RON CARTER QUINTET
XII Festival Internacional de Jazz de San Javier

  • Fecha: 4 de julio de 2009.
  • Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia).
  • Componentes:
    Ron Carter: contrabajo
    Stephen Scott: piano.
    Giulherme Monteiro: guitarra.
    Rolando Morales-Matos: percusión.
    Payton Crossley: batería.
  • Comentario:
     
     

    Gran expectación en el concierto de uno de los contrabajistas más emblemáticos e inspiradores de la historia del jazz: Ron Carter. Sus proyectos como líder y anteriormente como colaborador en los años 60, junto a Thelonious Monk y Don Ellis o como integrante del famoso quinteto de Miles Davis, así lo avalan. La contemplación, el silencio y la entrega del público fue una de las claves necesarias ante la exposición musical que tuvo lugar en el escenario del Auditorio Parque Almansa de San Javier, con un aforo casi completo. Para esta ocasión, el contrabajista venia acompañado de cuatro excelentes músicos, dos de ellos brasileños, algunos de los cuales han participado en la grabación de su ultimo álbum, Jazz & Bossa, editado en 2008 por el sello discográfico Blue Note.

    No es algo nuevo, pero si trascendental, la mirada que ha dirigido Carter hacia la música brasileña y en especial a la bossa durante su larga carrera. De hecho su último disco es casi una recopilación de temas de algunos discos anteriores en su encuentro con este estilo, versioneados de manera diferente en cuanto a estructuras y sonoridad. Discos como Patrao, (1980, Milestone/OJC), Carnaval, (1990, Fantasy) y Orfeu, (1999, Blue Note), son un ejemplo de su encuentro con esta música. El quinteto incluyó también en su repertorio algunos standards como “Seven Steps To Heaven”, “But Not For Me” y “My Funny Valentine”, en los que la variación rítmica entre el swing y la bossa fluyó como una constante. Este concepto se hace evidente en la manera de afrontar unos temas concebidos como tal, con un tempo de bossa, pero tratados siempre con las formulas estructurales y rítmicas del jazz más genuino, sobre todo en manos de este gran maestro.

    Algo significativo, que ya he observado en otros conciertos de Ron Carter, fue la manera de concebir el concierto como un todo, ya que utilizó la forma musical clásica de una suite para enlazar los seis primeros temas, a golpe de contrabajo, encontrando la melodía que iniciaba el siguiente tema, sin espacios entre el final de una composición y el comienzo de otra, cerrando el circulo con la repetición del primer tema, que fue más una introducción y presentación de la forma musical, para completarla. Temas como “Ah Rio”, “Obrigado”, o “Chega de saudade” y “Wave”, estos dos últimos en homenaje a Jobim, fueron realizados de forma encadenada, como en un viaje sin paradas, envueltos en una misma piel hecha de bossa y jazz. La fuerza rítmica de los tempos quebrados, en manos de Payton Crossley y sobre todo del percusionista Rolando Morales-Matos, que aportaba con total entrega y sin apenas descanso toda una descarga de matices sonoros, junto a la riqueza armónica en manos del pianista Giulherme Scott y la guitarra sutil  del brasileño Monteiro, resultaba de lo más embriagador y mágico de lo que uno pueda imaginar. Lo importante no es la música que hacen, sino como la hacen… En un gesto de agradecimiento hacia el público y con un sentido del humor que parece ser innato en su personalidad y calidad humana, Carter lanza una moneda imaginaria al aire y ofrece un bis antes de que el público se lo pida. Un último blues, que no sonó a despedida, sino más bien dejaba un halo de continuidad sonora y espiritual en el interior de cada uno de nosotros.



    Hubo un antes y un después en el concierto de Ron Carter, una sensación casi unánime de sentirte como mejor persona ante tal derroche, dicho en el buen sentido, de sinceridad, honestidad, equilibrio, buen hacer, fuerza, gracia, sutilidad, en fin, todas esas cualidades que deberían estar presentes en la vida, en nuestra relación con el mundo que nos rodea, en el arte en general y en particular en la música, algo que no siempre se transmite porque no se da y no se da porque no se tiene. Él si posee estas cualidades y las ofrece con una elegancia natural  y una sabiduría genuina e irresistible.

     
    Texto © 2009 José Antonio García López
    Fotos © 2009 Sebastián Mondéjar