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..:: ART PEPPER, un superviviente del  jazz

   
 

 

Artículo publicado originalmente en ADAMAR, reproducido con permiso de dicha revista y su autor.
Antonio Martín 

 

   

Un reputado músico de raza

 negra, creo que Roy Eldridge, afirmaba ser capaz de determinar mediante un blindfold test (ejercicio donde se trata de identificar a los músicos que intervienen en una grabación) si un músico era negro o no, convencido de que estos últimos tenían unas particularidades bien definidas. Afortunadamente todos estos tópicos de diferenciación entre músicos blancos o negros han quedado como algo anecdótico. La creatividad e inspiración no distingue entre razas ni colores.

 

Aunque también es cierto que en tiempos pasados los músicos blancos sobresalientes florecían en menor cantidad debido a una serie de factores sociales que escapan del propósito de estos comentarios. Por supuesto que no nos referimos a músicos de grandes orquestas comerciales sino a aquellos cuyas aportaciones contribuyeran a engrandecer al Jazz como forma artística.

 

De los saxo alto blancos aparecidos a medios de los años 40, sin duda el más original, con excepción tal vez de Lee Konitz, sea Art Pepper.

 

Se ha hablado mucho de las influencias de que Pepper pudo ser obeto. Muchos indican a Charlie Parker como principal referencia, pero el mismo Art Pepper reconoció como sus mayores influencias a Benny Carter, Lester Young y posteriormente John Coltrane. Sea cuales fueran, el caso es que su sonoridad y fraseo eran totalmente originales y fue dueño de un excepcional dominio de su instrumento. Pero seguramente lo que más sorprenda de su lenguaje es el tremendo nivel de emoción que era capaz de transmitir, su pasión y sinceridad.

 

Si las experiencias, condiciones de vida y obsesiones personales afectan al resultado de la expresión de un artista, sin duda con Art Pepper nos encontramos con uno de los casos más emblemáticos.

 

Nacido en Gardena (California) en 1925, tras aprender el clarinete a los 9 años y pasar al saxo alto con 13, participa en orquestas como las de Lee Young y Benny Carter, en la zona de Los Angeles. El guitarrista Johnny Martizia recuerda aquellos años: “Yo debía tener 18 años. Participaba en bailes con una pequeña orquesta. Solía escuchar siempre saxofonistas mediocres, pero un día fui a una repetición y escuché alguien que calentaba, que hacía escalas. ¡Por el amor de Dios, que sonido tan espléndido! Era un niño, que debía tener 14 años como mucho. Era Art. No me lo podía creer.”

 

Gracias a Benny Carter pasó a formar parte de la célebre orquesta de Stan Kenton, con quien participa en su primera grabación discográfica. Se casa con Patti Moore a la edad de 17 años y cuando todo parece funcionar a la perfección, el tío Sam lo llama a filas y parte hacia Inglaterra, para volver en 1946. “A mi vuelta, encontré a Patti instalada en casa de mi padre y mi madrastra... ví por primera vez a mi hija Patricia, andaba y hablaba. No vino hacia mí porque tenía miedo. Esto me dolió... Estaba amargado. Odiaba al ejército, odiaba a mis padres y a Patti por haberme dado un hijo no deseado, estaba amargado porque me fui justo cuando era feliz. Bebía mucho. Aumentaba mi consumo de hierba y anfetaminas. Daba tumbos arriba y abajo y tocaba de vez en cuando. No pasaba nada interesante. Estaba cada vez más deprimido. Pero un día sucedió el milagro, Stan Kenton me telefoneó”.

 

 

 

De nuevo con Kenton. Con él permanecería hasta 1952. Participaría también en grabaciones junto a Shelly Manne, Shorty Rogers o Bob Cooper, y para el sello Discovery los primeros discos bajo su nombre. Al mismo tiempo que su reputación aumenta, se dedica con tanta pasión a la música como a las mujeres y a la heroína, que acaba de descubrir. Su dependencia es tal que su familia se ve obligada a hipotecar su vivienda para tratar una desintoxicación. Los resultados no son los esperados, aparte de ser detenido por  posesión de estupefacientes.  Pasará casi dos años(entre 1953 y 1954) entre la prisión de Los Angeles y el hospital de Forth Worth. Comenzaba el infierno para Art. Freddie Rivera recuerda: “Yendo a prisión, algunos de los aspectos del carácter de Art se acentuaron. Se hizo más dependiente, se separó todavía más de la realidad. Y sé que le gustaba la cárcel. Amaba la fraternidad. Creo que le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer, que se ocuparan de él, que organizaran su vida. Allí era conocido como un gran músico, con razón. No era un cualquiera. Pero allí en medio de gente sin espíritu ni corazón, era un semidiós”.

 

Durante su estancia en prisión, la relación sentimental con su mujer se degrada hasta el punto que se divorcian. A su salida graba junto a Jack Montrose, pero no tarda en volver, para una temporada de 9 meses, a la prisión de Los Angeles, tras una inspección policial en su apartamento.

 

El 25 de Julio de 1956, la revista especializada Down Beat, publica un articulo titulado “El Retorno de Art Pepper”. Y comenzaba así: “Tras una ausencia de 20 meses, el saxo alto Art Pepper reaparece en los escenarios. Ha unido sus esfuerzos junto a los del compositor-arreglista-saxofonista tenor Jack Montrose y va a grabar, trabajar y hacer giras con el nuevo cuarteto de este ultimo. Sesiones de grabación están previstas para tres sellos: un disco para Pacific Jazz junto a Chet Baker, uno para Liberty con Montrose y Red Norvo, y otro para Atlantic”  Desde “The Return Of Art Pepper” (Jazz West – 1956) hasta “Intensity” (Contemporary-1960), Art va a realizar una serie de grabaciones a su nombre excelentes desde cualquier punto de vista, y su notoriedad ascenderá hasta tal punto que hoy puede ser considerado uno de los grandes músicos de toda aquella época, ya no sólo de la West Coast o costa californiana.

 

Diane, la nueva compañera y posteriormente segunda esposa, le hizo conocer a Lester Köenig, responsable de Contemporary Records con quien grabaría delicias como “Art Pepper + Eleven” con los mejores músicos californianos y arreglos de Marty Paich o “Meets the Rythm Section” y “Gettin' Together” con las secciones rítmicas de Miles Davis (según contaba Köenig, esto se debió a que la clase de Art Pepper era tan elevada que las secciones rítmicas que le solían acompañar no estaban a su nivel). Son así mismo memorables sus grabaciones junto a Chet Baker para Capitol. Sin olvidar que en esta época practica también el clarinete y el saxo tenor.

 

El propio Art recuerda aquellas grabaciones con los músicos de Miles en “Meets the Rhythm Section”: “Entré en el estudio aterrado solamente de pensar que iba a conocer a aquellos tíos que tocaban con Miles y eran parte de la gloria jazzística. Eran maestros. Estábamos cara a cara. Yo tenía que simular que todo iba bien “Hola, ¿qué tal?- Hola, Red ¿todo bien?”... Todo estaba preparado, los micros, el equilibrio de canales. Red Garland me estaba mirando: y yo con la mente en blanco. Siempre ha sido uno de mis puntos débiles, la memoria. Me era imposible encontrar algo que tocar. Red me dijo: “Conozco un tema muy bonito, ¿lo conoces?”. Se puso a tocar algo que ya había oído. “¿Cómo se llama?" – “You´d Be So Nice To Come Home To”. "¿Qué tonalidad?" – "Re menor..."  Luego Les sugirió de tocar una balada para la otra cara. Paul Chambers tomó la palabra. – "¿Sabes lo que sería un tema bonito para alguien que toca el alto como tú? 'Imagination' ¿La conoces?" – "Sí, ya la he escuchado. Es ese que hace 'Ba da da daaaaa da...'" – "Es en la bemol, dijo Red." – "Sí, desde luego", dije, no lo tenía muy claro... Tocamos la melodía, el puente, y pregunté: “¿Qué hay que hacer al final?" – "Sólo tiene que tocar una cosilla, algo que sea bastante libre.” Toqué la melodía y me paré. Red tocó. Luego Paul. Intervine de nuevo y encadené una pequeña serie de acordes. Se pararon,  toqué un poco ad lib, y nos metimos con el final. ¡Era absolutamente fantástico! Es el “Imagination” que aparecen en “Meets The Rythm Section”. Parece como si lo hubiéramos repetido durante un mes. Así pasó todo. Tocamos cosas que nunca había hecho. Y no les dejaba indiferentes. Era muy importante. Eran tíos que tocaban con Miles y a mí, que era blanco, me dijeron que tocaba bien, que les gustaba mi forma de tocar”.

 

Si bien artísticamente Pepper vive en unos momentos sublimes, su estado emocional y sentimental es lamentable. Su dependencia, tanto como la de Diane, de las drogas es absoluta. Pasa semanas sin tocar el saxo, apenas tiene fuerzas para levantarse de la cama a no ser que sea para buscar “camellos”, también se dedica a hacer atracos de cualquier índole, necesita dinero como sea. Su situación es insoportable pero sin embargo ¿cómo es capaz de grabar discos tan maravillosos? ¿De qué hubiera sido capaz al encontrarse en buen estado? Todos conocemos que en estas crisis los grandes músicos ven mermadas sus facultades, ¿pero entonces Art? Sin duda esto demuestra las increíbles facultades creativas que poseía.

 

Así nos encontramos hasta 1960, cuando al pobre Art Pepper aún le faltaba pasar lo peor: la más temida de las prisiones de EE.UU, San Quintín.

 

Diane recibe la visita de la policía y denuncia a Art, su marido (los yonquis no tienen sentimientos.) Art nunca se lo perdonará. Pasará tres años en San Quintín (entre 1961 y 1964). Durante este tiempo descubre a Ornette Coleman y John Coltrane. A su salida contacta con su amigo Shelly Manne y vuelve a los escenarios. Y aunque no graba en ninguna discográfica, afortunadamente existe un documento excepcional, editado por Fresh Sound, “Art Pepper Quartet´64- In San Francisco” donde puede escucharse a un Art Pepper muy influenciado (casi imitando) por Coltrane (interpretando el saxo tenor, por supuesto). Esta es una de las pruebas de que Art tenía grandes problemas de identidad e inseguridad: él, que se había formado una sonoridad propia envidiable durante los años 50, reaparece totalmente transformado. No es el mismo. Sigue siendo un excelente saxofonista pero no es quien conocíamos.

 

Su dependencia de las drogas sigue siendo inevitable, evita los controles médicos. Durante un set en Los Angeles (Orange County) sabe que será arrestado: “Recuerdo que toqué muy bien. Magníficamente. Al publico le gustó mucho... Toqué “Everything happens to me “. Seguía en el escenario. Los tíos de la orquesta me miraban. No dijeron nada pero hacía ya hora y media que tocábamos. Sabía que no había ninguna salida. Aunque me quedase toda la noche sabía que me arrestarían. Pero debía tocar el mayor tiempo posible...  Al final dejé mi saxo y cuando bajé del escenario, alguien me dijo “Policía, ¿le importaría seguirme?”. Volvería a San Quintín hasta Junio de 1966. Diane también fue encarcelada antes de la liberación de Art, y aunque ella saldría fuera alguna vez volvería a la prisión para fallecer allí corroída por el cáncer, el mismo año en que su marido encontraba la libertad.

 

Su compañera durante los siguientes años será Christine. Con ella descubre el LSD y vuelve a la heroína, y Art apenas tiene dinero para comprarse un saxo. Ni siquiera le apetece volver a tocar, pero Buddy Rich le llama, y necesita dinero. Parece que vuelve a encontrar la forma, a gustarle la música, cuando siente un dolor en el vientre. Ingresado en un hospital se le extirpa el bazo posiblemente debido a las heridas sufridas con las diarias peleas con Christine. Cuando sale del hospital ella le deja: “Me hizo un corte de mangas desde su coche y se fue derrapando. El ruido del motor se alejó hasta desaparecer por completo. El silencio volvió. Me encontraba como en mi infancia cuando mi madre me abandonaba para emborracharse, con la puerta cerrada debiéndola esperar en el porche. Me senté delante de la casa. Tenía cuarenta y cuatro años y mi vida estaba arruinada.”

 

Aquello sólo tenía una salida y Art lo va a intentar. Ingresa en Synanon en un centro de recuperación de drogodependientes donde permanecerá 3 años y conocerá a quien sería su definitiva compañera, Laurie. A su salida del centro Art aún no está “limpio” del todo, pero esta visita le ha beneficiado y tanto el apoyo de Laurie como de otros amigos es decisivo para que intente desintoxicarse con metadona, le recuperen el placer por la música (recordemos que desde Noviembre de 1960 no ha pisado un estudio de grabación, sólo existen testamentos sonoros de algún club durante este tiempo), le consiguan un empleo estable y “decente” en unas oficinas y, poco a poco, vaya conformándose uno de los retornos más increíbles de la historia del jazz.

 

El 9 de Agosto de 1975 de nuevo de la mano de Lester Köenig graba “Living Legend” para Contemporary.

 

Doug Ramsey comentaba a través de Radio Free Jazz (Washington) a propósito de este disco: ”Living Legend – Art Pepper. Ha sabido dominar al monstruo. Es un hombre más fuerte y un artista más profundo que han salido victoriosos de este combate... El oyente de este disco escuchará mucha emoción concentrada, un grito, de pronto un lamento, de pronto una exclamación de alegría, frutos de la calma conseguida con la experiencia. En un sentido, es una música autobiográfica. El testamento de su vida."

 

"...En el blues titulado “Mr. Yohe”, la sección rítmica desprende un swing tan potente que en el trigésimo de sus quince compases, Pepper es propulsado y alcanza una intensidad tal que, durante unos momentos, llega a ser casi insoportable. Esta escucha es una experiencia catártica.. . Es un virtuoso, no un exhibicionista. Art Pepper nunca ha sido olvidado por los verdaderos aficionados al jazz, pero es reconfortante ver que está bien, que es feliz, y que de nuevo ha creado una música importante”.

 

A partir de ahora concluidas sus cuentas pendientes con la justicia y mucho menos dependiente de las drogas, la música será la principal actividad de Art. Grabará un puñado de discos excelentes y participará en numerosas giras. La afición y critica jazzística se rinde ante tan apabullante regreso, ya nadie lo pone en duda Art Pepper es uno de los grandes del jazz. Sus conciertos grabados en disco en el Village Vanguard son estremecedores. Pero su salud es muy delicada, padece cirrosis, tiene lesiones cerebrales y debe ser vigilado constantemente por los médicos.

 

 “Físicamente, emocionalmente, apenas puedo trabajar. No puedo soportar demasiadas presiones. Pero debo sobrevivir, quiero siempre tocar. Necesito que me consideren como un artista. Pero quiero ser más que un músico de jazz. Quiero que el publico sienta alegría y tristeza. Abrirles el espíritu, los oídos. Es lo que siempre he querido. Y lo intentaré”.

 

Y durante más de 6 años lo logró. Ahí esta su obra para demostrarlo.

 

 El 15 de Junio de 1982, tras sufrir una hemorragia cerebral y permanecer una semana en coma en el hospital, Art Pepper nos dejaba definitivamente.


Discografía de Art Pepper