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 MILES DAVIS: AGARTHAi

 
   

 

 

Se podría decir que Agartha forma parte a una trilogía formada por Dark Magus (1974), Agartha y Pangaea (2 conciertos del 1 de febrero de 1975 en el Osaka Festival Hall). La banda base es la misma, aunque en Dark Magus no aparezca Sonny Fortune, y está compuesta por músicos que han venido trabajando más o menos regularmente con Miles Davis desde el mítico On The Corner (1972): La estética del grupo, tan próxima al espíritu de la música que envuelve, es parecida -desde la fotografía de Shigeo Anzai usada para las portadas hasta el atrezzo en las actuaciones-, los conceptos musicales -o mejor, las direcciones en terminología milesiana- son equivalentes, etc.

Y, sin embargo, en el ranking personal de cada uno de nosotros Agartha ocupa un lugar prioritario porque fue el único de los 3 LPs que se publicó en su momento -los otros dos tardarían más de 20 años en aparecer!- y, por tanto, fue el último disco que tuvimos para consolarnos mientras Miles se retiraba 6 largos años.

Durante mucho tiempo, consideramos Agartha como el canto del cisne de nuestro ídolo, del genio que había revolucionado el jazz y nos había abierto las puertas hacia la dimensión desconocida. Sólo que esa última palabra había que escucharla, siguiendo el consejo impreso en el mismo disco, al máximo volumen de nuestro equipo para apreciar completamente el sonido de Davis. Un directo a la mandíbula. Miles, como no podía ser de otra manera, moría musicalmente –desolados eso creíamos entonces- matando.

Agartha: un LP doble –ahora CD- que contiene un total de 5 cortes en una estructura típica de los discos del Davis de la época. Temas largos, larguísimos para los usos del momento, y que frecuentemente ponen a prueba la capacidad física del soporte hasta romperla, fragmentándose necesariamente para ser embutidos en las 2 caras del LP.
En Agharta los títulos también son típicos del Miles de la época: algunos poco identificadores –Prelude o Interlude- y otros ya usados: Theme From Jack Johnson u otro más significativo, Maiysha, que remite a las raíces africanas que están en la esencia misma de la música que Miles quiere desarrollar en ese momento, arrastrado por su conciencia de la diferencia negra.

Agartha: un espacio donde Miles actúa como guía del sonido, inventando olas de electricidad sónica que son excitadas por el huracán del saxo de Fortune, soportadas por las guitarras enloquecidas y las estructuras rítmicas regulares o las poliritmias de las percusiones y siempre ancladas por el bajo referencial de Henderson. Como caso excepcional, no hacen falta otros teclados que los que el propio trompetista manipula.
El resultado es una crema sonora, de colores ácidos salidos de la paleta de la trompeta, las guitarras y el órgano, y en la cual las melodías mueren desestructuradas y las armonías convierten el todo en algo más importante que las partes. Los solos, por potentes que sean –y los de Pete Cosey o Fortune, por ejemplo, lo son mucho- se funden en la materia generada por el conjunto casi completo de instrumentos sonando a la vez. No había habido nada así hasta entonces y no habrá nada parecido después. Agartha queda como otro mojón en el camino [milestone], necesario para quien quiera seguir la red de senderos que Miles fue construyendo durante toda su carrera.

Agartha: funk, jazz, blues, rock… Música. Música negra. Retales de música negra. Una explosión de energía musical. Música casi siempre desbocada, que también cuenta con sus recodos de tranquilidad, como cuando el maestro flautista seduce a sus oyentes para que le sigan a paisajes que tienen que ver más con la naturaleza que con la máquina. Pero a pesar de esos momentos, Agartha es una vuelta de tuerca más, esta vez la definitiva, al acercamiento que Davis ha provocado entre la música y la calle, entre el tratamiento estilístico a que obliga el arte y la vida urbana tal y como se desarrolla en el espíritu de los urbanitas que la tejen en ese momento. Agartha se ofrece como ejemplo de que "el arte es vida potenciada" [Mann], pero aquí se trata de la vida de las calles de la gran ciudad y en este sentido, Agartha es una de las estaciones terminales de la vía On The Corner.
Exactamente 5 meses después de la actuación que ha originado Agharta, Miles ofrece su último concierto de este periodo. Cuando retorne a escena mucho tiempo después, ya no podrá continuar por esta vía: los tiempos han cambiado y We Want Miles se presenta como solución y puerta espléndida para otras aventuras que se vivirán en la infravalorada obra de los ochenta.

Agartha: el sonido de Miles, el mismo que ha ido construyendo desde los tiempos boperos, pero ahora más tratado que nunca desde la parafernalia eléctrica, desde la propia experiencia de un sonido que ha liderado los principales momentos del jazz a partir de los años cincuenta hasta deconstruirlo definitivamente en la prodigiosa década de los setenta.

Agharta: Miles y también M’tume, Sonny Fortune, Reggie Lucas, Pete Cosey, Al Foster y Michael Henderson... y Teo Macero.

Miquel Codina