www.tomaJazz.com | perfiles

 
 
   

..: CARLOS MARQUERÍE Y SANTIAGO DE LA MUELA.
TALENTO JAZZ: EN BUSCA DEL TALENTO PERDIDO

   
 


Por Arturo Mora Rioja

Antonio Marqueríe fue uno de los pioneros del jazz en Madrid. Ya en los años 40 demostró un profundo interés que ahora ha retomado su hijo, el empresario Carlos Marqueríe Tamayo (Madrid, 1959) a través de Talento Jazz, una iniciativa empresarial diversificada en varias áreas, entre las que cabe destacar la escuela de música Talento Jazz School, la big band Talento Jazz Orchestra y el remozado Café Berlín, de ahora en adelante El Berlín Jazz Café.

Fue precisamente en el Berlín donde Carlos nos recibió con la intención de hablar sobre el proyecto. Para ello contamos con la compañía de uno de sus hombres fuertes, asesor técnico y director de la TJO, Santiago de la Muela. También se incorporaron ocasionalmente a la charla el contrabajista Richie Ferrer, que actuaba esa misma noche junto a De la Muela, y el fotógrafo Javier Nombela.

   


Richie Ferrer, Carlos Marqueríe y Santiago de la Muela

Arturo Mora: ¿Qué es Talento Jazz?

Carlos Marqueríe: Hay dos visiones de Talento Jazz: el “talento jazz” musical, del que te hablará el maestro [siempre en alusión a Santiago de la Muela] y el Talento Jazz empresa. Si quieres empezamos por el talento jazz musical.

Santiago de la Muela: Básicamente yo creo que el Talento Jazz como tal es una creación empresarial, sólo que tiene como finalidad aprovechar el talento con fines empresariales, es decir, intentar compatibilizar el que la música aflore en todas sus posibles manifestaciones con una buena gestión. Esa es la simbiosis de todo esto.

Carlos Marqueríe: Hay una empresa que se llama Talento Jazz, de la que cuelga una escuela de música, la Talento Jazz School, en Vallecas. Está la Talento Jazz Orchestra, dirigida por el maestro, que en muy poco tiempo ha puesto una big band en marcha, y eso tiene un mérito maravilloso. Luego tenemos El Berlín Jazz Café, y Talento Jazz Producciones y Talento Jazz Records. La idea en Talento Jazz Producciones es trabajar para dar salida a los buenos músicos. Talento Jazz también nace de la filosofía de que se está volviendo a la buena música. El hip-hop, dance, trance, etc. ha machacado los oídos, y ahora mucha gente está volviendo a escuchar a los Beatles, a los Rolling Stones, ... El problema es que, bajo mi punto de vista, en este país el jazz jazz, eso que te mueve el alma y te hace llorar (melodía, armonía y ritmo), se escucha poco. Talento Jazz va a apostar por el jazz de autor, y para ello hemos creado una especie de movimiento llamado Jazz4U [juego de palabras en inglés con “jazz for you” – jazz para ti] que apuesta por la vuelta del jazz, sin despreciar obviamente el jazz de autor más complejo, o más de ensayo, pero buscando que la gente entienda el jazz y que éste les transmita.

Arturo Mora: Nos centraríamos entonces en lo que se conoce como straight ahead: jazz clásico, swing, be-bop, hard-bop, ...

Santiago de la Muela: Tampoco necesariamente, aunque yo creo que las preferencias personales de Carlos van por ahí, pero tampoco hay que negarse a las fusiones o a los posibles experimentos sonoros. Donde hay que ser precavidos es, no en poner filtros de control de calidad, sino en tener cuidado con fórmulas que pasan por jazz en muchos festivales y que de jazz casi no les queda nada.

Carlos Marqueríe: Yo aprendí de mi padre que el jazz o te hacía bailar y había algo que te movía el alma, o llorabas, porque las baladas eran tan inmensas que no hacían sino conmoverte. Algo tiene que haber de eso, en cualquiera de las dos variantes.

Santiago de la Muela: Se trata de buscar fórmulas que entren dentro del jazz sin dudas, vaya. La idea de tener un gestor, un hombre de empresa como es Carlos, obviamente consiste en aunar la pasión por algo con que todo el entramado no se vaya al traste en cuatro días. Hay que mantenerlo de alguna manera, entonces yo le estoy ayudando con la programación. De vez en cuando se puede meter a los Missing Stompers, que son un grupo de jazz magnífico, pero que es un jazz que aúna a más gente, o también hay un producto de vocalese jazz que suena muy bien y que son fórmulas más comerciales pero que entran dentro de lo que es jazz.

Richie Ferrer: Hay un mínimo nivel de calidad. El dixieland, por ejemplo, es una música alegre que gusta a la gente, y es el ancestro del jazz actual.

Santiago de la Muela: Y nadie le puede negar el pedigree que tiene. Es una cuestión de que a final de mes cuadren las cuentas. Si un día llevas un intérprete buenísimo pero que mueve menos que una música más árida, otro día lo compensas con jazz más audible, ni peor ni mejor. Esa es la idea, nunca hay que perder de vista ese concepto, que el barco tiene que mantenerse a flote, siempre compatibilizando con la buena música. Es una aventura bastante compleja.

Arturo Mora: ¿Tenéis previsto montar jam sessions a corto plazo?

Santiago de la Muela: En principio no, por una razón básica: así como hace 8 ó 9 años en Madrid había una o ninguna, ahora mismo hay días en que hay dos. A la hora de decir “¿con qué empezamos esto?”, en principio no consideramos necesario sobrecargar con otra jam session, máxime teniendo en cuenta que los lunes (el único día posible) va a estar cerrado. Lo que sí haremos es algo como lo de hoy: “Noche de standards”. Si viene algún músico de los que conocemos le podremos decir: “tócate algo”, pero si se anuncia como jam session puede producirse un cierto descontrol, hay que entrar con precaución en estas cosas, porque las jam sessions son un arma de doble filo muchas veces.

Carlos Marqueríe: En las jam sessions antiguas, con la fórmula clásica, tocaban los privilegiados. Un club tiene que saber quién puede subir y quién no puede subir. Yo he estado en jams en las que subía cualquiera, y una jam no es un divertimento, como un play-a-long. Si alguna vez montamos una jam el que suba tendrá que demostrar nivel. Yo no sería capaz de subir con mi guitarra a tocar con estos maestros, profesionales que se han dejado la vida en esto. Si yo me atrevo a tocar con ellos y toco mal estoy faltándoles el respeto, y si me tienen que echar de la jam, como en los antiguos tiempos, me echan. Queremos que los proyectos que actúen en el Berlín estén trabajados.

Santiago de la Muela: Ayer tocó el pianista Carlos Ema con un trío [los martes, “Nuevos valores” en el Berlín], onda McCoy Tyner, todo muy arreglado y muy trabajado, que es un poco lo que se busca, que, sea un nivel de auténticos capos o de chavales, sea un producto elaborado, mimado, por así decirlo. Que no sean cuatro amiguetes que se juntan.

Arturo Mora: Se buscan formaciones estables.

Santiago de la Muela: Sí, no queremos grupos que digan: “tenemos tres fechas en el Berlín, vamos a hacer algo”. Precisamente decía Joshua Edelman que a base de tocar jazz mal tocado, sin alma y sin mimo, la gente llega a aburrirse, porque la gente no es tan tonta como los músicos creen. La responsabilidad es siempre del líder, que es el que tiene que decir: “no hago esto”, o agarrar a gente del cuello para ensayar. El que lidera un proyecto estable ya se merece que le den una oportunidad. Por ejemplo, ahora en mayo va a presentar su disco Chema Sáiz, que no es porque sea muy amigo mío, pero es un tío que hace proyectos personales, suena a él mismo; podrá gustarte o no, le podrá salir mejor o peor, pero está claro que es algo hecho con intención, preparado y con todo el amor del mundo.


El Berlín Jazz Café

Arturo Mora: Santiago, ¿cómo has afrontado el proyecto de la big band?

Santiago de la Muela: La última vez que grabé big band fue hace cuatro o cinco años. Seguía componiendo para big band por ejercitarme, como los escritores, que siguen escribiendo aunque no les publiquen. La única manera que tenía de montar una big band era pedir a los músicos sacrificios que no estaba dispuesto a pedir: “además de que tienes poco tiempo, vamos a ensayar los domingos y vas a cobrar una miseria”. Me planteé no hacerlo así bajo ningún concepto, porque cuando un proyecto nace así, con heroicidades como premisas de partida, es muy difícil que fructifique. Ahora sin embargo, gracias a Talento Jazz los músicos están contentos, se sienten partícipes de un proyecto, musicalmente la cosa funciona y no se les ha pedido heroicidad, se les ha pedido esfuerzo. La gente sabe que hay un cierto respaldo que posibilita trabajar con unos cachés dignos, que no son de tirar cohetes, pero entran dentro de lo normal. Imagínate cómo sería pedir a los músicos tocar sin cobrar.

Richie Ferrer: Hay big bands que funcionan así.

Santiago de la Muela: Sí, pero pedir esas cosas te da muy poco derecho a exigir como director. Si algo sale mal y pides que la gente practique más te pueden decir: “no practico más porque, para lo que pagan aquí...”.

Carlos Marqueríe: Funcionar de esta manera está ayudando a que la gente trabaje para sacar esto adelante. Yo no sé si esto lo sacaremos nosotros, o lo sacarán otros, pero por lo menos hemos ayudado a que el discurso entre, cuando antes nadie me escuchaba. Con la pinta que tengo decían “es un tiburón que se quiere quedar con todo”, esa era la mentalidad.

Santiago de la Muela: Es que ahora vienes de tu oficina, pero cuando vienes en vaqueros das el pego [risas].

Carlos Marqueríe: Este tiburón por lo menos en tan poco tiempo ha sacado un pequeño holding que está contando con los músicos para buscar la suficiente rentabilidad.

Arturo Mora: Ahora que hablas de rentabilidad: últimamente ha habido otras salas que comenzaron con muy buenas intenciones y han acabado programando eventos no de jazz, bajando el caché de los músicos, ... ¿Con qué margen cuentas? ¿En qué previsiones te basas para pensar que esto sí puede cuajar?

Carlos Marqueríe: Buena pregunta. La capacidad la tenemos, y contamos con músicos. Lo que tengo que hacer yo es darles salida en festivales, en actuaciones, en la escuela, de forma que un músico cobre de distintos sitios, y todo eso tiene sentido porque fidelizas el Talento Jazz, y al músico le interesa estar en toda la cadena.

Santiago de la Muela: Sí, claro, un miembro de la big band puede ser profesor de la escuela, tiene un club (el Berlín) donde presentar sus proyectos, ...

Carlos Marqueríe: Como primicia estamos preparando el primer episodio de “Jazz en el Berlín”, un programa de televisión que recoge la idea de “Jazz entre amigos”. Estamos trabajando en la producción del primer capítulo y ya tenemos cadena.

Arturo Mora: Habladme un poco de la escuela. ¿Va a ser una escuela de jazz o de música moderna en general?

Carlos Marqueríe: Música moderna, aunque se llama Talento Jazz School. Se plantea como música moderna, contemporánea, y queremos llegar a los mil alumnos. La idea es que el que estudie allí aprenda armonía de jazz y luego la aplique en el ámbito que quiera. Por un lado el jazz es sinónimo de buena música, y por otro ocurre una cosa: si hablas de rock, de rock’n roll, nadie habla de un rock europeo, el rock que tenemos es americano. Pero cuando hablas de jazz sí. En España ahora tenemos buenos músicos de jazz, como hubo hace décadas en Francia, Inglaterra o Alemania, ...

Santiago de la Muela: Por cantera en España desde luego no hay problema.

Carlos Marqueríe: A los oyentes hay que acostumbrarles, hay que traerles, hay que darles algo que entiendan, hay que ir poco a poco. Y respecto a la cantera, a la gente joven, estamos buscando al músico de jazz más joven que exista en Madrid. Al más joven, como hacen los franceses, tenemos que ir buscando a aquél que desde pequeñito ya tiene algo.

Arturo Mora: Santiago, ¿cuál es tu papel (o tus papeles) en Talento Jazz?

Santiago de la Muela: Aparte de la big band, donde la dirijo, aporto composiciones, selecciono el repertorio y llamo a todos los músicos hasta que los consigo juntar (lo cuál no es precisamente una perita en dulce), junto con Richie y un antiguo alumno mío que es también músico profesional y apunta maneras, un guitarrista que se llama Héctor García Roel, y algún otro colaborador, estamos seleccionando a los futuros posibles profesores de la escuela y organizando el plan de estudios, porque creemos que el plan de estudios es lo que diferencia una buena escuela de una escuela mediocre. Hay escuelas donde los profesores son buenísimos pero en cada aula se da el librillo del profesor que se encuentre en ella en ese momento. Para eso lo mejor que puede hacer el profesor es quedarse en su casa y dar clases privadas. Se trata de hacer un organigrama a imagen y semejanza de lo que ya está inventado y funciona muy bien en la Berklee, Musikene o la escuela de La Haya. Eso a nivel pedagógico. A nivel de aquí, del Berlín, selecciono grupos que yo creo que pueden responder al perfil, y luego Carlos y los otros los supervisan, un poco sobre la base de lo que comentábamos acerca del concierto de ayer, gente que cree en sus proyectos, que se han juntado para ensayar, que han sufrido, ... La idea, cuando todo se estabilice, es que los lunes cerramos, los martes y miércoles atenderemos sobre todo a los nuevos talentos, a lo mejor incluso podría haber una jam session si es menester, y los jueves, viernes y sábados dedicarlos a los “consagrados”, gente que ya tiene discos y demás. Los domingos se reservarán para la big band, la banda de la casa, y nos servirán para estar engrasados cuando surjan festivales y otros compromisos. Tenemos ya un festival adjudicado, el Festival de Móstoles, teloneando a Kenny Barron. Esa es la idea, ahora de momento Richie y yo hemos puesto en práctica este proyecto de jazz de cámara que queríamos hacer a la usanza de Ron Carter y Jim Hall, etc., porque es algo suave hasta que esto se consolide, somos pocos y no le costamos demasiado dinero al club [risas]. La idea es traer grupos no sólo de Madrid, sino primero de fuera de Madrid y luego de fuera de España, aunque ahí es pronto para hablar porque quien manda es la caja registradora, así que habrá que hacerlo paulatinamente

Carlos Marqueríe: Incluso hay un club en Estados Unidos que se quiere hermanar con nosotros.

Santiago de la Muela: Nosotros proponemos a las altas esferas las posibilidades, pero esto es algo que no se hace en cuatro días. La peor manera de hacer las cosas es intentar hacerlo todo de golpe. Hay que ir poco a poco.

Carlos Marqueríe: La ilusión es que tocar en el Berlín sea lo máximo, y que los propios músicos digan: “no puede tocar cualquiera”.

Santiago de la Muela: Hay clubes en Madrid a los que se tiene un respeto, donde siempre hay que ir con algo preparado porque la gente que va entiende, y hay otros donde no hay ese respeto, se pasa de todo. Yo creo que no es sólo la calidad de los músicos, sino también la del público. ¿A qué viene el público? ¿A tomarse una copa sencillamente o vienen porque están Fulano y Mengano tocando? Aunque esto es complejo, porque no se sabe si va primero el huevo o la gallina.

[entra en el Berlín el fotógrafo Javier Nombela]

Santiago de la Muela: Bueno, Talento Jazz está intentando reclutar a los mejores profesionales, y para ello también tenemos a Javier.

Carlos Marqueríe: Las fotos de Javier son jazz, son fotos con swing. El jazz no sólo se escucha, también se ve.

Javier Nombela: Llevo mucho tiempo escuchando jazz y música de todo tipo. George Dyer, un escritor que tiene un libro sobre jazz muy bueno, dice una cosa muy interesante sobre la fotografía, y es que jazz y fotografía van históricamente unidos.


El Berlín Jazz Café

Arturo Mora: Volviendo al tema de la academia: ¿Vais a usar alguna metodología ya existente, tipo Berklee, o vais a crear una nueva forma de afrontar el plan de estudios?

Santiago de la Muela: Vamos a crear el plan de estudios, pero en un 80% del material no vamos a inventar la rueda a estas alturas. Lo que ya funciona funciona. Para mí hay dos niveles: uno inmediato que consiste en crear un organigrama según el cuál cada asignatura tenga su libro de trabajo, su workbook que dicen en la Berklee, que sirva como herramienta práctica para dar clase y que se coordine con todos los otros en grado de dificultad y demás; y luego que cada profesor haga su propio librillo, algo que en mi caso quiero hacer desde hace mucho tiempo, pero ese es un punto posterior, porque es distinto del día a día de la academia. Para enseñar la escala diatónica y lo que es un II-V-I hay métodos que ya están inventados, sólo hay que coger uno que ya funcione y aplicarlo, hay gente detrás que ya lo ha hecho. Ahora, si hay algún profesor que haya investigado sobre alguna teoría determinada y quiere publicarlo, pues genial.

Carlos Marqueríe: En otras escuelas llevas años estudiando y no tienes manual. No hay ni una biblioteca ni una sala de audición. En la Talento Jazz School llevaremos un tratamiento informático, una biblioteca con todos los manuales y una sala de audición, para la que tenemos recopilados ya 15.000 discos de jazz. Los combos podrán escuchar los temas que van a tocar, analizando cada uno de los canales. Esa cirugía no se da actualmente en los combos de otras escuelas.

Santiago de la Muela: No es un tema de recursos humanos, porque en Madrid hay muy buenos profesores, sino de no dejar al profesor que tenga que buscarse la vida, es un problema de organización. Es triste que yo como particular tenga una biblioteca musical mayor que la de algunas escuelas.

Carlos Marqueríe: Hay que personalizar la docencia, hay que fomentar la investigación y hay que aplicar la tecnología, porque ésta puede hacer que el alumno aprenda más rápido. Como podrás imaginar, esto no es un tema que se monte en dos días. Talento Jazz lleva ya un año luchando y trabajando para que todo esto sea una realidad, y eso que hemos encontrado problemas. Lo primero que Talento Jazz hizo fue intentar ayudar al sistema ya establecido, y se sufrió un rechazo del mismo; no por parte de los músicos, que estaban encantados y que siempre hemos apostado por ellos. En Estados Unidos hay cátedras apoyadas por empresarios, pero aquí eso no se entiende. “Capitalistas, que se quieren quedar con esto”. La verdad es que lo hemos pasado mal.

Santiago de la Muela: Sí, el discurso demagógico y populista que, sin embargo, suele calar.

Carlos Marqueríe: ¿Por qué los empresarios están ilusionados en invertir en Talento Jazz? Porque el proyecto es bueno, y cuando el proyecto es bueno genera inversión. Y es mejor ser minoritario en un proyecto bueno que mayoritario en uno malo, de ahí la diversificación de inversión en el club, la escuela, etc. Y es un proyecto en un campo, como el jazz, que me apasiona. Un proyecto hecho con el corazón. Hemos levantado el Berlín, que estaba acabado, hemos montado una academia de música, hemos dado oportunidades a músicos, ... Que me digan qué está haciendo mal Talento Jazz.

Volviendo a lo positivo, la gente vendrá aquí al Berlín a disfrutar de una buena atención al cliente, a comer, a experimentar viendo las fotografías de Javier, oyendo buena música, ... Cuando escucho soplar a los vientos de la Talento Jazz Orchestra me olvido de todos los problemas de la oficina, es algo que te arrasa, es como ir al cine a ver una película de Indiana Jones.


El Berlín Jazz Café

Santiago de la Muela: Sí, el látigo lo llevo yo [risas].

Arturo Mora: De cara al público, ¿cuál va a ser el modus operandi del Berlín en lo referente a horarios, precios, pases, etc.?

Carlos Marqueríe: Abrimos todos los días a las 19:00 h. y cerramos sobre las 2:00 h. El primer pase empieza a las 22:15 h.

Santiago de la Muela: La idea es hacer un horario entre semana que no acabe muy tarde, siendo realistas. Los viernes y sábados se puede ser más flexible.

Carlos Marqueríe: Estamos montando una cocina abajo. Dentro de un mes o así queremos empezar a montar los domingos un brunch. Esta terraza es una maravilla para los huevos fritos con tostadas, café y zumo de naranja, y con un grupo de jazz amateur en el que estoy yo. Esa es la franja que los profesionales me han dejado controlar.

Santiago de la Muela: Cualquiera te dice que no toques... [risas]

Carlos Marqueríe: Para por la noche estamos buscando la mejor tarta de chocolate amargo negro con frambuesas, la tarta del Berlín, como hacía el Ronnie Scott’s de Londres. Queremos también que por la mañana y por la tarde haya aquí clases magistrales y audiciones, concertadas con la escuela. También va a servir como local de ensayo de la Talento Jazz Orchestra.

Santiago de la Muela: La idea es, precisamente, que si vamos a tocar todos los domingos necesitamos un repertorio muy amplio, y mi idea es, dado lo difícil que es juntar a los músicos, quedar los domingos a las ocho para ensayar hasta las nueve y media y luego dar el concierto, de modo que en un mes se haya hecho como mínimo cuatro conciertos y cuatro ensayos. Recuerdo que Maria Schneider comentaba que antes de grabar su primer disco de big band estuvo tocando con esa misma big band una vez por semana en un club de Nueva York durante seis años. Ahora entiendo por qué las cosas suenan tan bien, aparte de por lo monstruos que son tocando. También la idea es tener la maquinaria siempre engrasada, poder responder inmediatamente si nos requieren en algún festival.

Carlos Marqueríe: Como decía antes Santi, las cosas comienzan por el principio y terminan por el final, y hay que pasar por todas las fases. Pensamos que tenemos un buen hogar, sabemos que tenemos un buen material, y vamos a hacer que las cosas rueden.

   
   
© 2006 , Tomajazz