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..: MARC COPLAND: MENOS ES MÁS (segunda parte)

   
 

Por Sergio Zeni. Fotos por Pablo Neustadt.

Tras la primera parte de nuestra entrevista, quedamos con Marc Copland en retomar nuestra conversación el día de su concierto en Madrid. Lamentablemente surgieron problemas con los horarios y el encuentro no se pudo producir. De todas maneras el pianista accedió a que le enviáramos por e-mail las preguntas que teníamos preparadas. Aquí están sus respuestas.

   

SERGIO ZENI: Después de escucharte en directo, se impone una pregunta… ¿Tendremos algún disco en directo de Marc Copland o siempre preferirás editar material interpretado en estudio?

MARC COPLAND: Una grabación en vivo puede resultar problemática en cuanto al sonido, aunque está claro que ofrece la posibilidad de que tenga un ambiente muy distendido. Hasta ahora la mejor solución, en mi caso, ha sido mantener ese ambiente distendido en el estudio. Una forma de lograrlo es incluir temas improvisados o escogidos espontáneamente, como en los conciertos.

     Yo improviso a partir del sonido y las sensaciones. No me acerco a la música con un programa previo con las notas que voy a tocar, sino que elaboro a partir de los elementos presentes en una noche dada. Es mucho más fácil tocar cuando el sonido es nítido, y es más fácil lograr esa nitidez en un estudio. Por ejemplo, en directo, un platillo de la batería puede eliminar casi por completo los armónicos de un piano de cola. Bill Stewart, Jochen Rückert, Billy Hart... son todos músicos muy sensibles y me dan las mejores opciones de escuchar los armónicos del piano. Aun así, un platillo es un platillo, y no hay mucho que puedan hacer, aparte de que han de poder tocar, no pueden sentirse inhibidos.

SERGIO ZENI: El jazz deposita cada día en tus manos un buena dosis de libertad. ¿Esa libertad supone alguna responsabilidad?

MARC COPLAND: La libertad de crear espontáneamente es un don que ha de usarse con gran soltura y, a la vez, con cuidado. Conducir un coche sin cuidado sería peligroso, pero si uno condujera sólo por calles que ya conoce, no podría disfrutar de vistas nuevas ni llegar a nuevos destinos. Uno puede adentrarse en nuevos caminos, ¡pero se requiere habilidad y conocimientos! La "Libertad" en el jazz no es algo sin propósito o disciplina.

     Es responsabilidad del artista para con sus compañeros de grupo y su público dar cada actuación al nivel más elevado y honesto posible, pero si empieza a parecer más una responsabilidad que un profundo acto de amor y meditación ¡quizás es que algo va mal!

SERGIO ZENI: En ese texto sobre el colonialismo que inspiró tu "The Sun at the Zenith", Sartre dice refiriéndose a los franceses de 1961 "En este momento estamos enfermos de miedo". ¿Crees que, en términos generales, EE UU está enfermo de miedo, que hay poderosos intereses para que esto sea así?

MARC COPLAND: Tras seis años de enfermedad relativamente severa, quizás derivada de una sensación de miedo que nuestros líderes han manipulado sin ningún pudor, parece que la mayoría de la opinión pública estadounidense está empezando a recobrar el sentido. Muchos esperamos con fervor que esta recuperación no llegue con demasiado retraso para el resto del mundo. Por desgracia, aun cuando el "paciente" siga mejorando, será demasiado tarde para miles y miles de personas inocentes.

     Hay una vieja frase de Goering sobre el uso del miedo para manipular a las masas para ocultar el verdadero fin de las guerras coloniales o de agresión. No es una técnica nueva, la han usado muchos países a lo largo de la historia.

SERGIO ZENI: Hablando de miedos, ¿cuál crees que es el miedo más peligroso para un artista? ¿Cuáles son tus miedos más frecuentes a nivel profesional, a nivel musical?

MARC COPLAND: Cualquier artista puede estar sujeto a miedos de cualquier tipo, como todo el mundo. Para que la obra del artista sobreviva y madure, éste ha de ser capaz de mantenerse abierto y creativo ante el miedo. Eso es más fácil de decir que de hacer, el miedo puede alejar al artista de la expresión estética honesta. Los grandes demuestran esta honestidad en lo mejor de su música.

SERGIO ZENI: Multitud de grabaciones, festivales en todo el mundo… No se puede negar que el jazz, al que más de una vez quisieron dar por muerto, goza de buena salud, aunque quizá no se pueda negar que hay ciertos males que le afectan. ¿Cuáles crees que son las principales "enfermedades" que juegan en su contra?

MARC COPLAND: El jazz sobrevivirá mientras haya forma de que la música llegue al público con la mínima interferencia estética. Hay veces que es más fácil que otras, pero hasta ahora siempre ha sido posible.

SERGIO ZENI: Acabas de realizar una gira con Dave Liebman. ¿Qué tal ha resultado esa experiencia, pensáis sacar un nuevo disco a dúo?

MARC COPLAND: Dave Liebman es un gran colega, tanto a nivel personal como profesional, y desde luego que nos gustaría grabar otro CD a dúo, como continuación a Bookends, que grabamos hace unos años para Hatology.

SERGIO ZENI: ¿Qué músicos crees que han dejado en ti una huella indeleble, no simplemente como instrumentista, sino también en tu manera de vivir la música, de expresarte?

MARC COPLAND: Los músicos que más me han influido, lo han hecho no sólo por su música, sino, de forma más importante, por su callada dedicación y su honestidad artística. Cuando conocí a John Abercrombie hace 33 años, se convirtió en una influencia tremenda. Tocamos juntos en los setenta. Una vez nos reímos mucho por una reseña –escrita antes de que se hiciera famoso– que le calificaba como "elegantemente discreto", pero de cierta manera era muy acertada, John siempre toca con elegancia y nunca obstaculiza la música.

     Gary Peacock es otro... tenemos un punto de vista estético similar. En él todo es música, siempre. No tiene miedo alguno de respaldar aquello en lo que cree. Cuando empezamos a tocar juntos, allá por los primeros ochenta, se limitaba a disfrutar la conexión musical que hay entre los dos. Nuestra conexión se sentía mágica, y aún es así tras más de veinte años.

SERGIO ZENI: ¿Cuál es en este momento tu principal desafío como músico?

MARC COPLAND: El desafío constante de cualquier músico es tocar música honesta, seguir tocando lo que uno oye, independiente de lo que esté o no de moda.

SERGIO ZENI: Tú, que nos has ofrecido maravillosas lecturas de, por ejemplo, Paul Simon o Joni Mitchell… ¿Por qué crees que –en general– hay cierta resistencia de los músicos de jazz a visitar con mayor frecuencia canciones populares más recientes?

MARC COPLAND: Yo tengo la impresión de que más que evitar las canciones pop, muchos músicos de jazz están demasiado dispuestos a tocar música pop porque creen que así venderán. ¿Me equivoco? En cualquier caso, si una canción es buena, es buena, si tiene algo profundo puede desarrollarse e interpretarse.

     A veces es más difícil hacer eso con una canción pop porque puede parecer que su secuencia de acordes o su melodía o su estructura se presta menos a la improvisación jazzística. Sin embargo, desde siempre los grandes músicos y las grandes canciones han acabado por encontrarse: mira lo que hizo Coltrane con "My Favourite Things" y "Chim Chim Cheree"...

SERGIO ZENI: Háblanos un poco de esas diferentes versiones de un mismo tema que a veces incluyes en un disco. ¿Cómo surgió la idea, qué criterio empleas para hacer esto en un álbum determinado?

MARC COPLAND: Te refieres, creo, a las versiones recurrentes de "My Favourite Things" del disco Haunted Heart y "Old Friends" de And. Esta idea se le ocurrió a Werner Uehlinger, el productor de Hatology records, que quería una "obertura y epílogo" para Haunted Heart, y me pidió que buscara una forma de hacerlo días antes de que grabáramos el disco. No tenía muy claro qué me estaba pidiendo, y más o menos me olvidé del asunto, pero al final de la sesión, el productor, Art Lange, me recordó que no había grabado una obertura o un epílogo.

     El resto de los músicos había recogido ya sus cosas y pensé, bien... los temas que hemos grabado son algunas de mis cosas favoritas [1] de forma que... empezaron a grabar y toqué "My Favourite Things", solo, durante una media hora, diez o doce versiones en total. En vez de escoger las dos mejores, elegimos tres. La idea pareció cobrar vida.

     Ese mismo día yo había regresado de Europa y me había ido directo del aeropuerto al estudio, en Manhattan. Me acuerdo de que me sentía muy cansado durante las tres últimas horas de la sesión. Para cuando estaba tocando estas piezas cortas a piano solo me encontraba en otro plano, casi semiconsciente o inconsciente.

     Con los dos siguientes discos en Hatology ocurrió algo parecido, sin plan previo y a sugerencia de Uehlinger ("Time Within Time") o, como en el caso de "Old Friends", en el que la idea me vino a la cabeza al despertarme el día que teníamos la sesión.

     Esas versiones múltiples ayudan a dividir el disco en "capítulos", lo que no queda mal.

     Los productores con sensibilidad hacia el artista, como Uehilinger, marcan una gran diferencia. La clave es que saben cómo colaborar con el artista, no cómo dictarle. Jason Seizer, de Pirouet, por ejemplo, estaba comentando conmigo una serie de proyectos posibles para el futuro. Le expresé mi idea de grabar en trío con Gary Peacock, algo que no había hecho desde hacía algunos años, pero no conseguía decidirme por el batería adecuado; tras algunas deliberaciones, se le ocurrió la idea de una serie de tres grabaciones a trío. A mí me venía fantástico, sólo había grabado dos discos a trío hasta entonces (Haunted Heart y Some Love Songs)... era como un gran lienzo en blanco.

     Tengo la gran fortuna de que los productores con los que trabajo, como Uehlinger, Seizer y Franl Nagel-Heyer, sean así.

SERGIO ZENI: ¿Sueles componer pensando en los músicos que te van a acompañar?

MARC COPLAND: Los mejores temas parece que se escriben por sí mismos. A veces tengo en mente el sonido de ciertos músicos concretos, pero a veces no. Aun así, el tema puede acabar siendo adecuado para la circunstancia para la que se creó o puede terminar usándose con éxito en un entorno completamente distinto.

SERGIO ZENI: El gran árbol del jazz continúa ramificándose, incluso a veces no está muy claro qué es jazz y qué queda fuera, los límites son cada vez más difusos, mestizajes, crossovers… ¿Cómo ves el futuro de esta música?

MARC COPLAND: El futuro del jazz puede ser cualquier cosa... ¡lo único con lo que se puede contar es que buena parte será una sorpresa! Y eso es bueno.

Notas:
(1) "My Favourite Things"

   
   
© 2007, Sergio Zeni, Tomajazz (del texto)
© 2006, Pablo Neustadt (de las fotografías)
© 2007, Fernando Ortiz de Urbina, Tomajazz (de la traducción)