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HIROMI: THE TRIO PROJECT
XIV Festival Internacional de Jazz San Javier

  • Fecha: 23 de julio de 2011.
  • Lugar: Auditorio Parque Almansa, San Javier (Murcia).
  • Componentes:
    Hiromi Uehara: piano.
    Anthony Jackson: bajo.
    Simon Phillips: batería.
    Comentario:

     

    Una lección de poderío. La posesión del instante (en espacio y en tiempo). Un control y una complejidad inefables. Y el público pasmado, levitando, ovacionando en pie desde el primer tema como si cada tema fuese el último. Cada cual en su sitio dando lo mejor de sí. Eso es el jazz. Eso es la comunicación. Eso es la cultura.

    ¿Cuántas manos derechas tiene Hiromi? ¿Cuántos dedos en cada mano? Los mismos que la inmensa mayoría de la gente. Porque, para orgullo y regocijo de nuestra especie, Hiromi sí es de este mundo. Un prodigio de la naturaleza, pero no por ello menos natural. Y creo que su éxito y su prestigio radican precisamente en la naturalidad con la que logra hacer asequible lo inasequible, verosímil lo inverosímil, sencillo lo complicado. Lo cierto es que posee un dominio escénico tanto o más apabullante que su técnica. Se desenvuelve sobre el escenario como un pez en el agua. Lo hace todo suyo. En mi crónica sobre el Niels Lan Doky Trío hice alusión al modo en que los músicos se ubicaron sobre el escenario, muy próximos en el centro, pero sin apenas verse, utilizando tan solo la cuarta parte de su superficie. El Hiromi Trio Project lo abarcó absolutamente todo, con Hiromi adelantada en el extremo izquierdo, Simon Phillips frente a ella y de perfil al público en el extremo opuesto y Anthony Jackson en el centro, al fondo. Muy distanciados entre sí pero dominando visualmente todo el espacio y su entorno. Hay músicos que cierran los ojos y se comunican con sus compañeros exclusivamente concentrándose en la música que interpretan y otros que necesitan mirarse para sentirse más compenetrados. Los componentes del Hiromi Trío Project son de estos últimos. Me viene a la memoria el excelente grupo nórdico Tingval Trío, por nombrar a otro de los que también han pasado por Jazz San Javier y cuyos componentes no se quitaban el ojo de encima.

    ¿Cómo calificar la música de Hiromi? ¿Dónde encuadrar su jazz? En la fusión, claro está; pero una fusión tan amplia (música clásica, contemporánea, tradicional, latina, brasileña, rock progresivo, funk, pop, folk, etcétera) que cabe preguntarse si no habrá también en ella mucho de…, no sé…, de aritmética, de física, de química, de astronomía, de alquimia, de filosofía, de historia, de literatura, de medicina, de deporte, de ajedrez, de cómic e incluso de artes marciales. Y es que, en realidad, en las composiciones de Hiromi nada se queda fuera, todo queda recogido. Su música es como un Arca de Noé en la que todo tiene cabida y, lo que es mejor, en la que todo está a salvo y completamente intacto.

    Al contrario que en las competiciones deportivas, comenzaron poniendo el listón en lo más alto abordando el tema que da título a su último álbum, “Voice”, una composición llena de contrastes y claroscuros que iniciaron con un preludio a modo de réquiem grave y espacioso, muy solemne, de transiciones armónicas tan complejas como contundentes (¿cómo no pensar en Bach?) que desembocaron de súbito en un ciclón de acentos, ritmos y vibraciones muy próximos al jazz latino que, transformándose en pedal, dieron pie a un vehemente solo de batería antes de regresar de nuevo al réquiem inicial. Menudo comienzo. Categórico. Pero el listón no había hecho más que comenzar a perderse en las alturas.

    A continuación interpretaron “Now Or Never”, un rompecabezas sabiamente armonizado de jazz-funk-rock con retazos de swing y bossa, ejecutado con energía y virtuosismo aunque de trazos un tanto más elementales. ¿Qué más da? Lo sencillo basta si está adornado con la virtud. El tercer tema, “Delusion”, me gustó especialmente por sus aires clásicos (netamente europeos), su complejidad estructural y su variedad de tempos, sus solos y su final apoteósico, de una conjunción instrumental sobrecogedora.

    Siguieron con dos temas más de Voice: “Flashback”, tan heterogéneo como el anterior, iniciado con una augusta obertura que se transmutó en una vigorosa hoguera de ritmos cambiantes y llenos de anticipaciones, con la que Hiromi y Phillips inflamaron nuestros oídos; y “Beethoven's Sonata Nº 8” , algo así como una bocanada de aire puro después de alcanzar la cima más alta del mundo, en la que Hiromi dio rienda suelta a su virtuosismo y a su imaginación y tejió con sus dedos un auténtico encaje de bolillos. Una delicia. Phillips, sublime con las escobillas. Y el público arrobado, como aguantando el aire para no profanar su absoluto y proverbial silencio, y creando la atmósfera más propicia para que la pianista afrontara en solitario su siguiente pieza, una envolvente improvisación de tintes clásicos y neorrománticos que fue creciendo progresivamente hasta dar paso al preludio de “Dancando No Paraiso”, de su primer álbum Another Mind (2003), tras el que regresaron las bases para adentrarse en un vendaval trepidante de corrientes latinas, en las que Jackson demostró su poderío y Phillips hizo temblar los cimientos del hemiciclo con un audaz e inusitado solo de casi diez minutos. Resultado: dos mil personas en pie aplaudiendo como un solo clamor e Hiromi inmortalizándolas con su pequeña cámara de fotos. El bis, claro, estaba cantado de antemano y no se hizo esperar: “Summer Rain”, también perteneciente a su primer álbum, un tema arrollador con tintes de funk y jazz-rock en el que Jackson desarrolló por primera vez en la noche un solo a sus anchas, sumamente rítmico, armónico y rebosante de matices.

    En fin…, no sé si he conseguido transmitir mis sensaciones. Intentaré resumirlas brevemente: las composiciones de Hiromi se me antojaron prodigiosos puzzles caleidoscópicos en los que las piezas se buscaban y se unían por sí solas agitadas por repentinas ráfagas de un viento huracanado. ¿Ciencia-ficción? No. Naturaleza en estado puro.

    Y un concierto más que es ya un recuerdo imborrable.

    Texto © 2011 Sebastián Mondéjar
    Fotografías © 2011 Rafa Márquez