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CHARLES MINGUS: MINGUS DINASTY

 
   

  1. Slop* (Mingus) – 4:39

  2. Diane** (Mingus) - 7:31

  3. Song With Orange** (Mingus) – 4:14

  4. Gunslinging Bird** (Mingus) – 3:58

  5. Things Ain't What They Used to Be* (Ellington/Persons) - 4:25

  6. Far Wells, Mill Valley** (Mingus) - 6:14

  7. New Now Know How** (Mingus) – 3:01

  8. Mood Indigo* (Bigard/Ellington/Mills) - 8:15

  9. Put Me in That Dungeon* (Mingus) - 2:53

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  • Charles Mingus - Bass

  • Dannie Richmond- Drums

  • James Knepper - Trombone

  • Donald Ellis – Trumpet

  • Booker Ervin – Saxophone

  • John Handy – Saxophone

  • Roland Hanna - Piano

  • Maurice Brown – Cello

  • Seymour Barab – Cello

New York 13 de Noviembre de 1959
Productor - Teo Macero

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  • Charles Mingus - Bass

  • Dannie Richmond- Drums

  • James Knepper - Trombone

  • Booker Ervin – Saxophone

  • John Handy – Saxophone

  • Benny Golson – Saxophone

  • Jerome Richardson – Saxophone & Flute

  • Roland Hanna - Piano

  • Theodore Cohen – Vibes

  • Dick Williams – Trumpet

New York, 1 de Noviembre de 1959
Productor - Teo Macero

Mingus Dinasty no fue concebido precisamente en un mal año. De hecho, las grabaciones del LP se realizaron en uno de los años más gloriosos de la historia del jazz. No se lo pierdan: en 1959 se grabaron el paradigmático Free Jazz de Ornette Coleman, el gran Giant Steps de John Coltrane y los inconmensurables Kind of Blue y Mingus Ah Um a cargo de Miles Davis y de Charles Mingus respectivamente Se diría que con el embotellado de la cosecha del 1959 las compañías discográficas nos hubieran querido ofrecer una colección de grandes reservas del jazz presente y futuro.

 

Para Mingus Dinasty esto no sería especialmente importante si no fuera porque lo contextualiza de manera ejemplar. Cuando se concibe el LP, el jazz no sólo está en uno de esos raros puntos críticos que se producen cuando una manifestación cultural o artística llega a un punto de madurez sin perder fuerza vital, sino que el propio Mingus se encuentra en uno de esos momentos en su propia carrera personal. Visto desde esta perspectiva, sería muy raro que no estuviéramos hablando de un disco bien resuelto.

 

Después de haber dicho tantas cosas unos meses antes con Mingus Ah Um, Mingus, que no se arrugaba ante nada ni en su vida personal ni en la artística, parece querer un poco más allá en esa fórmula para crear una música más pesada a partir de una mayor presencia de instrumentos que aportan una pastosidad a la orquestación que deja en parte de lado la sublime ligereza de Mingus Ah Um. Si se me permite el símil, el tratamiento orquestal de Mingus se acercaría ahora al tratamiento matérico de los colores de muchos pintores expresionistas.

En Mingus Dinasty, encontramos dos tipos de formaciones: un noneto y un tenteto. Del disco anterior, sobrevive un auténtico núcleo duro formado por Roland Hanna, John Handy, Booker Ervin, Jimmy Knepper y el imprescindible Dannie Richmond. Como novedades más interesantes: Don Ellis y Benny Golson. Ahora bien, aunque se mantiene el nivel de los músicos creo que quizás se pierde valor en el cambio de conceptos, aunque hay que reconocer la valentía y validez que significan las nuevas propuestas –y, además, ¿se podía mantener la altura de Mingus Ah Um?-. En esta actitud de innovación característica de Mingus hay que situar la aparición de dos violoncelos en el noneto, una rareza poco repetida en las formaciones jazzísticas y todavía más impactante si se tiene en cuenta la preferencia de Mingus por las formaciones en las que los vientos son los instrumentos mayoritariamente dominantes.

 

¿Pero qué podemos encontrar en Mingus Dinasty?. Pues casi todo lo que es Mingus: unas composiciones de gran originalidad –aunque se repitan a lo largo de sus muchos discos-, un sentido de la orquestación y de los arreglos insuperable, basado, como hemos apuntado, en el tratamiento peculiar de materias colorísticas de la música pero también en el mestizaje de las músicas negras e integrando elementos de la música clásica contemporánea así como otros latinos –México es uno de los pilares del Mingus hombre y del músico-, el virtuosismo técnico de los músicos –empezando por el del propio Mingus pero también el del resto de músicos a los que él, como Miles, conseguía que encontraran sus mejores momentos cuando tocaban en sus formaciones-, sin el cual no sería posible esta música llena de corrientes internas que a veces van en sentidos distintos simultáneamente y también nos topamos con Duke, con el espíritu de Duke Ellington que lo tiñe todo de su swing abierto a cualquier nueva propuesta.

En definitiva, Mingus Dinasty recoge aquello que hace único a Mingus y que no es otra cosa que la capacidad de transmitir el carácter –¡y que carácter!- del hombre a la música.

 

El resultado final se adjetiva en el final de Slop, la pieza quizás más significativa del disco. En la última edición en CD de Mingus Dinasty –Columbia/Legacy C3K 065145-, que recoge versiones no editadas de los temas, cuando la música se acaba, alguien en el estudio exclama "Beautiful" a lo que Mingus responde "Oh yeah".

Miquel Codina