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EARTH / STEBMO

  • Fecha: 2 de abril de 2009.
  • Lugar: Apolo 2 (Barcelona).
  • Grupos:
    STEBMO:
    Steve Moore (teclados)
    Don McGreevy (batería)
    EARTH:
    Dylan Carlson (guitarra eléctrica)
    Steve Moore (teclados, trombón)
    Don Mcgreevy (bajo eléctrico)
    Adrienne Davies (batería)
  • Comentario:

    Dylan Carlson comenzó a forjar su leyenda hace casi 20 años, y lo hizo a partir de una concepción radical y extrema del doom metal. Pero ahora, y desde hace alrededor de una década, está en otro lugar. Sus intereses fueron mudando hasta meterse en una suerte de “americana” igualmente radical y extrema. Esto último es lo que suele oírse decir al respecto de su trabajo actual, aunque me parece que se trata de algo a la vez más sencillo y más profundo. Earth hoy expresa la música de un hombre aislado en su mundo, que no necesita de más, un pionero que está construyéndolo con sus propias manos. No necesita mucho. Es autosuficiente y se ha decidido a trabajar con algunas raíces perdidas, ya invisibles y distantes del rock.

    Se ha hablado también de la influencia de Neil Young y Crazy Horse en este estadio actual de la banda. Y en cierto sentido sería correcto, pero nuevamente con matices importantes a señalar. No hay que ver a Earth como seguidores suyos, sino más bien como un movimiento inverso. Desandan algunos de los pasos dados por el canadiense más que continuarlos. Por ejemplo, el sentido del tema, de la canción, ha variado, lentitud mediante, irremisiblemente. Y ese proceso y en ese proceso, lo repiten y se cruzan con otras concepciones netamente americanas del rock, desde la compacidad de The Stooges a la vaporosidad de los primeros Tortoise.

    La otra noche sirvió para apreciar la simplicidad y belleza de la actual fórmula de Earth: la mesmérica y tribal batería de Davies; el bajo de McGreevy, oscilando entre el sostén en la sección de ritmo y el apoyo armónico a la guitarra (con frecuencia dentro de una misma línea); la aparentemente poco elaborada guitarra eléctrica de Carlson, reinando en el espacio de la sala, parsimoniosa, incitante, y en cierto punto morbosa; y como sibilino contrapunto a ésta, el piano eléctrico Wurlitzer y el pequeño sintetizador de Moore, entremetiendo delicados comentarios melódicos. Por cierto, Moore también estuvo estupendo en el único tema en que tomó el trombón, con un solo muy interesante no por cuestiones técnicas sino porque representaba como una vuelta bluesy y rural dentro del planteamiento general, con un toque suavísimo y nada afectado, a la manera de aquellos viejos discos de los 50 del trío de Jimmy Giuffre con trombón (que era Bob Brookmeyer quien lo tocaba).

    El set estuvo compuesto básicamente de piezas de su último álbum, The Bees Made Honey in the Lion’s Skull (Southern Lord, 2008). En el concierto, como también en el disco, pudimos disfrutar de la finura de Carlson. De la singular manera de expresarse que ha desarrollado. De cómo coloca las notas. De cómo integra los vacíos y silencios. De ese estilo arrastrado y “lynchiano” (hay unas imágenes recurrentes en Twin Peaks, surgidas de la trama, localizaciones e infancia de Lynch –de los años que éste pasó en el Northwest–, que son esas panorámicas sobre los frondosos bosques de la cuenca noroeste, así como las ramas agitadas por el viento pero filmadas en cámara lenta). Resumiéndolo: su elixir es el mejor ungüento contra el priapismo del guitar-hero. Y, pensándolo bien, no me extraña que alguien como Bill Frisell, que no necesita meterse en ciertos fregados, aceptara participar en ese último disco de los de Seattle. No por nada, sino porque es un auténtico placer escucharlo.

    Antes de Earth, la noche comenzó con Stebmo, el proyecto personal de Steve Moore, cuyo disco acaba de aparecer hace unos meses. Fue una actuación breve, justo para encender motores antes de Earth. La fórmula con respecto al disco, que se beneficia de varias aportaciones por parte de colaboradores como Eyvind Kang que lo dotan de un colorido especial, resultó simplificadora en exceso. El mismo Moore a los teclados más Don McGreevy, el bajista de Earth, haciendo de baterista. Precisamente, esto último fue uno de los problemas que tuvo: demasiado funcional y rockero, le faltó gracia en algunos temas y, en general resultó demasiado seco en relación a las composiciones de Moore, que se mueven entre acentos más jazzy y más souleros (al menos en los temas que interpretaron la otra noche, algunos del disco, como “Blind Ross”).

    Texto: © 2009  Jack Torrance