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CHARLES MINGUS: THREE OR FOUR SHADES BLUES

 
   



 

El criterio utilizado para la elección de esta grabación es ajeno a la calidad musical, mas bien ha tenido que ver con cuestiones nostálgicas ya que fue el primer disco que escuché de este fabuloso compositor y contrabajista.

Hecha esta consideración ya puedo decir que encuentro " Three or four shades of blues " como una obra menor dentro de la producción de Mingus. A pesar de ello, soy de la opinión de que para el jazz, tuvieron una gran importancia la publicación en aquellos años de una serie de discos " puente " como el caso que nos ocupa, que aunque fueron mal recibidos por la ortodoxia del género, no cabe duda de que aportaron al jazz un gran número de aficionados provenientes del rock, blues o pop. Dice Larry Coryel en la contraportada del Lp, que para él, la llamada de Mingus, fue como una experiencia de tipo religioso, no creo que lo fuera menos para sus otros dos compañeros guitarristas en la grabación, el alumno aventajado de Django, el belga Philip Catherine y un jovencísimo John Scofield, que yo sepa ésta fue su presentación en sociedad y... ¿ con quién mejor ¿ Como vemos, no solo fueron aficionados los que engrosaron las filas del jazz a través de estos discos, también lo hicieron algunos de los mas inquietos músicos de la época.

Además de esos tres guitarristas, al quinteto de Mingus formado por: Ricky Ford (st) Jack Walrath (t) Bob Neloms (p) y Dannie Richmond (d) se le añaden para la ocasión y según los temas, los saxofonistas Sonny Fortune (sa) y George Coleman (sa, st ), el pianista Jimmy Rowles y los contrabajistas Ron Carter y George Mraz.

Editado por Atlantic y grabado en el 77, dos años antes de su muerte, " Three or four shades of blues " son cinco temas, todos composiciones de Mingus, cuatro arregladas por Paul Jeffrey, y en la que da título al disco los arreglos corrieron a cargo del mismo Mingus, sin lugar a dudas éste es el mejor y más Mingusiano de todos ellos, en su escucha se aprecia perfectamente su característico estilo de composición, pudiéndose escuchar pinceladas de sus distintas influencias musicales y sobre todo ello, lo que fue una constante durante toda su carrera, la música de Duke, por la que sentía una gran admiración. Los otros cuatro temas son otros tantos blues fácilmente digeribles, salpicados de rifs guitarreros y de solos sin excesivo valor musical, ejecutados por el saxofonista de turno.

Resumiendo, un disco ameno que a mas de uno nos despertó la curiosidad, introduciéndonos en el maravilloso mundo de un músico reivindicativo y luchador como fue Charles Mingus.

Me cabe la duda de si ese carácter tan ligero de la grabación fue impuesto por Atlantic, debido a que estaba dirigido mayormente hacia un público poco exigente, o por el contrario fuera iniciativa de Mingus, que harto de ver como su música le reportaba tan pocas alegrías económicas, al final de su carrera decidió hacer algo mas comercial. También es posible que se juntaran el hambre con las ganas de comer, por entonces a Mingus le diagnosticaron su esclerosis y el jazz llevaba algún tiempo padeciendo su jazzrockitis.

P.D: El autor de estas palabras fue uno de los muchos virus que causamos dicha enfermedad, quiero pensar que fuimos como los virus de las vacunas, con el tiempo hemos servido para reforzar el sistema inmunológico de este maravilloso arte.

Juan Antonio Barranco