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LES ANCIENS – CLÓNICOS
Festival No-no Lògic 2009

  • Fecha: 29 de noviembre de 2009.
  • Lugar: La Fontana (Barcelona).
  • Grupos:
    LES ANCIENS:

    Joan Saura: sampler, laptop
    Enric Cervera: contrabajo, guitarras, percusiones, efectos
    Eduard Altaba: bajo eléctrico
    Oriol Perucho: batería

    CLÓNICOS:
    Markus Breuss: trompeta, sintetizador, electrónica, percusión, voz
    Pelayo F. Arrizabalaga: saxo alto, clarinete bajo, tocadiscos, percusión, voz
    Víctor V. Polanski: guitarra eléctrica, voz
  • Comentario: La tercera edición del Festival No-no Lògic, dedicado a distintas facetas de la música que no suelen tener demasiada difusión, desde el pop íntimo a la electrónica experimental, privilegiando siempre dentro de todo ello las apuestas más personales, nos deparó en su última jornada un par de deliciosas sorpresas. Una era la reunión inesperada, que de hecho surgió como una propuesta directa de la directora del festival, Eli Gras, del grupo madrileño Clónicos. Y la otra, la vuelta de Les Anciens a Barcelona, tras dos largos años sin tocar aquí, y con la inmejorable excusa de la presentación de su primer disco.

    En efecto, Les Anciens no tocaban en Barcelona desde junio de 2007, dentro de la edición del Sònar de ese año; y antes no lo habían hecho desde su presentación mundial, en octubre de 2005, que tuvo lugar dentro del LEM. Es decir, tan sólo 3 actuaciones en 4 años. Poco, poquísimo bagaje para una formación cuya propuesta es de lo más interesante que hay ahora por aquí, y más teniendo en cuenta que sus componentes son de Barcelona. Les Anciens es un cuarteto formado por músicos veteranos, cuyas carreras se remontan a los años 70. Todos ellos, en distintas combinaciones, habían coincidido varias veces en el pasado y todos ellos encarnan esa fuga intempestiva y original que se dio y se ha venido dando desde los diversos estilos que se practicaban en la Barcelona de los 70 (música layetana, jazz-rock, free rock/jazz) hacia un futuro musical que para quien esto escribe es infinitamente más estimulante que otras líneas surgidas en aquellos años a las que se ha dado más visibilidad (pienso, sin ir más lejos, en todo eso de la fusión flamenca). Y no es que hayan estado o estén en dique seco precisamente, ya que algunos de ellos además están involucrados ahora mismo en otras propuestas interesantes, como el dúo No-Do, la Banda de Improvisadores de Barcelona o el Trío Local. Pero dejemos estas consideraciones por el momento y centrémonos en lo que hicieron Les Anciens.

    La de la otra noche fue una actuación especial, por el tiempo transcurrido y porque aprovechaban para presentar disco, como se ha dicho, pero también porque les quedó realmente bien. La actuación en Sònar había resultado accidentada, desigual, debido en buena parte a problemas con las proyecciones visuales de las que normalmente se hacían acompañar (la otra noche prescindieron de ellas, por cierto). La cuestión es que un año después de grabar el disco, a los cuatro se les vio en buen tono, bien compenetrados. Su material es especial, nuevamente, porque se trata de composiciones sencillas pero imaginativas, arregladas y elaboradas con esmero artesanal. Hay infinidad de cosas en su música que recuerdan a sus trabajos pasados. Matices, líneas melódicas, ritmos populares que son extrañados, y esa inclinación por lo visual, una componente de “música para ilustrar” que ha estado presente en mucho de lo que han hecho cada uno de ellos. Me gusta esa combinación propia, autóctona, por qué no decirlo, de música experimental y de cosas que siempre me hacen pensar en los años 50 y 60 y en la radio de este país. Es difícil referirse a ellos en términos estilísticos o genéricos pues, como la otra noche vimos, varios de ellos pueden darse dentro de una misma pieza. También se adivina en ese eclecticismo una poderosa influencia de lo mejor de los años 80, que fue cuando todos ellos empezaron a hacer cosas en esta misma línea, abierta y experimental (y muy especialmente Koniec). En el No-no Lògic Les Anciens fueron engranajes de su propia caja de música, estuvieron al servicio de unos temas deliciosos y sugerentes. Y un detalle, sigo alucinando con la excéntrica manera de tocar la batería de Perucho.

    Los ochenta volvieron a ser reclamados en el escenario con los Clónicos, una banda muy especial y muy distinta a Koniec, por ejemplo, pero con muchos conceptos en común. Con Clónicos ese eclecticismo, esa apertura a géneros varios, se volvía una experiencia más indómita. De hecho, la formación madrileña tenía mucho que ver con ese posmodernismo que se estaba dando en Nueva York y en otras ciudades. Free jazz, pop, rock, electrónica, pero también turntablismo, collage, apropiacionismo. Es decir, géneros, estilos, pero también formas de hacer y conceptos que han arraigado fuertemente en las músicas populares de las últimas dos décadas pero que, en aquel momento y en este país, se antojaban demasiado audaces. Además, como sorpresa de última hora, Breuss y Arrizabalaga se hicieron con los servicios de Víctor Polanski, el que fuera el cantante y guitarrista de los primeros Clónicos, y que mucha gente también recordará por su grupo Polanski y el ardor.

    Llevaban bastantes años sin tocar juntos, al menos como Clónicos, y para la ocasión decidieron retomar, o hasta rehacer, temas de sus primeros años, justamente de sus discos de los 80, como Aspetti diversi y Figuras españolas. Eso sí, con cambios, enlaces, improvisaciones y, sobre todo, con las distancias recorridas por los músicos en estos lustros en que Clónicos han estado hibernando. Y justo en esa distancia, en ese bagaje acumulado durante estos lustros, estuvo lo remarcable del concierto-reunión. Sus experiencias actuales, que en algunos aspectos son más radicales aún de lo que eran entonces (las extravagancias de Breuss se han acerado; las prospecciones de Arrizabalaga se las ven ahora con terrenos más duros), hicieron que sus adaptaciones y relecturas discurrieran entre la libertad y el caos, que algo hubo también de esto último. Pero, no obstante ciertos desfases que pudo haber, perfectamente asumibles en vista del riesgo con el que decidieron acometer la empresa, a pesar de eso, digo, la esencia de Clónicos se mantuvo inmaculada, pues la misma no estaba tanto en unas formas y en unos temas como en un espíritu que nunca se vio traicionado.

    Así pues, dos propuestas con mucha y muchas relaciones entre ellas, aunque los dos modos en que se presentaban fueran bien distintos, con lo que hemos de concluir que tuvo mucha lógica el programar juntos a Les Anciens y Clónicos, por más que el Festival No-no Lògic se precie de no contar para nada con ella (con la lógica).


    Texto © 2009 Jack Torrance