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..:: IÑAKI SALVADOR

   
 


Iñaki Salvador (Donostia - San Sebastián, 1962) es uno de los más importantes pianistas del jazz español. Cuenta con varias ediciones discográficas, ha compuesto para teatro y televisión y ha puesto colchón sonoro a voces de la tradición vasca como Mikel Laboa.
En la actualidad reparte su tiempo entre la dirección del departamento de jazz de Musikene (Centro de Estudios Superiores de Música del País Vasco), diversas actuaciones o el mundo del teatro.

Por Carlos Pérez Cruz (Diciembre 2003)

   


Iñaki Salvador
(© Herminia Sirvent)

El día 21 de enero actúas en el Auditorio Kursaal con una formación especialmente seleccionada para la ocasión. ¿Estamos hablando de un concierto de reconocimiento a la figura de Iñaki Salvador?

Se trata de una reedición de un hermoso regalo que el Festival de Jazz de Getxo me hizo hace un par de años, un concierto de “Carta Blanca”, es decir, el lujo de poder elegir con qué músicos quieres compartir escenario por una noche. Ahora es Donostia quien quiere repetir la experiencia y vuelvo a recibirlo como un obsequio al mismo tiempo que como una oportunidad de devolver la confianza que deposita en ti quien te ofrece una oportunidad así. Hablar de “reconocimiento a mi figura” podría sonarme muy halagador si no me resultara excesivo. Lo de figura parece que suena a alguien quien ha llegado a algún sitio y te soy sincero si te digo que me siento, más que nunca, “en la carretera”, en pleno aprendizaje y crecimiento. O quizá más exactamente (sin renunciar al gozoso sentimiento de ser “eterno estudiante”) en un momento en el que voy interiorizando más nítidamente la filosofía de una frase que leí por ahí y que intenté incorporar a mi mochila como axioma vital: “la felicidad no es una estación a la que se llega sino una forma de viajar”.  Siendo esto así, este concierto lo vivo como una parada del viaje en la cual voy a compartir una “cafecito musical” con unos viajeros de lujo, o puede vivirse también como si estos enormes músicos fuesen revisores del tren en el que viajo, quienes me van a pedir el billete, desde luego, y a quienes se lo voy a mostrar con la sana y humilde intención de demostrar que lo compré porque me gusta viajar y porque quiero seguir ruta.

En Getxo ya tuviste una experiencia de “carta blanca”. ¿Cuál ha sido tu criterio de selección de los músicos?

Pensé en el momento de elegir en personas de las que pudiese aprender mucho desde su enorme experiencia, más que en creadores necesariamente innovadores y/o transgresores. Siendo un concierto para el cual sólo puede hacerse un ensayo consideré, y creo que acerté, que sería interesante contar con gente con la cual abordar un repertorio muy “estándar” a partir del cual disfrutar de su peso, de lo contundente de su pulsión rítmica, de su lenguaje,  de su cualidad como representantes de lo más genuino de lo que damos en llamar “la tradición”. Pienso que todos ellos, algunos más veteranos, otros más jóvenes, han estado y están escribiendo páginas de la historia del jazz desde su enorme honradez y discreción como músicos, en esa zona de la escena en la que se colocan, por derecho y voluntad propias, los bregadores, más que los timoneles. En Getxo gocé de la lección de “oficio” y respeto por la música y los músicos que me ofrecieron. Y estoy seguro de que en Donostia, al márgen de la suerte que tengamos en   los resultados, el proceso va a estar trufado de los mismos principios básicos.

¿Cuál va a ser el repertorio de concierto?

Al igual que sucedió en Getxo será una mezcla de temas “estándar” con composiciones mías. Desde composiciones tan conocidas en nuestro universo musical como “Invitation” o “Black Nile” a temas propios de mis CDs de estos años como “Mind” o “Como tú quieras”, o algunos de ellos algunos inéditos como “Duda razonable”. Todo ello con sencillos arreglos para sexteto que estoy preparando para la ocasión.


Iñaki Salvador (Festival Jazz Getxo 2002)
José Horna)

Si tuvieras la posibilidad de una “carta blanca” con músicos de toda la historia del jazz, ¿qué nombres te acompañarían en el escenario?

Pues lamento no ser capaz de hacer un ejercicio de “fetichismo” musical. Digo siempre, y desde la máxima sinceridad aunque pueda sonar asquerositamente “políticamente correcto”, que considero que ha sido y es un privilegio compartir escenario con todos y cada uno de los músicos con quienes he trabajado y trabajo. Con unos ha podido haber mayor sintonía que con otros, de algunos habré aprendido más que de otros, con algunos habré conseguido mejores resultados musicales, y muchos de ellos habrán gozado de mi compañía y muchos otros no, pero la experiencia de uno es algo a no despreciar nunca, sobre todo porque te ha forjado y te ha hecho llegar hasta donde estás. En ese sentido, cualquier músico considerado como “histórico” en la historia del jazz, a buen seguro me hubiera interesado y me interesa como compañero de escenario.

No son malos momentos para Iñaki Salvador. A la actividad como instrumentista sumas la coordinación del departamento de jazz de Musikene. ¡Por fin un sueldo estable!

Bien es sabido que sueldo estable no es siempre, ni mucho menos, sinónimo de bienestar profesional, si entedemos éste como el privilegio de desarrollar una actividad remunerada que llene nuestras expectativas creativas, en el caso de la música al menos. Por ello, y gracias al cielo, no es mi nómina de Musikene el primer sueldo estable del que he podido disfrutar, pero sí uno de los varios que he recibido sintiéndome respetado y excitado profesionalmente. Así que bienvenido sea el formar parte del proyecto de Musikene pero, fundamentalmente, por lo que supone de ser parte activa en el empeño de poner en pié un Centro que nace con la vocación de conjugar rigor académico con la frescura y la capacidad de riesgo que debe asumir un conservatorio superior. Ojalá los muchos que compartimos este nacimiento seamos lo suficientemente hábiles para darle vuelo y ojalá también quienes tienen la responsabilidad de proporcionarnos una adecuada pista de despegue no dejen en la estacada el trabajo, la energía y la ilusión que en todo ello se está poniendo.

Aunque sea Berklee la gran escuela de jazz internacional (al menos a efectos populares), existen otros modelos como puede ser por ejemplo el conservatorio Sibelius de Finlandia. ¿Se ha basado Musikene en algún modelo concreto?

Es innegable que Berklee es históricamente, para lo bueno y para lo malo, una referencia para todos aquellos que profesionalmente enseñamos música improvisada. Su sombra es alargada y  aun aquellos que no hemos pisado esta escuela de referencia jamás,  somos herederos , en mayor o menor medida,  de los modos y maneras de trabajar de este centro. Pero Musikene en general y su departamento de Jazz en particular nace con la vocación de fijarse en múltiples referentes y también, en la medida de lo posible y con toda humildad, de crear en base a todas las experiencias ya existentes, un modelo propio y flexible de funcionamiento en lo académico. Bajo esa premisa, el trabajo se torna tan difícil como apasionante, y estamos aún, con dos años de vida de nuestro departamento, dando los primeros pasos por lo que resultaría arrogante no reconocer que nos nutrimos de la experiencia y conocimientos aportados por quienes llevan años enseñando música moderna y son además poseedores por “genética cultural” de las bases técnicas y estéticas de la música afro-americana, pero al mismo tiempo, insisto, dispuestos y convencidos de que hemos de ahondar en nuestras propias raíces, como europeos, para hacer de nuestro sistema de enseñanza un crisol, un prisma de muchas caras.

Musikene lleva dos años en funcionamiento. Sombras y luces de estos dos cursos.

En una respuesta anterior hablo de que necesitamos del ejercicio de responsabilidad que han de hacer quienes deben facilitarnos una pista de despegue para que todo esto vuele y no solo circule, o ni siquiera esto último. Con ello quiero referirme a varios aspectos pero con claridad a lo que ahora se torna como urgente que es dotar al Centro de un edificio adecuado y estable. La falta de espacios para el normal y óptimo desarrollo de la actividad académica es un mal que arrastra el centro desde su nacimiento pero que en estos momentos, en su tercer año de vida, está siendo un lastre difícil de llevar y muy perturbador del trabajo cotidiano. Esto hablando de las sombras. Y luces hay muchas, sería injusto negarlo. El propio hecho de apostar por la creación del Centro y el esfuerzo presupuestario y de gestión realizado para poder contar con el concurso de grandes profesionales como docentes es algo de agradecer y de lo que debemos sentirnos satisfechos pero, y por respeto a estos dos pilares citados y en aras a la efectividad y para no malograr lo invertido ya, es urgente quitar la soga que aprieta cada vez más el cuello de este recién nacido.

Uno de los grandes atractivos de Musikene se encuentra en el profesorado. Un centro como éste requiere una fuerte inversión económica. ¿Qué viabilidad de futuro tiene?

Ni me corresponde hacerlo ni tengo capacidad para valorar algo así. Me atrevo tan sólo a opinar en este caso como ciudadano. Desde ahí me atrevo a decir que un proyecto así y su viabilidad, para bien y para mal, sólo pueden ser valorados tras un tiempo razonable de vida en el que no falten dos cosas básicas: claridad en las ideas, es decir, un proyecto, una idea muy perfilada de hacia dónde se quiere ir, y, por otro lado, los recursos suficientes para que el viaje se pueda producir. Sin un destino claro, y sin alforjas para ese viaje, corremos el peligro de quitarnos la razón a quienes pensamos que la creación del Centro fue una feliz e importante idea. Espero que no nos falte, a cada cual desde su responsabilidad, energía, talento y determinación para que la idea se convierta en gozosa realidad.

Independientemente de lo económico todo esto no puede existir si no es gracias al alumnado. ¿Qué respuesta de alumnado ha existido en estos dos años? ¿Qué nivel e inquietudes presenta el mismo?

Lo cierto es que la respuesta ha sido excelente, el Centro ha suscitado y suscita mucho interés entre los estudiantes de música de nuestro entorno más cercano y de lugares muy recónditos, en algunos casos, y la valoración que hago a ese nivel es muy positiva. Trabajamos con un alumnado ilusionado, muy motivado, ambicioso y espero y confío en que siga siendo así. Se enfrentan a unos planes de estudios muy serios, de alta exigencia en lo cuantitativo (horas de estudio) y en lo cualitativo (especialización de las materias) y para los que se requiere esfuerzo y talento. Pienso que en su inmensa mayoría han entendido y aceptado el reto y están poniendo, en líneas generales,  lo necesario para que el trabajo tenga un final feliz.


Pirineos Jazz Orchestra

Prácticamente en paralelo a la creación de Musikene aunque independiente de éste nace la Pirineos Jazz Orchestra, de la que formas parte y que acaba de grabar un primer disco. ¿Qué valor real tiene la orquesta en este momento para sus componentes?

El alto valor de ser conscientes de que forman parte del nacimiento de un proyecto tan difícil como necesario, atractivo e ilusionante.

Ahora hay proyecto donde antes no lo había. Sin embargo, ¿no ve la orquesta limitado su crecimiento artístico al depender del bolo en vez de poder trabajar con independencia de los conciertos? Existen ejemplos como la UMO Jazz Orchestra en Finlandia o la Orquesta Nacional de Jazz en Francia.

Es evidente. Pienso que el gran mensaje que quiere lanzar esta orquesta es el de que la creación de una orquesta pública y estable de música moderna es algo que debieran abordar las instituciones de hoy, del siglo XXI. Este proyecto cuenta con subvenciones pero no deja de ser un grupo privado que, efectivamente, está en el mercado a merced de la ley de la oferta y la demanda entendida en términos meramente económicos. Se puede entender que una agrupación así, con 18 músicos en escena, y un equipo de no menos de 10 personas entre gestores y técnicos varios, tiene su vida muy amenazada y sus posibilidades de desarrollo muy mermadas. Con nuestros conciertos de este primer año creo que hemos cubierto varios objetivos, siendo uno de ellos y de especial relevancia el demostrar que hay capital artístico e interés por parte del público para crear una estructura estable y pública de creación, promoción y distribución de la oferta artística de nuestra música y de nuestros músicos. Queremos por tanto demandar a quien corresponda contestarlo cuáles son los criterios por los cuales las orquestas públicas lo son en función de su opción estilística. Bien es cierto que algunos llevamos muchos años preguntándolo y nadie se da por aludido, es decir,  no es que la respuesta al interrogante no nos convenza, la cosa es mucho más triste, no ha habido respuesta o yo, al menos, no la he conocido.  

¿Por dónde camina y por dónde le gustaría a Iñaki Salvador que caminara el criterio artístico de la banda?

Pienso que puede haber varios caminos y casi todos ellos válidos. Considero que debieran ser los mismos por los que se rigen (o debieran) las orquestas públicas de música clásica existentes: repertorio histórico y estrenos de obras de autores contemporáneos. Eso en el caso de ser públicos, insisto, que no es el caso. Siendo como somos un puñado de músicos que queremos hacer música de jazz en formato de Big-Band, siendo esas las únicas premisas,  me inclinaría por abordar repertorios atrevidos, comprometidos con nuestro espacio y con nuestro tiempo. Aún sabiendo que hay un contrasentido en lo que digo, habida cuenta de que los criterios de programación de conciertos y festivales son, en líneas generales, tremendamente conservadores. Pero considero que crear una orquesta así para ofrecer un repertorio no original en el sentido de tocar lo que ya ofrecen centenares de Big Bands del mundo entero es algo que resta interés y aliciente al ímprobo esfuerzo de tenerla en marcha.

La plataforma “Nuestro Jazz” creada hace unos meses parece ser un intento real de unión del músico de jazz español en la búsqueda de una mejora de las condiciones profesionales. ¿Qué opinión te merece este movimiento? ¿Cuál es tu implicación en ella?

Me parece de agradecer a quienes lo han puesto en marcha. Creo que va en la línea de lo que muchas asociaciones de músicos españoles han reivindicado desde tiempo atrás. Mi corta “expeciencia asociativa” siendo uno de los fundadores y Presidente de la extinta “Músicos Asociados de Euskadi” me hace pensar y sentir que una movilización como la que pretende esta iniciativa es tan necesaria y justa como complicada en su gestión y en la consecución de los objetivos finales que persigue. Mi implicación es la de haber firmado, como tantos otros, el manifiesto fundacional y la de estar, en la medida de mis posibilidades, a disposición de quienes están tirando de este carro en aquello que humildemente pueda aportar.

Aunque las Instituciones sean el “enemigo” con el que negociar tengo la sensación de que en ocasiones el mayor de los enemigos se encuentra en los propios músicos. Parece que en muchas ocasiones cada uno va a lo suyo y que incluso entre una parte de los músicos existe escepticismo ante actuaciones de este tipo.

Creo que así es, y es algo que desmoraliza mucho cuando uno decide poner su tiempo y su energía a disposición de unas reivindicaciones en las que uno cree y de unas acciones que, de dar el fruto deseado, beneficiarán a todos. En ese sentido apelaría a la implicación e ilusión de la mayor cantidad de músicos posible en la fase, al menos, de debate de lo que creemos que debe y puede hacerse, que es mucho.

Cuál es el análisis general de la situación del jazz en España desde tu perspectiva.

Creo que asistimos a décadas muy importantes del jazz en España. Por encima del manido debate (y que a mi no me interesa en exceso)  de si hay un buen número de creadores o sólo una nueva pléyade de músicos de buena base técnica pero sin nada que decir, lo que yo subrayaría es que hay proyectos en cantidad y calidad suficiente como para estar ilusionados y expectantes y que, desde luego, merecerían la mayor parte de ellos un mejor trato de programadores y público del que gozan en la actualidad.

Los festivales en el centro de mira. Euskadi tiene tres de entidad. ¿Tienes opinión crítica sobre ellos?

El sólo hecho de observar el dato de que hay tres festivales en un radio de pocos kilómetros, apiñados en tres semanas y en una zona de baja densidad de población deja clara su razón de ser y por tanto sus modos y maneras de funcionar y de venderse al exterior. Son festivales claramente vinculados a la oferta turística de aquellos enclaves en que se desarrollan y en ese sentido tienen varias improntas, para bien y para mal: son eventos que miran con un ojo a la taquilla y a la promoción exterior, y con el otro al interés musical de lo que programan. Creo que son tres importantes festivales, impecables en su gestión bajo el mandato y filosofía del objetivo con el que fueron creados y que, por tanto, no siempre contentan al aficionado fiel cuyos “intereses” como público son sacrificados en ocasiones en aras a atraer al “aficionado estacional”, aquel que sólo acude a un concierto de jazz en el mes de Julio. En ese sentido disfruto de ellos en la medida en que puedo aunque, como es lógico, no siempre cubran mis espectativas como espectador.

El club de jazz “Altxerri” de Donosti celebra 20 años de música en directo con un disco tuyo junto a Jorge Pardo. El dúo requiere de una total comunicación entre los músicos. Dos músicos de un mismo jazz pero de lenguaje diferente. ¿Qué elementos comunes encontraste en la manera de entender la música de Jorge y la tuya?

Creo, humildemente, que compartimos capacidad de riesgo y fobia al encasillamiento, a las etiquetas. A partir de ahí, gozamos de algo que también que tenemos en común, que son las ganas de escuchar al otro, de contarnos una historia el uno al otro y de, juntos, crear una pequeña y sencilla historia que a alguien pueda interesar. Nada original, ¿no?, a lo que todo músico aspira y lo que a todo músico le mueve, esa “felicidad” de la que hablaba antes entendida como viaje más que como meta.


Iñaki Salvador en la grabación de "Orain"
(© Xavi G. Boix)

A su vez se ha reeditado hace poco tu primer disco, “Orain”. ¿Qué evolución aprecias en tu sonido al volver a escucharlo?

Intento no ser excesivamente crítico ni excesivamente indulgente conmigo mismo cuando escucho mis registros de unos momentos u otros de mi vida profesional. Reconozco al escucharme las que considero mis limitaciones y aquellas que considero mis virtudes , y renuevo el compromiso conmigo mismo cada vez de saber convivir con ambas y de intentar ser lo suficientemente hábil y trabajador como para que el pastel que preparo me sepa más rico a mi como paso previo a que les pueda gustar a los demás, teniendo bien claro que hacer música, como hacer una rica tarta, no es una ciencia exacta y por tanto, por más que uno se empeñe, la masa es una obra humana y por tanto tiene vida propia y a veces te hace caso y a veces va por libre....

Si tuvieras que hacer un álbum fotográfico de tu trayectoria profesional, ¿qué fotografías ocuparían un lugar preferente?

Aún a riesgo de resultar pedante te constaré que, sin duda, las que están por sacarse, porque si hay fotografías pendientes eso significa que el viaje no ha terminado, y no sabes bien lo que me gusta estar vivo, física, personal y musicalmente hablando.


Iñaki Salvador

¿Qué va a ocupar el tiempo de Iñaki Salvador en los próximos meses?

Mi actividad docente y de gestión en Musikene; la dirección pedagógica del próximo Seminario Internacional de Jazz de Zarautz; la impartición y/o dirección de diferentes cursos y seminarios;  la participación en la creación de un nuevo espectáculo teatral del grupo Tanttaka (con quienes colaboré en “El pianista del océano”) en un nuevo proyecto en el que aportaré tanto la música original como mi presencia en escena, bajo la dirección, de nuevo y como en aquella ocasión, de Fernando Bernués; conciertos varios con grupos a mi nombre o en colaboración con otros músicos (Mikel Andueza o Joaquín Chacón, con quien he estado de gira por Corea del Sur invitados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y con quien presumiblemente volveré a viajar a lejanas tierras asiáticas, etc....). Y estudiar, siempre estudiar. Y sobrevivir a este pequeño caos de mundo que tan irresponsablemente estamos construyendo. Y aburrirme, si consigo aprender a hacerlo pues lo considero saludable, necesario y tremendamente enriquecedor..., ¿hay seminarios sobre ese arte? Agradecería información....

© Carlos Pérez Cruz, Tomajazz 2004


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