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..: JUAN CORTÉS

   
 


Juan Cortés
es un muy joven pianista de origen tarraconense de la escuela de Chano Domínguez. A sus 26 años ha presentado un primer trabajo discográfico de título "Jurepén" producido por Guillermo McGuill y con colaboraciones, entre otros, de Jorge Pardo y Antonio Serrano. Aquí reproducimos la conversación que Juan mantuvo con Enrique Farelo para el programa "Alquimia" de Radio Rivas (www.audio.ya.com/radiorivas - Madrid) en marzo de 2004.

   


Juan Cortés

Enrique Farelo: Define tú mismo tu estilo. "Jurepén" es una obra de ¿flamenco? ¿jazz flamenco? o ¿flamenco de jazz?

Juan Cortés:
Yo lo definiría más bien como de música mía. Tiene cosas de flamenco, porque quieras o no es lo que siempre he escuchado en casa, pero también he escuchado otras cosas. Te vas informando y escuchas cosas que mis abuelos o mis padres no habían escuchado. Músicos americanos, músicos de jazz y te va gustando... música cubana. Al final intentas hacer lo que a ti te gusta. Yo no busco una etiqueta de flamenco o de flamenco jazz. Más bien son composiciones mías que tienen cosas mías.

E. F.: Parece existir en la actualidad un auge del piano en el flamenco (Diego Amador, Chano Domínguez, Pepe Torres...). ¿Crees que esto es así? ¿Puede incluso llegar a competir el piano con el que ha sido instrumento del flamenco por antonomasia que es la guitarra?

J.C.:
Ten en cuenta que la guitarra ha sido el instrumento más flexible. El flamenco se ha movido siempre en entornos populares con gente que se juntaba en juergas y fiestas privadas y entonces el instrumento más accesible era la guitarra. Luego también bailar, cantar, tocar las palmas... el cajón por ejemplo se ha introducido hace poco. El piano no es un instrumento muy accesible. Se está introduciendo ahora en el flamenco. Es lo natural, se va a ir reconociendo. Conforme haya más acceso a más información y a más instrumentos el flamenco se irá enriqueciendo.

E.F.: Cuando elegiste el piano como instrumento, ¿en qué estilo estabas pensando trabajar?

J.C.: Yo para tocar flamenco porque era lo que escuchaba siempre. Yo tocaba lo que escuchaba. Mucho de Paco De Lucía, de Sabicas... Pero tampoco fue decir voy a tocar el piano y voy a tocar flamenco. Dio la casualidad de que tenía un piano en la casa y todo lo que escuchaba lo sacaba al piano.

E.F.: ¿"Jurepén" significa algo?

J.C.:
Significa sentimiento. Algo que te mueve en tu interior, que te lleva a hacer algo, y en este caso es la música. La música tiene que tener una historia detrás para contar algo, tiene que haber un sentimiento que te lleve a componer.

E.F.: En el tema "A Saco" incluyes la armónica. ¿Cómo se te ocurre incluir la armónica en un tema de este estilo?

J.C.:
Es que más que pensar en el instrumento pienso en el instrumentista. Conozco desde hace mucho por Guillermo McGuill, con quien empecé a tocar por Madrid, a Antonio Serrano. Me gusta mucho su forma de tocar y de entender la música. Abarca del jazz al clásico, incluso flamenco. Ya te digo que más que pensar en que quiero una armónica pienso en que quiero a Antonio Serrano que es un músico muy completo. A lo mejor otro tocando la armónica quizá no me hubiera cuadrado.

E.F.: ¿Qué es tener duende?

J.C.:
Es como tener capacidad para expresarte sin hablar. Lo mismo en la pintura, en el baile, en la escritura... Hacer algo que a la gente le transmita, que le llegue el mensaje pero no de forma directa. Que la gente lo entienda pero sin saber por qué lo ha entendido.

E.F.: ¿A qué músicos le debe más Juan Cortés?

J.C.:
A Camarón y a Paco de Lucía que son los culpables de casi todo el flamenco que hay hoy en día. Además a otra gente como Bill Evans, Herbie Hancock... Yo no tengo nada que ver con ellos, con el jazz, pero sí con esa libertad que tienen ellos y que yo trato de llevarla al flamenco que parece un mundo muy cerrado. Parece que si no haces todo como está establecido te van a decir que no eres flamenco. Para mí el flamenco es libertad, poder expresarte. Si es con ritmo de bulería y tu lo que sientes es flamenco pues va a sonar a flamenco.

E.F.: Parece que haya una especie de censura en ese sentido. Parece que cuando hay un músico que saca un disco que va un poquito más allá del flamenco parece que la parte gitana (como decía Paco De Lucía hace poco: "mi disco lo juzgarán los gitanos") son los jueces que dictan la aprobación o no de la obra.

J.C.:
Siempre hay esa cosa de que si no le suena a uno "normal" como entendería alguien mayor ya no es flamenco. Alguna cosita nueva bien, pero no ir mucho más allá. Ya la cosa suena como que no es de aquí.

E.F.: ¿Es más importante la tradición que la vanguardia en el flamenco?

J.C.:
Según puntos de vista. Para mí no. Para mí es libertad. Tienes un ritmo y una forma de sentir la música, que eso sí es el flamenco, pero formas de expresarla puede haber muchas. Cada persona tiene su forma de expresarse. No puedes expresarte como lo hacían hace cincuenta años, al igual que no puedo expresarme como cantaba mi abuelo, ni mis nietos lo harán como lo hago yo. Lo mismo con la música. Si tengo mi forma de tocar porque he estado toda mi vida tocando el piano, que otro lo haga como yo es muy difícil. Siempre tiene su forma de pensar, sentir el ritmo, el compás, la armonía...

E.F.: La música ¿es técnica?, ¿sentimiento? o ¿ambos?

J.C.:
Técnica hace falta como para un escritor saber escribir y leer. Hace falta porque si no la tienes no sabes expresarte pero para mí son las dos cosas. Tiene que haber una historia que contar, algo que te mueva y que la gente lo reciba. Intentas dar lo que tu tienes y la gente lo recibe o no. Pero yo al menos intento que haya esa comunicación.

E.F.: ¿Directo o estudio? Qué prefieres.

J.C.:
Directo. Siempre se crea esa comunicación. No hay ataduras ni de cables ni de micros, es más salvaje. La comunicación es inmediata. En el disco escuchas lo que tocaba yo en marzo del año pasado. Para mí eso es como yo estaba en ese momento, ahora los temas los tocaría de otra manera.

E.F.: ¿Posees algún tipo de ritual a la hora de componer o te obliga de alguna manera Mari Mar Martínez?

J.C.:
(Risas) Bueno, depende de épocas. Es como un estado en el que te salen tres o cuatro temas en un día y luego una época en la que no te sale nada. Mari Mar me lo dijo: "tienes que hacer un tema que quiero bailar algo tuyo"; y se puso tan pesada que lo hice. Pero me gustó mucho porque fue el encargo de una amiga. Ella es bailaora y los pies en ese tema los pone ella.

E.F.: Antes de un concierto, ¿cuánto dedicas a ensayar? No con el grupo si no tu solo.

J.C.:
Cinco o seis días antes de un concierto no suelo tocar el piano. Me pego una paliza la semana antes y luego dejo de tocarlo la semana antes. Espero al concierto. Así lo coges con más gana. Con sólo que sea un día, pero el día antes no me gusta tocar. Espero a descargar en el concierto.

E.F.: La figura de Guillermo McGuill, ¿qué importancia tiene en tu música? Él es el productor de tu trabajo.

J.C.:
Guillermo McGuill tiene mucha culpa de que estemos aquí tocando. Yo le conocía a él cuando yo tenía unos 17 o 18 años aquí en Valencia (ahora tengo 26). Escuchaba mucho hablar de Guillermo, un musicazo y le enseñé lo que yo tocaba y se creó una amistad. Me dijo que cuando fuera a Madrid le llamara para ir a ver conciertos. Al llegar le llamé para tocar y él encantado. Vino también Jorge Pardo. Era mi primer concierto en Madrid y fue una cosa grande. Él fue quien me fue guiando, diciéndome con quién hablar... y he tocado con su grupo. Mi hermano, Guillermo y yo hemos tocado en muchas ocasiones. Con Esperanza Fernández, con el grupo de Guillermo que es más jazz, con "El Bola", Agustín Carbonell...

E.F.: ¿Con qué músicos con los que no hayas tocado todavía has soñado hacerlo?

J.C.:
Con Paco De Lucía. Para mí sería un sueño muy grande realizado. Es como mi padre musical. Has aprendido todo, has escuchado todos sus discos y te gusta la forma de interpretar que tiene. Entonces es un reto pero no sabes si llegara la oportunidad si sabrías muy bien que hacer.

E.F.: ¿En qué escenario te gustaría tocar?

J.C.:
Hay sitios muy bonitos pero eso me importa menos. Me importa más con quién. Igual en un localito pequeño se crea un atmósfera y el concierto sale mejor que en un teatro grande lleno de gente. Un sitio muy grande te gusta más pero musicalmente a lo mejor llena más en un sitio más recogido. Pero no tengo preferencia.

E.F.: ¿Consideras que la música árabe puede enriquecer el mundo del flamenco?

J.C.:
Sí claro. Para mí la música árabe es una de las madres del flamenco, a partir de ella se formó el flamenco. De la música judía, la música árabe y la música española. Por eso siempre se han hecho cosas árabes. Está muy conectada.

E.F.: ¿Qué músicos escuchas en tu tiempo libre?

J.C.:
Escucho muchos pianistas... Diego Amador, Chano Domínguez... Músicos que hacen nueva música de flamenco con influencias. He escuchado últimamente también el disco de Pedro Ojesto y Sergio Monroy que intentan dar su punto de vista a través del piano. También guitarristas, me gusta mucho el disco de Ramón Jiménez, el disco del "Bola"... aparte de los discos de Paco De Lucía y de Camarón. También a Chick Corea, Bill Evans... más que nada pianistas y guitarristas.

E.F.: ¿Cómo surge la colaboración de Jorge Pardo en "Jurepén"?

J.C.:
Es que el disco es una reunión de amigos. Llamé a Jorge porque le conocía de hace mucho tiempo y ya le había dicho que cuando grabara algo tenía que tocar conmigo. Y grabó un tema con la flauta y otro con el saxo. Para mí es un maestro. Me parece a nivel de concepto de los músicos más visionarios de España.

E.F.: Cuando tocas el piano, ¿piensas en piano o en guitarra?

J.C.:
Depende del momento. Hay momentos en que me gusta más sonar a piano y otros a guitarra. Otros momentos en hacer más la melodía como haría un saxo. Esa es la grandeza que tiene el piano, que puedes abarcar muchos campos. Pero tal vez a piano es como menos me gusta sonar, me gusta más buscar otros sonidos diferentes. Huyo de eso. Pero en el flamenco siempre tienes como referencia la guitarra. Si quieres sacarlo como piano tienes que sacarlo como algo más bien nuevo porque de referencia hay muy pocas. Dos o tres referencias de piano flamenco en los años cincuenta y sesenta con Pepe Romero y Arturo Pavón.

E.F.: ¿Es una ruptura entonces lo que estáis llevando a cabo en el mundo flamenco Diego Amador, Chano Domínguez o tu mismo?

J.C.:
Tampoco una ruptura. Es un condimento nuevo, un sabor nuevo al flamenco. El flamenco con la guitarra no se va a perder. Está antes que nosotros, antes que el piano. Todos los pianistas que han salido han intentado imitar la guitarra, imitar los rasgueos, los arpegios... Ahora lo que pasa es que se tiene más información, conoces más pianistas y coges lo que más te gusta.

E.F.: Se solía decir que el jazz es música de negros. El flamenco, ¿es música de gitanos?

J.C.:
De gitanos, de payos... yo lo que si creo es que el flamenco se crea a partir de un ambiente, una forma de criar, de estar en la casa, de reaccionar ante la vida... esas son las cosas que diferencian al flamenco. ¿Gitanos, payos? Siempre ha habido ese debate. Yo creo que el flamenco es de quien siente el flamenco. De ese ambiente. Que te gusta salir por la noche, tomarte dos copas y coger una guitarra, echar un cante, tocar las palmas... si hay ese ambiente hay flamenco, si no, es muy difícil.

E.F.: ¿Por dónde crees que va a ir la música en España?

J.C.:
Por el mestizaje. Coger cada uno lo que más le gusta y hacer su música. Lo mismo en la música que en todo. Fíjate en la cantidad de gente que ha llegado a España y eso va a hacer que dentro de veinte años sean otros españoles, aunque nosotros también venimos de algo. A saber de dónde vienen nuestros abuelos o tatarabuelos. Siempre es el mestizaje.

E.F.: ¿Cuándo cree Juan Cortés que alcanzará su madurez musical?

J.C.:
Pienso que la madurez del músico llega el día antes de que ese músico muera. Siempre encuentras fallos y te queda algo por mejorar. Siempre hay alguien que escuchas que te deja perplejo. Te influencia. No sé a quién se lo escuché pero es una frase que me marcó: "yo haría el disco perfecto de mi vida el día antes de morir". Ya has aprendido todo lo que tienes que aprender y dejarías aquello que tu sientes. Yo grabaré un disco el año que viene, será un paso más pero siempre te queda ese vacío de hacer otra cosa.

© Enrique Farelo, Tomajazz 2004