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..: CUADERNOS DE JAZZ: 100 NÚMEROS. ENTREVISTA CON RAÚL MAO

   
 

por Pachi Tapiz


Portada del número 100
Mayo - Junio de 2007.
Precio del ejemplar 6€

Hablar de Cuadernos de Jazz es hablar de un referente de la prensa de jazz en España. Desde el verano de 1990 y bimestralmente, se ha asomado durante cien números a los kioscos. Raúl Mao es uno de sus fundadores y su director en la actualidad. Pachi Tapiz charló con él sobre todos estos años vividos de historia de jazz en España.

   

PACHI TAPIZ: ¿Cómo surgió la idea de comenzar a publicar Cuadernos de Jazz?

RAÚL MAO: La idea surgió de un grupo de amigos, entre los que estábamos Ebbe Traberg, Quique Rivero y Adolfo Montejo, como prolongación de un programa de radio que hacíamos María Antonia García y yo, que se llamaba Esa vieja magia negra. En ese momento –año 1989– no existía ninguna publicación especializada ya que Quàrtica Jazz había dejado de publicarse en 1987 u 88, y pensamos ¿por qué no editar una revista que ocupe ese espacio? En el verano de 1990 hicimos un número cero (1 000 ejemplares) que se distribuyeron gratuitamente en tiendas de discos, librerías y en algunos festivales. Eso nos permitió tomar contacto con gente a la que le interesó el proyecto ymuchos de ellos se fueron integrando más tarde ya como colaboradores; me refiero aCarlos Sampayo, Vicente Ménsua, José María García Martínez, Claudio Gabis, Federico González, Jorge García, Fernando Bezos, Pilar Comín, Ángel Gómez Aparicio, Jesús Moreno, Manolo Ferrand, Alejandro Cifuentes, Germán Lázaro, Don Hillegas –en Nueva York, que fue corresponsal de la revista durante doce años, hasta su fallecimiento–…, muchos de ellos continúan colaborando y aportando sus propuestas y trabajo.


Portada del número 0
Verano 1990
Precio del ejemplar 475 ptas.
Los ejemplares se distribuyeron gratuitamente

PACHI TAPIZ: ¿Por qué "Cuadernos" en su nombre?

RAÚL MAO: La inclusión de la palabra "cuadernos" en la cabecera fue como reconocimiento hacia Cuadernos del Norte, que dirigía Juan Cueto y que era una de las pocas revistas de cultura que en aquellos años publicaba esporádicamente artículos sobre jazz. También "cuadernos" significaba notas, apuntes para un viaje que en esos momentos era incierto, para una aventura editorial que no pensábamos que iba a durar lo que ha durado.

PACHI TAPIZ: ¿Cómo ves la evolución del jazz en su conjunto y especialmente en España durante los 17 últimos años?

RAÚL MAO: Para pensar en estas dos últimas décadas hay que situarse en los últimos años setenta ylos primeros ochenta –años de la Transición en que lo que primaba era recuperar gran parte de esa modernidad que el franquismo, instalado en aquel "Spain is different", había ignorado durante cuarenta años–. Fue en ese momento cuando el jazz alcanzó una difusión y una audiencia como antes no había tenido y que se manifestaba en la asistencia a los conciertos en los festivales y clubes. Era casi normal asistir a un concierto en el que, en una misma noche, se podía escuchar a Phil Woods y a Sonny Rollins, o el Art Ensemble of Chicago y Max Roach, Miles Davis, Cecil Taylor… y se contaba conlos músicos españoles en las programaciones de muchos festivales.Después, en los años noventa, cuando apareció Cuadernos de Jazz, las cosas comenzaron a cambiar. Es cierto que algunas para mejor, por ejemplo: algunas discográficas crearon departamentos de promoción para sus sellos y artistas, prestándoles más atención. Pero, por otro lado, ese público mayoritario que se sintió atraído por descubrir eso del jazzdejó de interesarse y el jazz se volvió a instalar en los bordes del espacio minoritario en quesobrevive actualmente.


Portada del número 1
Precio del ejemplar 475 ptas.

PACHI TAPIZ: ¿Cómo ves la situación actual del jazz en España?

RAÚL MAO: Ha mejorado en el sentido de que ahora hay más nombres de músicos españoles que mencionar, algunos de ellos con propuestas interesantes. Pero todavía sigue siendo duro el oficio de músico de jazz en España. Hay que superar ese cierto complejo de los programadores para incluirlos en cartel; y la audiencia tiene que aprender a escuchar esas nuevas propuestas apartando los prejuicios de la etiqueta o procedencia del músico.

El problema sigue siendo que para un artista que proponga algo diferente hay poco espacio donde desarrollarlo y trabajar. Ocurre también que el jazz sigue siendo una música con escaso apoyo institucional, esto sigue siendo asignatura pendiente en relación a la educación y la cultura. En este aspecto se ha crecido muy poco con respecto a los países europeos de nuestro entorno. La música en España sigue siendo "la cenicienta de las artes".


Portada del número conmemorativo del quinto aniversario
Noviembre - Diciembre 1995
Precio del ejemplar 625 ptas. / 850 ptas. con CD

PACHI TAPIZ: ¿Hay algo que eches en falta en la escena actual?

RAÚL MAO: Más bien sé lo que sobra y es ese concepto de "músico mediático" que también se ha instalado en el jazz y llena nuestra geografía.


Fotografía del quinto aniversario de Cuadernos de Jazz. De izquierda a derecha y comenzando por la primera fila:
* José Luis Salinas, Joe Lovano, Pilar Comín, Lee Konitz, Esther Cidoncha
* Reggie Johnson (detrás de Salinas), Kenny Barron (detrás de Lovano), María Antonia García, Phil Woods (detrás de Comín), Gary Bartz, Ebbe Traberg, Jorge García y Federico García Herráiz
* Ben Riley, Manuel I. Ferrand, Ángel Gómez Aparicio y Mario Benso
* (Desconocido agachado), Raúl A. Mao, José Mª García Martínez.

PACHI TAPIZ: ¿Cómo ves el futuro de Cuadernos de Jazz? ¿Cuál es el camino que tenéis en mente seguir para este proyecto, para encarar el futuro?

RAÚL MAO: Haber llegado a los primeros cien números editados, con continuidad durante 17 años, nos hace pensar y creer que el proyecto sigue siendo viable en la medida en que sigamos trabajando con entusiasmo, rigor y sepamos también adaptarnos a los cambios. Editar cada nuevo número es empezar desde cero, conseguir interesar al lector cada dos meses sigue siendo nuestro principal objetivo. Por eso la revista tiene que ser un testigo de lo que sucede en el tiempo que nos toca vivir, una plataforma para propiciar el debate de ideas, de opiniones y, en especial, para reflejar las permanentes contradicciones –musicales y personales– que todos tenemos. El futuro para nosotros es el presente.

PACHI TAPIZ: ¿Cuáles son las entrevistas o artículos de los que te sientes más satisfecho o de los que guardas un recuerdo especial?

RAÚL MAO: Son muchos los trabajos que podría mencionar: de las entrevistas, las de Ken Vandermark, Phil Woods, Tete Montoliu, Tal Farlow, Paolo Fresu, Joe Henderson, Jorge Pardo, Abbey Lincoln, John Lewis, Enrico Rava, Tomasz Stanko y Ornette Coleman, por mencionar algunas. De los artículos, las series de Vicente Ménsua Universos Musicales, Los Standards y Retratos desde el Limbo; los números monográficos dedicados a John Coltrane y Duke Ellington, los porfolios fotográficos de William Claxton, Herman Leonard, Jan Persson; las fotografías de Javier Nombela, José Horna, Esther Cidoncha… muchos de los textos de Carlos Sampayo, Ebbe Traberg, Don Hillegas, Jorge García, Ángel Gómez Aparicio, Eduardo Hojman, el perfil de Jason Moran de Enrique Turpin; especialmente los infravalorados & sobrevalorados que causó en el momento de su publicación bastante polémica, algunas de las votaciones para elegir los discos del año, sin olvidarme de la colaboración a lo largo de todos estos años de Mike Hennessey y muchos más que harían este recordatorio interminable.


Portada del número 50
Enero - Febrero 1999
Precio del ejemplar 675 ptas. / 4,01€

PACHI TAPIZ: ¿Te apetece relatarnos alguna de las muchas anécdotas que seguro le han sucedido a un veterano aficionado como tú?

RAÚL MAO: Más que anécdotas yo diría que son pequeñas historias de encuentros. Como por ejemplo, para recordar al recientemente fallecido Andrew Hill, el verano de 2002, en San Sebastián, cuando uno de nuestros objetivos era poder charlar con él y entrevistarlo para la revista. Chema García y yo anduvimos buscándolo sin éxito durante todo el día y ya a última hora de la tarde, cuando salía apresurado del hotel para dirigirme a los conciertos, se me acercó un señor encantador, me saludó y me preguntó si yo sabía dónde eran los conciertos: resultó que este señor era Andrew Hill, a quien por mi prisa no reconocí en el primer momento. Desde ese instante compartimos horas muy gratas con él en aquellos días.

Años atrás, diciembre de 1974, recuerdo el encuentro en Madrid con Gato Barbieri a quien conocí a través de unos amigos. Tenía algunos de sus discos, The Third World, Fenix y Under Fire y poco más, pero lo que hacía en esos años me interesaba mucho y por eso compartir un par de noches con él fue una experiencia interesante. Recuerdo que hablaba muy pausado –casi arrastrando las palabras–, de sus penurias económicas antes de componer la música para El último tango en París. La historia fue que, por dos noches fui su conductor, llevándole de un lado para otro en una furgoneta sin asientos, que se utilizaba normalmente para trasladar los enseres de la compañía Los Títeres de Horacio. Era para mí una experiencia importante en aquellos años ya que fue quizá el primer músico de jazz al que conocí personalmente y aunque nunca más he vuelto a coincidir con él.

Y en relación con Gato, recuerdo una rueda de prensa informal que dio Stan Getz en Buenos Aires en la que el despistado de turno le preguntó qué opinaba sobre Gato Barbieri. Recuerdo claramente una imagen y una respuesta. La imagen era la transformación del rostro de Getz, su color pasó rápidamente del sonrosado al lívido de aquel que se siente ofendido ante tal pregunta mientras respondía con un lacónico "No comment". No sé si el incauto entrevistador llegó alguna vez a preguntarse por qué "The Sound" respondió de aquella manera.

Y por poner un límite a las anécdotas, recuerdo una rueda de prensa, en Madrid, con los músicos integrantes del homenaje a John Coltrane por el 20 aniversario de su muerte: estaban McCoy Tyner, Freddie Hubbard, Reggie Workman y Elvin Jones. Yo me encontraba al final de la sala, próximo a la puerta de salida: en medio de la reunión, Jones se levantó sigilosamente de la mesa, hizo un comentario a su mujer, como que iba al servicio y al salir me preguntó "¿dónde puedo beber una copa de vino?".


Portada del décimo aniversario
Julio - Agosto 2000
Precio del ejemplar 5,70 €

PACHI TAPIZ: Una de las iniciativas de Cuadernos de Jazz fue la creación de la fundación Ebbe Traberg. ¿Nos puedes hablar de esta fundación, de sus objetivos y de sus actividades?

RAÚL MAO: La Fundación se constituyó por voluntad de Ebbe Traberg con la colaboración de Cuadernos de Jazz Editores y con la finalidad de llevar a cabo todo tipo de actividades orientadas a la difusión, apoyo a la creación y, en general, mayor implantación social de la música contemporánea y especialmente del jazz. Entre las principales líneas de actuación que se han desarrollado gradualmente y de acuerdo a sus posibilidades financieras están la organización de conciertos, exposiciones gráficas de portadas y tipografías en el disco de jazz, la coedición de dossieres y fundamentalmente la preservación y catalogación de la colección discográfica y bibliográfica donada a la fundación por Ebbe Traberg. Así fue su deseo y así tratamos de cumplir.

PACHI TAPIZ: Desde hace unos años en Cuadernos de Jazz os dedicáis a la representación de artistas. ¿Qué os llevó a comenzar a trabajar en esta dirección?

RAÚL MAO: Comenzamos como revista, después agregamos la venta de discos a través de un encarte que publicábamos con CDJ; más tarde creamos una tienda on-line (carmencdcenter.com)que ha estado inactiva durante los últimos años y que muy pronto volveráa estar en funcionamiento. Todo ello como partes de un todo que es la música, como servicio a los aficionados y, por qué no decirlo, como fuente de ingresos complementarios para el objeto principal que es Cuadernos de Jazz.

La representación de músicos era algo que hacíamos desde muchos años atrás y sin darnos cuenta ya que poníamos en contacto a promotores con músicos, a músicos con discográficas… colaborando de manera desinteresada con todo aquél que nos pidiese ayuda. Hasta que nos dimos cuenta de que aquí también podíamos llevar a cabo una tarea importante si teníamos en cuenta que había muchos grupos que nunca venían a España y que por tanto nunca había ocasión para escuchar su música en directo con lo que esto supone de limitación para el aficionado y para el medio. Esa faceta se ha ido desarrollando fundamentalmente con músicos españoles, europeos y algunos americanos. Lo más importante es que cada vez hay más músicos que nos buscan y podemos decir que también más programadores que tienen en cuenta nuestras propuestas.


Más información sobre Cuadernos de Jazz : http: //www.cuadernosdejazz.com

   
   

Texto © 2007