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..:: Un recuerdo para Lester Bowie

   
 

 

 Artículo publicado originalmente en ADAMAR, reproducido con permiso de dicha revista y su autor.
Antonio Martín
 

   

No se trata de ensalzar la obra y figura de los músicos fallecidos, ya conocemos la malsana costumbre de santificar a muchos difuntos, que a menudo no han sobrepasado los limites de la vulgaridad. Sino al menos intentar valorar su legado cultural, y rememorar a aquellos a los que lamentablemente con demasiada frecuencia se olvidan.

 

De los que últimamente se han ido, y cuyo recuerdo deberíamos conservar, está Lester Bowie. No considero discutible que ha sido uno de los trompetistas más interesantes de las ultimas décadas. Forma parte de esos músicos que aportan aire fresco a la escena musical tan necesario para que el jazz siga viviendo. No es que ese aire fuera un vendaval pero desde luego mucho más que una brisa, lo suficiente como para despeinar a más de uno. Una de sus características sería su excepcional tolerancia musical sin dejar nunca la tradición del jazz, rara cualidad. Como trompetista sorprende su extensa paleta sonora, su limpio sonido (a menudo aderezado de efectos), su expresionismo y sin duda su técnica. En este caso nada que objetar, si sobre todo tenemos en cuenta que lenguaje nunca deja de ser particular.

 

Sus influencias fueron tan variadas, que en este punto se hace necesario recordar parte de sus inicios musicales.

 

Aunque nacido en Frederik-Maryland (1941) su infancia y adolescencia las pasó en St. Louis, donde aprende de su padre a tocar la trompeta a los 5 años, forma su primera banda a los 16, y tras su servicio militar la mayor parte de su trabajo la realiza en grupos de blues sobre todo en estado de Texas, vuelve a St. Louis y crea el grupo New Jazz Quintet donde participa a la batería Phillip Wilson. En 1965 se convierte en el director musical de la cantante y pianista Fontella Bass (quien sería su mujer), al año siguiente se desplaza a Chicago donde conoce a Muhal Richard Abrams y entra a formar parte del colectivo AACM (Association for the Advancement of Creative Musicians), momento este crucial para el legado que conocemos hoy.

 

Hasta estos momentos, que simplificando podría decirse que son sus años de formación, Lester Bowie se ha movido en terrenos del rock, rhytm and blues y jazz. Ha acompañado a tipos como James Clay, David “Fathead” New-man, Albert King, Solomon Burke o Rufus Thomas. Con este currículo ya estaba preparado para la fascinante aventura del Art Ensemble of Chicago, formación con la cual se daría a conocer para la mayor parte de los aficionados al jazz.

 

Por otro lado habría que considerar el interés que tuvo Lester por aspectos sociales y políticos: “No sé como puedes tocar cualquier tipo de música improvisada personal y con sentido sin un contenido político”  “Siempre he preferido a Malcom X, los seguidores de Martin Luther King no contaban con un programa real para hacer frente a los problemas, su unico objetivo era la integración... Lo que hace falta es acabar con esa política que mantiene el sistema de clases y apoya la trampa del poder”. Y su constante obsesión por los problemas económicos “Deme dinero para que puedan realizarse mis proyectos” “Llevo un montón de años en este negocio y puedo considerar bueno el año en el que gano lo mismo que mi cartero”.

 

El Art Ensemble of Chicago, que en un principio se llamó Roscoe Mitchell Art Ensemble, con Lester Bowie, Roscoe Mitchell, Malachi Favors, Joseph Jarman y Phillip Wilson se desplaza en 1969 a París, y será aquí donde toma-ría su nombre definitivo: “Los franceses, hablando de nosotros, y queriendo mostrar que ni eramos de allí ni neoyorquinos, precisaban siempre que procedíamos de Chicago, por lo que tomamos tal nombre” y realizarán su primera grabación. El año siguiente aparece Don Moye por París y sustituye a Wilson. Esta formación ya no se verá alterada. La ensalada formada de tradición, modernidad, humor y parodia, y escenificada con maquillajes, disfraces y poemas por el Art Ensemble of Chicago ha sido una de las experiencias mas estimulantes que ha sufrido el jazz en las ultimas décadas.

 

La inquietud de Bowie, hizo que además de sus aportaciones al Art Ensemble, creara un buen numero de diferentes proyectos (New York Organ Ensemble, Sho´nuff Orchestra, From the Roots to the Source) participara en otros diversos grupos (New Directions de Jack DeJohnette, The Leaders con Arthur Blyte y Chico Freeman) pero seguramente su grupo más personal e interesante sea Brass Fantasy:  “La Brass Fantasy es una especie de fanfarria como se encuentran en Nueva Orleans, sin piano, saxofón o guitarra. Entre finales de los 70 y comienzos de los 80, comencé con un quinteto de trompetistas, con Malachi Thompson, Stanton Davis, Wynton Marsalis y Olu Dara. Y realizé mi sueño en 1982, durante un festival de música clasica en Alemania. Me dejaron formar la orquesta que deseaba, fue la Brass Fantasy... Las dos principales formaciones con las que participo, son diferentes, el Art Ensemble of Chicago es un grupo de artistas, la Brass Fantasy toca en Las Vegas, es una orquesta de entretenimiento, de música popular. El repertorio de la Brass Fantasy es muy abierto, viaja entre diferentes géneros. He escuchado Don´t cry for me Argentina cantado por Madonna, me ha gustado y me he dicho que podría convenirle a este grupo. Si una canción tiene buenos arreglos, pueden extraerse cosas interesantes... He retomado incluso un tema de las Spice Girls”

 

Algún incauto se atrevió a decir que la música de Lester Bowie no era jazz, ¡qué equivocado estaba!“Los que consideran el jazz como una música de repertorio hacen un grave error. El jazz, es un sentimiento, un concepto, una forma de vivir, una aproximación, una actitud, pero desde luego no es una música de repertorio. En sí mismo incluye numerosas formas diferentes. Tengo la costumbre de decir a los jóvenes músicos que es una forma artística y no una formula o un ejercicio escolar, académico. Es una música contemporánea con sus formas y sus emociones, es el sonido de la sorpresa y de la cólera... El jazz crece, se desarrolla naturalmente transformándose sin interrupción, no puede estar paralizado o ser asesinado. Nuestro deber es hacer que continúe este movimiento aportando nuevas ideas. El jazz es real, ¡debe ser real!”

 

Tras esto, Lester Bowie me ha dejado sin palabras, creo que lo mejor que podemos hacer es escuchar su música.