad. Todo con mucha clase y con una curiosa mezcla de tradición jazzística y un carácter entre africano (de la mano de Veal) y brasileño (por cortesía de Lubambo) muy particular.

    Reeves era la protagonista principal, con lo que los músicos no pudieron lucirse en exceso –algo habitual en este tipo de conciertos– pero todos triunfaron a su manera. Martin aportó el punto sofisticado de la noche, con unos acompañamientos maravillosos, Veal protagonizó un blues a dúo con Reeves que dejó al respetable boquiabierto y Lubambo resultó tener más espacio solista que ninguno y no decepcionó en ningún momento. Gully pecó de personal y, lamentablemente, su forma de tocar no casaba con la música que se producía en el escenario; demasiado agresivo y contundente, aunque es innegable que tiene una gran capacidad técnica y que es un acompañante de primera.

    Así que el concierto de Dianne Reeves, lejos de ser un conciertillo agradable y tibio, resultó una estupenda velada de jazz vocal. Tan grandilocuente y excesiva como cabría esperar de una gran dama de la canción. Y ahora mismo Reeves es, entre las clásicas, la más grande.


    Texto © 2009  Yahvé M. de la Cavada