JASON MORAN TRIO + SAM RIVERS
Seixal Jazz 2003 - 7ª edición

  • Data: 23 de octubre de 2003
  • Lugar: Auditório Municipal - Fórum Cultural do Seixal. Seixal, Portugal
  • Músicos:
    Jason Moran (piano)
    Tarus Mateen (bajo eléctrico)
    Nasheet Waits (batería)
    Sam Rivers (saxo tenor y flauta travesera)
  • Comentario: Se oye una grabación con mezclas y samplers de radios americanas durante algunos segundos. La máquina se calla y el trío entra interpretando un tema de Eric Dolphy, Fire Waltz. "¡Hoy nos espera una gran noche!", pensé. Y al final comprobé que no me había equivocado.

    En realidad, comenzó bien la actuación del trío liderado por el joven pianista norteamericano Jason Moran, aumentado a cuarteto con la incorporación de uno de los decanos del free jazz, Sam Rivers: dos personalidades musicales, dos símbolos de estilos y épocas tan diferentes y, al final, tan conciliables, como quedó demostrado en directo lo que en disco ya se conocía. Con gran ventaja para la primera modalidad, en mi opinión.

    Tras interpretar el tema de Dolphy y conquistar el corazón del público que prácticamente llena la sala para el segundo set (la organización de Seixal Jazz, inteligentemente, opta por presentar a los artistas que actúan cada noche en dos sets, que corresponden a dos conciertos autónomos, lo que es una idea excelente, dado que se consigue el doble de asistencia), Jason Moran, Tarus Mateen y Nasheet Waits atacan otro tema, que me pareció una lectura feliz y muy personal de Bill Evans.

    Jason Moran anuncia la entrada de Sam Rivers. Con la experiencia de sus 80 años (!) y el beneplácito del trío, Rivers toca dos composiciones suyas al saxo tenor. ¡Qué delicia de sonido, qué comunión creativa! Todo es preciso, todo sale bien y la música canta, arrebatadora, llevada por el magnífico sonido del bajo eléctrico de Mateen y por el golpeteo sutil de Waits.

    En el siguiente tema Rivers pasó al saxo soprano y repitió la belleza de los temas anteriores. Mateen y Waits salieron del escenario. Siguió un dúo Moran/Rivers. Una larga exposición lírica y reflexiva, una oportunidad para escuchar los detalles del teclear minucioso de Jason Moran y de nuevo recordar a Bill Evans, aunque en su arte se oigan ecos de los grandes nombres del piano-jazz, como Herbie Nichols, Jaki Byard y Andrew Hill, influencias pasadas a través de un filtro más oscuro, atemperadas con habilidad e inteligencia mediante rápidos cambios de tempo y dirección. 

    Fue muy aplaudido el dúo intergeneracional, tras lo cual regresaron los dos elementos que faltaban y formaron un cuarteto hasta el final, mostrando la inspiración que recorrió toda la velada.

    Como bis: Rivers, en solitario sobre el escenario, introduce el tema a la flauta durante algunos minutos. Regresa el trío para cerrar la sesión, tan tranquilamente como comenzó.

    ¡Se oyó muy buen jazz esta noche en el Seixal! Jazz actual de calidad, creativo e inspirado, en el que el buen gusto y la sobriedad en la ejecución fueron las líneas dominantes. Durante toda la actuación, el Jason Moran Trio y Sam Rivers adoptaron un asumido low profile, favoreciendo el discurso colectivo en detrimento del brillo individual.

    Un gran concierto abrió la VII edición del Seixal Jazz en el Auditorio Municipal de Seixal, una de las mejores -o la mejor - salas del país para escuchar jazz en vivo.

    Eduardo Jorge Chagas Traducido por Diego Sánchez Cascado

  • Comentario: En lo que respecta a los conciertos en el auditorio principal, Seixal Jazz 2003 comenzó muy bien. Porque la elección del Jason Moran Trio, al que sumó la inspiración encarnada en la figura y el arte de Sam Rivers, lo tenía todo para acertar. ¡Y vaya si lo hizo!

    Pero empecemos por el principio. Una vez que los músicos del trío salen relajados al escenario y se instalan, el concierto empieza con una mezcla de música sampleada, electrónica y piano dixieland que evoca, por la cadencia del ritmo, el inicio de un viaje en vagón de tren (“Bandwagon”). Comienzo interesante, ya que el material sonoro grabado resultó ser una presentación graciosa para la primera música del trío. Graciosa incluso en la forma en que los dos materiales (el grabado y el “live”) fueron integrados. Y a un desvanecido del material grabado se superpuso un desvanecido de la música propiamente dicha.

    La primera música del trío no podía ser más esclarecedora sobre la pasión que Moran siente por una de sus principales influencias, Thelonious Monk. Fantástica la combinación de riffs acompasados por el baqueteo de Waits con un estilo percusivo del piano tan característico del maestro Monk. Es curioso, y fue una impresión que quedó plasmada a lo largo de todo el concierto, que la música de Jason Moran bebe de las influencias de los muchos y buenos pianistas que han hecho historia en el jazz, pero transforma esa semiología en unos lenguajes originales, propios, que reinventan la tradición y que se convierten en nuevos, porque nueva es la música del joven pianista.

    Tras una primera música fuerte, enérgica y muy rítmica, siguió un momento triste y denso, que recordó las sonoridades barrocas, y que proporcionaron al bajista Tarus Mateen un tapiz sonoro para un solo lleno de intensidad dramática. Un momento hermoso, sólo posible por el instrumento y por la inspiración que el bajista mostró en Seixal. Porque este bajo eléctrico “fretless” permite unas texturas que un contrabajo acústico no posibilita. Y a pesar de que los puristas se quejaron por el “modernismo”, lo cierto es que, en varias ocasiones durante el concierto, Mateen mostró por qué es hoy un bajista solicitado por nombres como Moran, Sonny Simmons, Michael Marcus, etc. De él provinieron algunos de los momentos más inspirados de la noche.

    Pasado este momento más introspectivo, Moran llamó a quien considera su fuente de inspiración. Sam Rivers, ahora al igual que hace tres años con su grupo y hace muchos más con su banda de altura, no defraudó las expectativas. Sigue inspirado y con un gran sentido estético. Comienza un primer tema, que creemos que es composición suya, y swinguea alegremente al unísono con el piano de Moran, acompañados por una sección rítmica que marca un jazz acelerado. El grupo demuestra aquí toda la seriedad y vigor en la forma de abordar la composición, y Sam Rivers ofrece en este tema y en los siguientes una lección de vida. Sólo toca cuando es preciso, lo que no es un acto de retraimiento sino una lección para los jóvenes músicos que normalmente son impetuosos y enérgicos.

    Sigue otra balada, iniciada por un diálogo entre bajo y piano subrayada por los platos de la batería de Waits. Rivers realiza un solo libre creando una tensión que transporta la música hacia sonoridades más enérgicas. La música crece, toma cuerpo y acaba como empezó, lenta y triste.

    Y así fue el concierto, mezcla de composiciones ya conocidas con momentos de inspiración colectiva. Los músicos estuvieron a un nivel altísimo. Aunque ya se sabía que el Jason Moran Trio es un grupo muy rodado, con complicidades evidentes que hace que toquen juntos con los ojos cerrados, lo cierto es que, la incorporación de este “plato fuerte” de sabiduría infinita, confiere al grupo una mayor amplitud de horizontes y, sobre todo, hace que Jason Moran saque de su memoria todas las notas de todos los maestros que forjaron su arte. Y Sam Rivers carga consigo toda la historia de sus mentores y profesores. Hablamos de pianistas como Jaki Byard, Andrew Hill, Muhal Richard Abrams, Thelonious Monk, Art Tatum, Errol Garner, Jelly Roll Morton y otros muchos.

    Una última nota para el bis que se inició con Tarus Mateen, solo sobre el escenario, improvisando durante dos buenos minutos hasta la reaparición del resto del grupo que acabó con un tema lleno de inspiración. Una nota final para Sam Rivers que sólo abandonó el tenor en el bis, cambiándolo por la flauta. En buena hora, ya que de ella salieron unas notas bellísimas que trajeron al Seixal evocaciones de otro grande, Coltrane.

© 2003, João Pedro Viegas y Eduardo José Chagas
Traducido por Diego Sánchez Cascado