JEMEEL MOONDOC TRIO

Live at Glenn Miller Café
Vol 1

  • Hi-Rise 30:55

  • Blues From My People 29:46

Músicos

  • Jemeel Moondoc - saxo alto

  • William Parker - contrabajo

  • Hamid Drake - batería

Ayler Records aylCD-026
http://www.ayler.com 

Comentario:

A fin de apreciar correctamente este trío de saxo alto, contrabajo y batería tratemos de apoltronarnos y dejar correr la imaginación, pensando que es abril del 2002, más precisamente el día 15, que estamos en Estocolmo, que es de noche y aquí dentro del Café Glenn Miller nos disponemos a disfrutar de un verdadero espectáculo de, podríamos decir, free jazz, si no fuera que odiamos esto de las etiquetas a la música.

Los artistas que esperamos son conocidos frecuentadores de la vieja Europa. El líder del grupo, Jemeel Moondoc, al saxo alto, tiene la notable característica de ser uno de aquellos que goza de todo el respeto del mundillo musical jazzófilo, aunque su nombre prácticamente no sale de ahí. Y no es por falta de méritos, sino mas bien por esas cosas que de manera inexplicable hacen que "unos tanto y otros tan poco". Me gustaría decir, incluso con rabia, que su proyecto de libre pensamiento choca con los intereses de la maquinaria comercial que se ensaña con aquellos que no se inclinan a sus intereses, pero realmente sería una simple especulación sin más asidero que la presunción y estaría faltando quizás a la verdad. Por lo tanto no lo diré. En fin, que Moondoc tiene ya grabados una docena de álbumes, todos muy bien recibidos por la crítica, y que hace una nueva aparición en el sello Sueco Ayler Records con este producto derivado de la certera elección de sus directivos, quienes organizaron una gira escandinava para el trío durante abril de 2002.

Ya había tenido yo ocasión de escuchar un trabajo anterior de Moondoc, en el entorno de un tenteto, así que no bien me enteré del nuevo álbum me vino a la mente ese sonido que está entre los más placenteros que uno podría esperar de un grupo de avanzada.

Buscando algo de información nos instruimos acerca de la carrera artística de Jemeel Moondoc (aún me cuesta escribir correctamente su nombre!), que nació en 1951, que estudió piano de niño (¡y quién no!), luego clarinete y flauta y se decidió finalmente por el alto. Además tomó clases con Cecil Taylor a principios de los 70. Según sus críticos, desarrolló un sonido de toque enérgico, más esperable de los tenoristas, con clara influencia de Ornette Coleman. Su actividad siguió en ascenso durante los 70, básicamente con la integración del grupo Ensemble Muntu con el trompetista Roy Campbell, el bajista William Parker y el baterista Rashid Baker. Ellos fundaron un sello propio, Muntu Records, y grabaron un disco que me gustaría oír, "The Evening of the Blue Men".

Luego vienen más de diez años de alejamiento de la actuación, más que nada por motivos "financieros". Afortunadamente el año 96 lo tiene al frente de un grupo con el que graba "Tri-P-Let", acompañado de Laurence Cook en batería y John Voight en bajo. Gran éxito de la crítica y nuevos álbumes, hasta llegar a nuestros días, en un continuo ascenso y desplegando ideas novedosas al mismo tiempo que profundamente enraizadas en el swing (No el Swing como un estilo musical dominado por Benny Goodman, sino eso indefinible que hace reconocible al jazz).

Se incluyen en este CD otro par de valores de los que sería injusto no decir una palabra. Uno de ellos es un viejo conocido de Moondoc, William Parker, bajista de depurada técnica, aunque de un modo muy particular, posiblemente debido a su renuencia encarar el estudio del contrabajo clásico como la única vía para luego poder expresarse en sus improvisaciones. Su nivel es excelente en forma absoluta. Lo mismo podemos decir del baterista Hamid Drake, frecuente acompañante de Fred Anderson y de Ken Vandermark, cosa que de por si marca su talla.

Lo bueno de este trío es su equilibrio y la posibilidad de cada uno de los músicos de expresarse mediante solos . Así podemos disfrutar de artistas que no se sienten ni suenan como "sideman" sino que cada uno de ellos es líder.

Algo que me ha ocurrido con este disco con dos temas de media hora cada uno es la alteración del tiempo que conlleva su escucha: esos treinta minutos parecen mucho menos y cuando suenan los aplausos finales uno no puede evitar dar un vistazo al reloj, en primera instancia, y en una segunda revisar el calendario para ver cuánto falta para la edición del próximo volumen de este extraordinario encuentro.

Alberto Varela.
http://varelasite.com.ar
25 de abril de 2003-