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..: GERI ALLEN: TIME LINE PROJECT, EL PROYECTO DE UNA VIDA. Por Jorge López de Guereñu

   
 

Geri Allen siempre ha sido algo especial. Cuando muchos de nosotros la descubrimos a principios de los años ochenta, tocaba un jazz acústico enraizado en la tradición, pero en contextos muy modernos y vanguardistas. Su otra faceta era la participación en las primeras bandas de Steve Coleman, Greg Osby y el resto de los pioneros del M-Base, y su actividad dentro de la Black Rock Coalition. En los noventa ya era una gran figura, y su música suena hoy en día más contemporánea que nunca, prueba de lo correcta que era su visión del futuro del jazz desde que apareció en escena. Esta es la historia de la apasionante trayectoria de una de las grandes pianistas de nuestro tiempo.

   


Geri Allen - Timeless Portraits And Dreams (Telarc)

Del Detroit del soul al Nueva York de los lofts

Allen nace en Pontiac, Michigan, y estudia en Detroit con el trompetista y profesor Marcus Belgrave. Tras licenciarse en 1979 en estudios sobre el jazz en la universidad de Howard, en Washington D.C., se traslada a Nueva York temporalmente, donde estudia con Kenny Barron. Alentada por el educador Nathan Davis, se matricula en etnomusicología en la universidad de Pittsburg. Una vez obtenido su master, se instala definitivamente en Nueva York en 1982.

Llega a la ciudad al mismo tiempo que los primeros neoboppers, coincidiendo con un aparente declive de la escena más vanguardista de los lofts. La música en ese ámbito pasa en realidad por un momento de evolución: el free de los sesenta va evolucionando en los setenta, hasta llegar en los ochenta a un periodo de neoclasicismo en la vanguardia. Los músicos free y los neoboppers no estaban en absoluto enfrentados, ni siquiera tan separados como parecían relatar ciertos medios. En ese momento los vanguardistas revisan toda la historia de la música negra de una forma nueva, influidos por los miembros de la A.A.C.M. de Chicago que actúan en los lofts de Nueva York. Una pianista tan ecléctica como ella fue recibida con los brazos abiertos en esa escena.

Geri Allen es el gran ejemplo del mainstream moderno. Sus grandes influencias son, como no podía ser de otra forma, Bud Powell, Monk y Bill Evans, vistos desde una perspectiva similar a la de Herbie Hancock. Ha estudiado también en profundidad a otros pianistas, particularmente a Mary Lou Williams, Cecil Taylor, McCoy Tyner, Mal Waldron y Herbie Nichols. Su mundo armónico no es muy distante del de Hancock, pero Allen tiene un sentido rítmico muy peculiar. Los extraños acentos de su mano izquierda dejan en suspensión líneas de la derecha que recuerdan constantemente a las de Powell y Nichols. Alterna con profusión pasajes “in” con otros “out”, y le encanta unas veces saturar los acordes de notas, para en otras prescindir de ellos y dejar que su su mano derecha corra por el teclado sin sujetarse a la armonía.

El efecto flotante de sus extraños acentos era perfecto para grupos con improvisaciones modernas sobre esquemas tradicionales. Arthur Blythe tenía un grupo así, su In The Tradition Quartet, con el pianista John Hicks en sus filas. Blythe fue de hecho el primer músico en invitarla en Nueva York a tocar en algunas de sus bandas. David Murray siguió el ejemplo de ese tipo de formación más tradicional, a veces con el mismo Hicks en uno de sus primeros cuartetos “neoclásicos”. No es de extrañar la incorporación de Allen a los cuartetos y quintetos de Oliver Lake, otro miembro del World Saxophone Quartet y amigo de Blythe, que caminaban por sendas similares. En este grupo, la pianista se hace un hueco importante en el jazz más innovador, y su estilo inconfundible marca las excelentes grabaciones del saxofonista en esa época.


Geri Allen - The Life Of A Song (Telarc)

La pianista del M-Base comienza su carrera como líder

En esos años en Nueva York, un colectivo de jóvenes músicos se forma alrededor de Steve Coleman. Geri Allen se integra desde sus primeros momentos en este colectivo, el M-Base, y comienza a tocar en los grupos de este saxofonista de Chicago establecido en Brooklyn. Su música, una personalísima evolución de jazz funk muy conectada con los ritmos hip hop que invadían toda la cultura afroamericana, no parecía el mejor entorno para la pianista, pero ésta encajó a la perfección en el movimiento. Viniendo de Detroit, cuna del sello Motown, el funk y el soul estaban en sus venas. Adoptó sin reparos la visión de la Gran Música Negra como un todo, según los parámetros de la influyente A.A.C.M. y del propio Coleman, que también tuvo contactos con esa asociación en su ciudad natal. Toca también con otros miembros del M-Base como Greg Osby y Gary Thomas, y comienza a grabar con ellos. En sus bandas utiliza de manera muy original los sintetizadores y teclados eléctricos, pero siempre como nuevos colores para aderezar su personal toque de piano.

Para su primera sesión como líder, organizada por el productor Stephen Meiner para su sello Minor Music, no cuenta en cambio con ese tipo de músicos. Acompañada por Andrew Cyrille y la joven promesa del contrabajo Anthony Cox, en The Printmakers se lanza a una sesión acústica en trío. Interpreta sus propias composiciones, a menudo temas muy rítmicos con permanentes referencias al folklore afroamericano. “Andrew” es una misteriosa balada dedicada al gran batería, que la acompaña al tímpani. “Eric” es uno de sus apasionantes retratos, de Dolphy en este caso, describiendo la música disonante del saxofonista, de su líder Charles Mingus, y del pianista de Mingus, Jaki Byard.

Espoleada por esa dinamo que es Cyrille, la pianista mostró su lado más percusivo en esa primera ocasión. Esta característica no desapareció en su segunda grabación como líder, aunque la hiciese en solitario. En Homegrown descubrimos a una de los grandes pianistas en este formato, y a uno de los mejores intérpretes modernos de Monk. Sus versiones de “Bemsha Swing” y “Round Midnight” son dos momentos mágicos de ese gran segundo disco. Sus composiciones tampoco bajan de nivel, con baladas que llaman poderosamente la atención. Su música está teñida de acentos folk y soul y de toques del gospel. Concentrados en su sonido sin acompañamiento, es más fácil en esta ocasión apreciar aquí su fuerte personalidad. Ciertos momentos recuerdan a Hancock, algunos de sus pasajes disonantes a Don Pullen o Cecil Taylor. Otras veces sus compings se parecen a los de Herbie Nichols, pero nunca deja de ser ella misma. Su concepción rítmica, absolutamente original, crea una atmósfera flotante y misteriosa, perfecta para el formato del piano solo.


Geri Allen - Open On All Sides In The Middle

La llamada de los grandes

Ya a mediados de su primera década establecida en la capital del jazz, su reconocimiento entre los aficionados, y aún más entre los músicos, es enorme. No evita ningún estilo, colaborando por ejemplo con otros músicos jóvenes fuera del M-Base, como Terence Blanchard y Ralph Peterson. La solicitan por igual una de las últimas grandes damas del jazz, Betty Carter, o varias figuras como Woody Shaw, Frank Lowe o Dewey Redman. Pero enseguida comienza su actividad dentro de uno de los grandes tríos de la época, con otras dos grandes estrellas.

La música de Bill Evans, fallecido en 1980, es revisada en distintas formas por esa época. Aparecen nuevos músicos continuando por esa senda del jazz modal, como Fred Hersch. Otros, como Paul Bley y Keith Jarrett, parecen volver sobre sus pasos para inspirarse de nuevo en la magia de los tríos de Evans. El Standards Trio de Jarrett, con Gary Peacock y Jack Dejohnette, será una de las formaciones más espectaculares e influyentes en los años siguientes. El batería original del trío de Evans era Paul Motian, y uno de los contrabajistas del cuarteto clásico de Ornette Coleman era el tercer miembro de ese trío, Scott Lafaro. El otro contrabajista que solía tocar en ese cuarteto era Charlie Haden. Motian estaba a mediados de los ochenta reduciendo su quinteto a un trío, al que en algunas ocasiones se sumaba Haden. Cuando Motian y Haden decidieron formar un trío con un pianista llamaron a Geri Allen.

Etudes se grabó en 1987 y fue publicado por Soul Note. El trío funciona realmente como una cooperativa musical, donde sus tres elementos funcionan con la misma importancia. Su perfecto equilibrio sigue esa línea de los de Evans. Pero además de la evidente marca de la música modal de Evans y del bop en lo que hacen, sus tres miembros están muy influidos por el free jazz. Han participado en posteriores evoluciones de la vanguardia, así que esta música está muy presente en la grabación. El disco comienza con una estremecedora versión del “Lonely Woman” de Ornette, seguida de un nuevo homenaje de Allen a otro gran alto, Eric Dolphy. El repertorio lo completan tres temas de Haden y otros tres de Motian, y uno más de otra de las grandes influencias de la pianista, Herbie Nichols. La solidez del trío es tan efectiva como la de la pianista, que aquí demuestra un equilibrio admirable entre las raíces de su música en el bop y lo más moderno de su lenguaje.

A este disco le siguieron exitosas giras del trío, y nuevas grabaciones. In The Year Of The Dragon fue publicada por JMT en 1989, con nuevos temas de sus tres miembros (dos de cada uno), y dos nuevas versiones, esta vez de un tema de Bud Powell y otro de Ornette. Los dos temas de Geri Allen en esta grabación, “For John Malachi” y “No More Mr. Nice Guy”, aparecerían después frecuentemente en el repertorio de la pianista. Casi al mismo tiempo de la publicación de ese disco en Europa, en Japón apareció otro, Segments, en el sello DIW. Aquí los tres recurrieron a lo mejor de su repertorio, Motian aportando “Home” y “Cabala (Drum Music)”, y Haden una preciosa versión de su “Pasionaria”. Allen escogió uno de sus muchos temas sobre el agua, elemento recurrente en sus composiciones, el delicado “Rain” que cierra el disco. Las versiones fueron esta vez de dos standards, dos temas de Charlie Parker, y otro más de Ornette. Es otro gran disco que cierra una asombrosa trilogía en estudio, que certifica que éste es uno de los tríos más influyentes de esos años, aunque no el más conocido. El colofón a la discografía del grupo es un estupendo concierto recogido en Live At The Village Vanguard. En esta ocasión, se centraron en temas de ellos tres, sin versiones. Una balada de la pianista, “A Prayer For Peace” y un tema muy libre, también suyo, abren la actuación. La cierra una enigmática versión del “Song For The Whales” de Haden tras varios temas del contrabajista y de Motian. La empatía de las grabaciones hechas en el estudio se nota también en directo, y el ambiente del Vanguard, el club favorito de Motian, aporta una magia especial a la ocasión.

Motian la invitó también para tocar en dos temas de su homenaje a Monk con su nuevo trío con Bill Frisell y Joe Lovano, en el que también participó como invitado Dewey Redman. El propio Redman la utilizó como pieza clave de un sólido cuarteto en Living On The Edge en 1989, y al año siguiente Betty Carter la invitó de nuevo para un dúo en su Droppin’ Things. A este disco siguió una gira con una rítmica de lujo, Dave Holland y Jack Dejohnette, que sería recogida en el Feed The Fire de la cantante. Fred Wesley también la convoca para tocar en un disco muy curioso, New Friends. Con todas esas grabaciones como testimonio de ello, comienza la nueva década establecida como la pianista por excelencia del mainstream más moderno.


Geri Allen - Some Aspects Of Water (Storyville)

Del M-Base al post free y post bop

Tras sus dos primeros discos como líder, acústicos, en su tercero Geri Allen cambia de dirección. La acompañan dos de los protagonistas del colectivo M-Base, Steve Coleman y Robin Eubanks. También su nueva rítmica con dos excelentes músicos de Detroit, Jaribu Shahid y Tani Tabbal, miembros ocasionales de los grupos de James Carter y Cassandra Wilson. Junto a ellos aparecen el antiguo profesor y mentor de la pianista, Marcus Belgrave, otro trompetista, una vocalista y un bailarín de claqué. Open In All Sides In The Middle, publicado en 1987, es un disco lleno de energía, donde explora el soul, el jazz y el funk desde una óptica muy personal. Es su proyecto más ambicioso hasta esa fecha, aunque su resultado sea un poco irregular.

Al año siguiente aparece un disco en trío con Ralph Peterson como co-líder, Triangular, editado primero en Japón por Somethin´Else y luego en el resto del mundo por Blue Note/EMI. Es un disco esencial en su carrera, ya que en pocas ocasiones podemos escucharla tan inspirada tocando versiones de Monk, Denzil Best, un par de standards, un tema del bajista, otro del batería y dos nuevos temas suyos. Lo siguiente que aparece en el mercado es otro disco singular, a medio camino entre sus discos acústicos y su anterior proyecto. Para este Twilight vuelve a contar con sus acompañantes habituales en su trío de la época, Tabbal y Shahid, más un par de percusionistas y una vocalista en dos temas. Las once composiciones de este disco varían entre lo lírico y lo más rítmico, y el uso que hace de teclados eléctricos como color suplementario al de su piano marcarán esta grabación, la última para Minor Music.

Cuando aterriza en los noventa tras todas esas colaboraciones de los ochenta, convertida en una figura del piano, decide presentarse en la década con un disco que reafirma su status. The Nurturer, también publicado por Somethin’ Else/Blue Note, es un ejemplo perfecto del mejor mainstream moderno. La rítmica que la acompaña en esta ocasión es una de las mejores surgidas entre los neoboppers. Bob Hurst y Jeff “Tain” Watts eran entonces los acompañantes de Branford Marsalis en su cuarteto. Otra estrella de esta música, el saxofonista alto Kenny Garrett, aparecía junto al trompetista Marcus Belgrave. El resultado de esta mezcla de músicos de generaciones y estilos tan diferentes, aglutinados por la personalidad de la líder, es perfecto, uno de los mejores discos de post bop hechos en los años de madurez de los  llamados “young lions”.

Maroons, su siguiente grabación, es una de las joyas ocultas en su discografía. Más abierto que su anterior proyecto, es también uno de sus discos más originales. Belgrave participa también en él, aunque en otros temas es sustituido por uno de los grandes trompetistas de la nueva generación, Wallace Roney. La rítmica es doble, con dos contrabajistas (Dwayne Dolphin y Anthony Cox), junto a dos baterías (Pheroan akLaff y Tani Tabbal) tocando juntos o por separado en todo tipo de combinaciones. 13 de sus 15 frescas composiciones son de la pianista. Con algo más de free aderezando el esquema bop de su anterior disco, representa como pocas grabaciones el sonido free bop de los últimos lofts, de los que Allen fue asidua.

En estos años el piano (y los teclados) de Geri Allen suenan junto a estrellas de todo tipo: post free jazz (Joseph Jarman, Reggie Workman, Chico Freeman), neo soul (Me’shell Ndégèocello), post bop (Wallace Roney), M-Base (Steve Coleman, Greg Osby) o músicos inclasificables como Courtney Pine, Bob Belden o Lenny White. Colabora como arreglista de la big band que toca en la banda sonora de la película de Robert Allman, Kansas City, en la que también aparece como pianista. Pero su colaboración más sorprendente es la que establece con Ornette Coleman. El gran saxofonista de la vanguardia no había grabado con un pianista desde que formó su cuarteto clásico sin este instrumento a finales de los cincuenta. Cuando llamó a Geri Allen para formar parte de su nuevo cuarteto, Sound Museum, esto fue la confirmación de que estábamos ante una nueva gran estrella del instrumento. El provocativo artista grabó dos discos, Hidden Man y Three Women, con distintas versiones los mismos temas, trece de sus nuevas composiciones. Son dos discos serenos, donde las improvisaciones del líder, más melódicas que nunca, encajan a la perfección con el sonido libre pero lleno de lirismo de la pianista.


Geri Allen - Twylight

El reconocimiento

En 1994 grabó junto a Tony Williams y Ron Carter, la típica rítmica de Herbie Hancock, un nuevo disco en trío, Twilight. Curiosamente aquí la influencia de Hancock no era tan evidente como la de Herbie Nichols. En principio dirigido al mercado japonés, fue seguido de una exitosa gira por Oriente con esos dos grandes músicos. Al año siguiente, publica un disco extraño pero fascinante, Eyes In The Back Of My Head. Extraño, por sus dúos con músicos tan variados como Ron Carter, Cyro Baptista y Ornette Coleman. Fascinante, porque además de un par de momentos muy intensos en solitario, los dúos con Ornette son de una belleza sobrecogedora. Además, es una de las rarísimas oportunidades de escuchar a este gran músico como acompañante.

En los años siguientes, además de sus frecuentes grabaciones, Geri Allen participa en numerosas producciones artísticas, recibe encargos para componer todo tipo de obras, y es invitada a enseñar en las mejores universidades con programas sobre jazz. Recibe numerosos premios, como el Jazzpar Price en 1996 en Dinamarca. Viaja allí para recogerlo y grabar unos conciertos junto a un noneto con Johnny Coles en sus filas, que moriría apenas un año después. Los mejores momentos de esos conciertos los publica Storyville al año siguiente en Some Aspects Of Water.

Fichada por Verve en 1998, publica otro gran disco, The Gathering. Aquí de nuevo todas las composiciones son suyas y de gran diversidad. A pesar de sus famosos acompañantes, entre ellos Wallace Roney y Vernon Reid, sus solos son los protagonistas absolutos de la grabación. Está en un momento de madurez en el que su personalidad como pianista es ya incontestable.

Otra gran figura, el saxofonista Charles Lloyd, convocó a la pianista para una serie de conciertos el 11 de septiembre del 2001 en el club Blue Note de Nueva York. Tras la tragedia de ese día, los conciertos empezaron unos días después, y el resultado de ellos fue en parte recogido en Lift Every Voice. En esta grabación la presencia de Geri Allen es muy importante en el septeto de Lloyd. En su siguiente disco, Jumpin’ the Creek, el saxofonista volvió a contar con Allen para completar una rítmica asombrosa con Robert Hurst y Eric Harland. La pianista estuvo aquí deslumbrante, desde los discos con Ornette y con Haden y Motian no se la había escuchado como una acompañante tan poderosa. Su equilibrio entre el control absoluto de las armonías bop y modales, y el lenguaje más moderno inspirado tanto en Tristano, Nichols o Andrew Hill como en la sofisticación técnica de Hancock y Tyner, se sostiene perfectamente sin perder en ningún momento sentido y sensibilidad.

El nuevo siglo contempla a esta ya madura pianista totalmente establecida en el mundo del jazz como una de sus figuras más importantes. Sus colaboraciones siguen acercándola a sus compañeros de siempre, como Wallace Roney, Buster Williams y Oliver Lake, o nuevos músicos muy interesantes, como Craig Handy, Mark Shim o Ravi Coltrane. Su propia música, en cambio, se encuentra en un periodo de reflexión. Tras un intento muy curioso de reactivar una banda muy similar a la de aquel Open In All Sides In The Middle veinticinco años después para una gira un poco desigual, sigue otra ruta bien distinta.


The Mary Lou Williams Collective (Geri Allen, Buster Williams, Billy Hart, Andrew Cyrille) - Zodiac Suite: Revisited

La línea del tiempo completa una trayectoria ejemplar

Geri Allen ha sido una evidente figura del piano moderno, pero la originalidad de sus composiciones tampoco ha pasado desapercibida en su brillante carrera. Como casi todos los grandes compositores de jazz, es una fenomenal arreglista, y en esta labor ha estado sobresaliente en proyectos recientes junto a varios cantantes. Ya en sus dúos ocasionales con Betty Carter y Dianne Reeves demostró un gran interés en el jazz vocal, así que no es sorprendente su siguiente colaboración en este terreno, con Andy Bey. Su primera aparición en un disco de este cantante se dio en 1998, en la versión del “Pretty Girl” de Billy Strayhorn que aparece en Shades Of Bey. Dos años más tarde, hizo unos estupendos arreglos de la sección de viento para Tuesdays In Chinatown. Esto lo perfeccionó arreglando los standards que forman el repertorio de American Song, donde además toca el piano en dos de ellos. Al parecer animada por estas experiencias con Bey, arregló también los standards para uno de los mejores discos de Mary Stallings, Remember Love. Aquí además toca de manera exquisita al frente de un grupo con nada menos que Wallace Roney, Frank Wess, Darryll Hall y Billy Hart en sus filas.

En el 2004, tras seis años sin grabar como líder, Geri Allen es fichada por Telarc, y abre su recorrido en el sello con un disco en trío. En The Life Of A Song le acompañan Dave Holland y Jack Dejohnette, con los que había grabado antes con Betty Carter en directo, pero nunca en estudio. En una sesión muy meditada, interpreta con gran gusto algunas nuevas composiciones y tres clásicos del jazz moderno, “Lush Life” de Strayhorn, “Dance Of The Infidels” de Bud Powell, y “Soul Eyes”. Esta balada de Mal Waldron, frecuente en sus conciertos, cierra el disco en una versión con una pequeña sección de viento dirigida por Marcus Belgrave.

En su siguiente disco utiliza una extensión del trío, sumada a su experiencia con cantantes. La base de Timeless Portraits And Dreams es otra gran sección rítmica, con Ron Carter y Jimmy Cobb. El disco comienza con una espectacular versión en solitario del espiritual “Oh Freedom”, con el que suele abrir muchos de sus últimos conciertos, seguida de la primera intervención del Atlanta Jazz Chorus. La cantante Carmen Lundy se suma al coro en unos temas, en otros el tenor George Shirley, y aunque pueda parecer que todo ello desemboque en alguna confusión, en realidad el proyecto tiene una consistencia admirable. Integra pasajes instrumentales como una versión del “A-Leu-Cha” de Charlie Parker o un tema de Nino Rota, con sus composiciones o interpretaciones de standards. Ella, al piano, está majestuosa, como lo están en sus intervenciones los cantantes o Wallace Roney a la trompeta, y la excepcional rítmica a lo largo de todo el disco.

En una gira interpretando ese proyecto cuenta con una nueva rítmica con Darryll Hall y un nuevo batería, Kassa Overall, y la presencia estelar de Carmen Lundy. La pianista decide integrar un nuevo elemento en el potente cocktail, con el bailarín de claqué Morris Chestnut. En una nueva mirada al pasado en busca de inspiración, Allen recurre a la misma estrategia que ya había utilizado en Open In All Sides, donde ya había contado con un bailarín. El baile, algo esencial en su cultura afroamericana, volvía a estar junto a la música más moderna. Ya sin Lundy, continúa al frente de este sólido grupo, llamado ahora Time Line Project, con el que actúa por todo el mundo y con el que graba su nuevo disco en directo.


Geri Allen - The Nurturer

El presente, el futuro

Geri Allen goza hoy día de un reconocimiento justificado. Tras su extensa discografía y su apasionante carrera, paralela a una gran actividad como docente, recoge sus frutos. Le ha sido concedida la beca Guggenheim para desarrollar un proyecto compositivo, que ha aprovechado para realizar un recital para piano basado en las figuras de Herbie Hancock, Cecil Taylor y McCoy Tyner. Ha firmado con un nuevo sello discográfico, en el que publicará un disco en solitario con ese proyecto, que interpretará a lo largo de un tiempo en una gira por todo el mundo.

Su idea es continuar esa grabación con otras dos en solitario que completen una trilogía. Para aquellos de nosotros que de vez en cuando desempolvamos nuestra copia en vinilo de su único disco en solitario, nunca reeditado en CD, será algo mágico volver a escuchar así a esta gran artista. Aunque en realidad, la pianista puede escoger cualquier formato para mostrar su arte único. Geri Allen es ella misma en cualquier situación, ahí está su verdadera magia: una gran personalidad. 

 

   
   
Texto e ilustraciones: © 2009, Jorge López de Guereñu