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KURT ROSENWINKEL BAND
Ciclo 1906 de Jazz

  • Fecha: 4 de mayo de 2011.
  • Lugar: Teatro Rosalía de Castro (A Coruña).
  • Componentes:
    Kurt Rosenwinkel: guitarra eléctrica.
    Aaron Parks: piano.
    Eric Revis: contrabajo.
    Justin Faulkner: batería.
  • Comentario:
    El Ciclo 1906 arribó a puerto en A Coruña (en realidad lo hizo en el Teatro Lara de Madrid…pero allí no hay mar) con la actuación de Kurt Rosenwinkel. Hay músicos que ofrecen caras muy diferentes en el estudio y en el escenario y confieso que el guitarrista de Filadelfia me producía una sensación un tanto incómoda al escucharle en disco. Un claro ejemplo es Deep Song, en el que le acompañan Mehldau, Grenadier y Ballard. Su interpretación de “Brooklyn Sometimes” en el Teatro Rosalía, con su hipnótica progresión armónica y el inconfundible groove del contrabajo, superó de largo los corsés del registro discográfico y, también lo confieso, me descubrieron la verdadera talla de Rosenwinkel. La sección rítmica, más orientada al jazz rock que la más arriba mencionada, también fue determinante en esa revelación. Aunque los nombres de sus integrantes no figuren en el “imaginario colectivo”, creo que visten mejor las composiciones del líder y su estilo como improvisador. (Otra cosa es la música de Mehldau y el lenguaje del trío). El pianista Aaron Parks, muy implicado en el repertorio, contribuyó notablemente al buen sabor de boca de la velada con un estilo que, sin buscar el efectismo, dio buena cuenta con gran soltura de la peculiar armonía y estructuras de las composiciones. Temas enrevesados y boperos como “Synthetics” se alternaron con alguno más cercano al blues (especialmente el que el guitarrista introdujo en solitario, deudor en cierto modo de aquel “Lonely Woman” de Horace Silver); con algún eco lejano de Metheny y con otros temas aparentemente sencillos (pocos acordes y ritmos estables) pero que esconden la singularidad de una mente tocada por la varita mágica. Una cerveza mal tirada yace lánguida atrapada en el cristal. Le falta media vida, la alegría y su esencia. Todo lo contrario ocurre cuando la ornamenta una fastuosa corona de espuma, compacta y fiel: el valor del líquido se multiplica.

    Texto © 2011 Quinito L. Mourelle