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..:: UNA CHARLA CON KEN VANDERMARK por Fred Jung

   
 

La música improvisada post-Wynton ha sido un terreno baldío que ha sido ocupado por los "jóvenes leones" promocionados por las compañías discográficas o por las jam sessions de all-stars. Nada de esto ha hecho evolucionar la música, sino que por el contrario ha relegado la improvisación a revisiones de carácter histórico. Como miembro de la Generación X, no me interesa oír, mucho menos ver, a alguien tocar un tema de Monk, teniendo en cuenta que puedo escuchar Brilliant Corners y disfrutar del original. El panorama es más desalentador todavía dado que la franja de edad de consumidores potenciales es de 22-44 años.

Así que cuando todos esos tipos que crecieron escuchando bebop empiezan a desaparecer, la música está condenada a muerte, porque no conozco a ningún chaval de instituto que escuche música improvisada. Esos "chavales" no lo serán por mucho tiempo y en un abrir y cerrar de ojos pasarán a pertenecer a esa codiciada franja de edad. No es realista pensar que el jazz, al nivel que sea, pueda competir con Linkin Park o con 50 Cent y, quien así lo crea, pues estaría encantado de venderle un puente en Irak. Sin embargo, lo que sí es realista es que la música improvisada puede vender más que unos pocos cientos de copias, que es la cifra de ventas de la gran mayoría de discos. Puede atraer a alguien que no sea un hombre de negocios de mediana edad o una pareja de enamorados. Pero tiene que seguir siendo algo habitual. De otro modo, su desaparición es inevitable.

Desde hace tiempo soy un defensor de Ken Vandermark, no porque sea el "mejor" improvisador o porque sea un niño bonito para Verve o Blue Note, sino porque es de mi tiempo y porque la música que toca para mí tiene sentido. Y como pertenezco a esa franja de edad que compra, las compañías discográficas deberían prestar atención de una puñetera vez.

   

FRED JUNG: Desde hace tiempo promocionas la música de Albert Ayler o Don Cherry, cuyas obras no son abordadas habitualmente.

KEN VANDERMARK: Depende un poco del compositor, pero en esencia, se debe a que en sus composiciones todavía queda mucho por investigar. La música de Thelonious Monk, Miles Davis y, en algunos casos, la de Coltrane, ha sido investigada a fondo por otros músicos y hay diferentes interpretaciones de esas composiciones. Sin embargo con Albert Ayler, aparte de unos pocos y raros ejemplos, su música fue interpretada principalmente por él en las bandas que lideró. Esto ocurre con un montón de gente del free jazz posterior a Coltrane. Al retomar esas composiciones se trata más bien de ver lo que hay en ellas, para alguien que como yo toca ahora. Han transcurrido ya más de 35 años pero creo que todavía hay mucho que decir con esas composiciones. En algunos casos, son unos vehículos increíbles para la improvisación. Por ejemplo, pienso que en los próximos años Cherry será reconocido como uno de los personajes más importantes de la historia del jazz por su forma de mirar hacia delante incluyendo un amplio abanico de influencias estilísticas en su propia música, y encontrar una forma personal de reinterpretarlas se volverá algo mucho más habitual.

Mucha de la gente con la que toco ahora viene de horizontes muy diversos, unos proceden del rock, otros del reggae, otros del jazz y otros exclusivamente de la improvisación libre. Y casi todos desean y están interesados en explorar los diferentes caminos, y es algo que Don Cherry ya hacía en los años sesenta. Fue el primero en lograr integrar realmente y con éxito música de diferentes partes del mundo en su propio lenguaje. Creo que su perspectiva integradora va a volverse mucho más común porque cada vez más gente está familiarizada con una amplia variedad de música, tanto histórica como estilísticamente. Escuchan muchos tipos de música y los músicos actuales también son así. Creo que mostró una forma de trabajar que va a volverse mucho más común. Resulta muy interesante tocar sus composiciones porque son muy abiertas. Muchas veces la gente asocia sus composiciones con el trabajo de Ornette Coleman cuando en realidad difieren bastante. Lo puedes ver en la música que compuso para Complete Communion, en los temas y la forma de abordarlos; he visto una filmación de ese grupo tocando en directo y he escuchado otras grabaciones de ese mismo material, y la forma en que interactúan con las improvisaciones es sumamente fluida. He hablado con Hamid Drake sobre este tema: esto es válido incluso para la última época de Cherry donde esbozaba un tema, una melodía y el grupo le seguía. Cherry estaba muy interesado en combinar elementos de un modo distinto a Ornette Coleman. Para mí, Don Cherry es una de las personas más importantes que conozco.

 

FJ: ¿Sigues colaborando con el NRG Ensemble?

KV: Este grupo está en una especie de parón prolongado. Dejé la banda en la primavera del 96. Toqué con ellos durante un par de años bajo el liderazgo de Mars Williams tras el fallecimiento de Hal Russell. Toqué durante un breve período de tiempo con Hal como sustituto de Mars Williams. Este fue un grupo central en mi primer período de trabajo, especialmente la primera grabación que hicimos, Calling All Mothers, que para mí era la muestra más sólida de este grupo. La forma en que la banda trabajaba estaba menos relacionada con los métodos de Hal Russell y más con los de Mars Williams y, en algunos casos, con mis ideas a través de los temas que aporté. Este grupo y el Vandermark Quartet fueron la base para intentar encontrar mi propia forma de integrar diferentes tipos de música que me interesaban. En ambos casos, estos grupos estaban muy influidos por el rock underground. Ambos incluían guitarra eléctrica. Estaban menos relacionados con el swing del jazz y más con el pulso del rock. Ninguno de estos grupos existe ya, pero ambos fueron un punto de partida realmente importante para mí.

 

FJ: ¿Y el Chicago Tentet de Peter Brötzmann?

KV: Sigue en activo. Tenemos algunas actuaciones en julio de este año en Europa. El año pasado trabajamos un montón, incluyendo una gira norteamericana y la grabación de material nuevo. Afortunadamente, es un proyecto que continúa en marcha. Peter está realmente empeñado en intentar que el grupo trabaje tanto como pueda a pesar del hecho de que logística y económicamente es un grupo muy difícil de mantener, debido a los compromisos de cada uno y el coste que supone reunir a 10 personas que viven en diferentes partes del mundo. Lo más importante ha sido el impacto de poder trabajar con Peter Brötzmann de forma semi-regular y poder observar la forma en que dirige el grupo. Es un líder increíblemente democrático y respetuoso de la gente que trabaja con él. La estética del grupo está definida en muchos aspectos por Peter, pero está muy abierto a las sugerencias de los demás músicos. Se muestra muy generoso a la hora de reunir a músicos que trabajan bajo su dirección, permitirles ser ellos mismos y aportar sus ideas cuando las considera interesantes para el grupo. Ha sido una experiencia increíble en todos los aspectos creativos. Ahora está tocando mejor que nunca y al estar a su lado esa energía es increíblemente inspiradora.

 

FJ: Tu nombre también está asociado con otros proyectos, como Spaceways Incorporated.

KV: Ese grupo está en activo. Realizamos una gira por Europa en noviembre y en mayo y junio haremos otra. Espero grabar con este grupo este año, si es posible organizarlo. Es difícil coordinar la agenda con Hamid Drake, ya que supone siempre un verdadero reto. Este grupo tiene un gran potencial. Es fantástico trabajar en trío con un grupo que tiene tanta variedad de estilos. Hamid es un batería de jazz increíble y su habilidad con el reggae y el funk no tiene igual en ningún tipo de música actualmente. Y Nate McBride es un bajista fuera de lo común, que lo mismo toca el contrabajo que el bajo eléctrico, y le gustan por igual. Seguimos tocando juntos y ahora tocamos un material enteramente propio, mientras que el primer disco estaba dedicado a la música de Sun Ra y Funkadelic y en el segundo utilizamos esa música como base para componer nuestro propio material. La combinación de todo esto ha hecho que las actuaciones fueran muy excitantes y espero que podamos seguir trabajando en esa línea y creemos material adicional que podamos grabar. Pronto realizaremos esta gira y espero que tengamos algunas actuaciones en Estados Unidos, lo que no ha ocurrido hasta ahora.

 

FJ: ¿Y School Days?

KV: También sigue en activo. Tendremos algo de trabajo en breve, probablemente este verano en Noruega. Estamos colaborando con Atomic, otro grupo escandinavo. Para mí School Days tiene que ver con la estética del free jazz de Estados Unidos de finales de los sesenta y principios de los setenta. Espero que logremos hacer algo personal. Es algo distinto al Vandermark 5: la propia formación de vibráfono, bajo, batería, trombón y las cañas y el tipo de material que tocamos y la música que escribo para los School Days está relacionada con el formato exposición, solo, exposición que es similar a la estética de ese período. Una gran banda. Para mí es una gran oportunidad poder tocar con una sección rítmica totalmente diferente y con una personalidad totalmente específica. Paal Nilssen-Love e Ingebright Håker Flaten tocan juntos desde hace mucho tiempo. Es fantástico colaborar con ellos por su forma de tocar y su bagaje y es uno de los motivos de por qué estoy trabajando con tanta gente diferente.

 

FJ: ¿Y la Territory Band?

KV: Mientras la pueda mantener seguirá en activo. El principal problema es el dinero. He empleado parte de la beca MacArthur para mantener junta a la banda. El pasado septiembre grabamos en Chicago el material para el tercer disco y aprovechamos para tocar en Berlín y realizar una pequeña gira. Espero que podamos realizar muchas actuaciones con este grupo. La última vez que nos reunimos, Paal Nilssen-Love tocó la batería junto con Paul Lytton y con esa formación, la química de la banda fue realmente asombrosa. Así que cuando nos juntamos en septiembre sentí que estaba ante un verdadero grupo, algo difícil de explicar. Puedes tener a un grupo de músicos fantásticos que parece que trabajaran bien juntos sobre el papel, y quizás toquen juntos muy bien; pero hay algo que sucede con la sinergia de un grupo que hace que se convierta en una banda: suceden un montón de cosas que no hace falta expresar. Hay una gran comunicación que se establece a través de la sugerencia de material y de las propuestas que cada uno realiza y todo ello hace que la música alcance rápidamente un alto nivel. Es lo que ocurrió la última vez que nos reunimos. Todos en la banda parecen empeñados en permanecer juntos y trabajar más. El principal problema es financiero porque este es un grupo con un carácter muy internacional, con gente diseminada por todas partes; sucede algo parecido al Peter Brötzmann Tentet, es una pesadilla a nivel logístico y económico, aunque ciertamente merece la pena el esfuerzo.

 

FJ: ¿El DKV Trio?

KV: Este grupo depende de la disponibilidad de Hamid Drake. Es una especie de conjunto espontáneo, no necesitamos juntarnos y ensayar el material. Somos mucho más espontáneos y estamos orientados a una improvisación más abierta. Incluso cuando tocamos canciones no tenemos la sensación de trabajar con un material determinado. Nos subimos al escenario y tocamos. Lo principal es tratar de encontrar tiempo para acoplarnos a la agenda de Hamid. En febrero y marzo teníamos que realizar una gira por Europa, pero hubo un follón con las fechas, así que Kent [Kessler] y yo acabamos tocando con Paul Lytton, la gira fue fantástica y aprendimos un montón. Mientras encontremos una forma de juntarnos los tres en la misma sala de conciertos, la banda seguirá en activo. Esperamos realizar unos cuantos conciertos este año, pero es simplemente una cuestión de agendas.

 

FJ: Y por último, el Vandermark 5.

KV: El Vandermark 5 es realmente la punta de lanza de todos mis proyectos, el que tiene una mayor investigación a nivel compositivo y el más consistente en directo. Es el grupo que lleva más tiempo en activo. Ahora llevamos ya siete años juntos. Hemos publicado unos cuantos discos. Nuestro nuevo disco acaba de salir. Ser capaz de mantener este grupo durante tanto tiempo y seguir desarrollándolo disco a disco y año a año es algo muy estimulante para mí. Desde noviembre de 1996 tocamos todas las semanas en Chicago. Por tanto, desde hace más de seis años damos allí un concierto semanal y la respuesta del público siempre ha sido fantástica. El martes pasado dimos un concierto con motivo de la publicación del disco al que asistieron unas 170-180 personas un día entre semana y solemos reunir en cada actuación al menos a unas 100 personas. Este es uno de los proyectos más importantes en los que he participado.

 

FJ: Entre los discos recientes del Vandermark 5 figura Acoustic Machine.

KV: Este es el primer disco en el que Jeb Bishop no toca la guitarra eléctrica. Supuso un cambio importante en el grupo, sobre todo para mí a la hora de componer, porque hasta entonces podía utilizar las posibilidades orquestales de la guitarra, ver cómo afectaba a la sección rítmica y a diferentes cuestiones estilísticas. Por tanto, Acoustic Machine fue un disco muy importante a la hora de definir cómo iba a funcionar el grupo sin este elemento. Es el último disco del grupo en el que intervino Tim Mulvenna. No lo llamaría un disco de transición, pero en cierto modo realmente determina el comienzo de una serie de cambios en el grupo. Es una especie de indicador del camino que vamos a seguir durante un tiempo.

 

FJ: ¿Y los bonus discs que se publicaron como Free Jazz Classics, vols. 1 & 2?

KV: Oh, sí, han sido publicados como discos oficiales porque mucha gente no pudo hacerse con ellos cuando salieron como bonus con las 1.500 primeras copias de Burn the Incline y Acoustic Machine. Así que los hemos publicado juntos porque había mucha gente quería tenerlos. La idea inicial era hacer algo especial al publicar estos discos [de estudio] para los seguidores del grupo. Es un poco lo que comentabas al principio: tomar a todos estos compositores cuyo trabajo me resulta muy interesante y tratar de rearreglar parte de este material para este grupo en concreto. Considero que para el grupo ha resultado interesante trabajar con este material porque ahora cuando damos un concierto solemos tocar uno o dos de estos temas y es como un punto de referencia, ya que todo lo demás está compuesto por mí y considero que es saludable tocar un material distinto -aunque yo me haya encargado de los arreglos- para el replantearse la forma de pensar del grupo. Hay una gran diferencia entre un tema de Ornette Coleman y una composición mía; así pues, cuando nos enfrentamos a una pieza de Ornette Coleman, hace que nos replanteemos la forma de enfocar el resto del material que tocamos, el modo en que el público recibe este material y la forma en que afecta a su forma de pensar y las conexiones que puedan o no realizar. Es fantástico y muy gratificante tocar una composición de Cecil Taylor. ¿Cuántas veces tiene la gente la oportunidad de escuchar esta música en directo? Esto explica en gran medida por qué hemos publicado este material.

 

FJ: ¿Y el último disco para Atavistic, Airports for Light, el primero con el nuevo batería, Tim Daisy?

KV: Bueno, Tim [Daisy] ha tenido un impacto muy grande en el grupo. A mi modo de ver, lo principal es su amplitud de miras. Tiene una enorme energía y está totalmente comprometido en probar nuevas cosas y trabajar estrechamente conmigo en diferentes conceptos rítmicos. Creo que este nuevo disco marca el inicio de muchos elementos que van a ser desarrollados más adelante, a nivel del enfoque rítmico para tocar de una forma más abierta, más fluida. Esto es algo realmente fantástico, porque cuando Tim Mulvenna decidió abandonar el grupo, los demás mantuvimos una larga charla sobre si debíamos continuar o no. Tim perteneció al grupo desde el principio y habíamos estado juntos durante bastante tiempo. La pregunta era: "¿Lo dejamos ahora o seguimos porque tenemos más cosas que decir?" Y por mi parte, estoy convencido de que el grupo tiene aún mucho que ofrecer creativamente. No creo en absoluto que estemos encajonados o que caigamos en tópicos o volvamos siempre a lo mismo. No lo veo para nada así. Afortunadamente, los demás miembros también estaban muy interesados en proseguir y el único nombre que conocíamos en Chicago que nos permitiese seguir trabajando del mismo modo con conciertos semanales, muchos ensayos y muchas posibilidades de dar giras, era Tim Daisy. Se metió de lleno en el grupo y desde el primer momento ha tocado cojonudamente. En el último año se ha desarrollado muchísimo como batería. Era muy bueno cuando entró, pero yo nunca había trabajado con alguien que creciese tanto como músico tan rápidamente. Resulta increíble y muy inspirador estar a su lado. Tiene tanta energía positiva y creativa.... Ha sido muy bueno para el grupo. En cierto modo, ha dado al grupo, que ha estado tanto tiempo junto y ha trabajado tanto, una nueva actitud: para él todo es nuevo, ha aportado una nueva energía a todo el grupo y ha supuesto una gran incorporación. En cierto modo, ha salvado al grupo de desaparecer.

Creo que en cada disco ha habido un intento de investigar un material cada vez más introspectivo. Probablemente hayamos logrado mejorar este aspecto en este disco y tal vez un poco en el anterior. Espero que el resultado haya sido más consistente en el material más introspectivo y que hayamos dejado de ser algo más que un grupo de música enérgica. Considero que la variedad de enfoques en este disco es parte de su fuerza. A mi modo de ver hay una verdadera consistencia entre tema y tema. También hay una gran amplitud de enfoques. En realidad no hay mucho material "jazzístico" en él. Hay mucha más abstracción y alejamiento de las convenciones y estilos. Para mí, este disco es la manifestación más sólida que ha hecho el grupo como conjunto hasta la fecha.

 

FJ: ¿Hay algo que sea tabú para el Vandermark 5?

KV: Por lo que a mí respecta, no. Considero que si una determinada orientación proporciona algo interesante que incita a los improvisadores a realizar algo estimulante, estoy más que dispuesto a investigarla. Me he esforzado mucho en integrar elementos que considero interesantes a nivel musical y creo que esto significa que este grupo tiene un abanico de estilos muy amplio, algo inhabitual en la mayoría de grupos actuales de música improvisada. Desde los inicios del grupo, hemos pretendido investigar y desarrollar todos estos intereses estilísticos y seguir construyendo cada vez más a partir de ahí. En la actualidad, el grupo es perfectamente capaz de realizar estos cambios muy drásticos en función del carácter de cada pieza. Muchos de los temas son largas piezas, secuenciales y narrativas, en oposición a la típica "exposición del tema, solo y nueva exposición del tema". Suelen tener una mayor complejidad y ahora los miembros del grupo están plenamente acostumbrados a trabajar de este modo y para ellos es algo completamente natural, algo que no es habitual cuando se escucha este tipo de música. Diría que estoy abierto a todo aquello que me inspire y, afortunadamente, el grupo se ha mostrado muy respetuoso con todo aquello que he considerado interesante y que he propuesto para trabajar.

 

FJ: Estás a punto de iniciar la primera serie de conciertos de la gira en la Costa Este de Airports for Light, pero están sin confirmar las fechas para la Costa Oeste.

KV: Estamos trabajando para organizar una gira por la Costa Oeste para junio. Si las cosas van bien, empezará en el Noroeste, en Vancouver o Seattle y luego iremos hacia el Sur. Por desgracia, todavía no he podido fijarlo de forma definitiva. El mayor problema es el precio que supone. No hay una gran cantidad de sitios donde tocar entre Chicago y la Costa Oeste, así que o bien hay que conducir durante dos o tres días sin ningún concierto, lo que es caro, o tomar el avión, lo que también resulta caro. Ese es el problema, asegurarse de que hay suficientes actuaciones para permitirnos realizar una gira. Eso será posible durante la segunda mitad de junio.

 

FJ: Con el éxito, por pequeño que sea, suelen abundar las ideas equivocadas. La beca MacArthur es algo que siempre se menciona cuando se habla de ti, desde que la recibiste en 1999. ¿Hasta qué punto ha sido beneficioso y hasta qué punto se ha convertido en una carga?

KV: Probablemente diría que sí, que tiene su lado negativo. Me han llegado comentarios de gente a quien no le gustó nada que me eligieran. Por mi parte, nunca he considerado, y sigo sin hacerlo, que mereciese este premio ni que perteneciese al panteón de los músicos que lo han recibido. No siento ninguna carga en este sentido. Lo que encuentro frustrante es cuando gente que no me conoce realiza juicios sobre por qué he hecho determinadas cosas o sobre si merezco tal o cual cosa, pero esto es válido para todo el mundo. Es una respuesta humana. Considero indicativo de los comentarios y de dónde proceden el hecho de que nadie me lo haya dicho a la cara. Si alguien tiene un problema al respecto, estoy abierto a hablar sobre el tema y debatirlo y tal vez a ofrecer mi punto de vista, pero nunca nadie lo hace. Recuerdo que una vez me llamó un amigo músico de San Francisco que me dijo que había oído lo de la MacArthur y que no sabía si felicitarme o compadecerme porque todo el mundo estaba poniéndome a parir. Pero ninguna de estas personas ni siquiera me conoce. Así que si ha supuesto una carga o cierta frustración, pues lo encuentro frustrante, pero no puedo hacer nada al respecto. En general considero que ha sido una oportunidad fantástica. Estoy muy satisfecho de cómo he utilizado el dinero, invirtiéndolo en la música. Considero que me ha permitido realizar cosas increíbles. Eso es lo que he estado haciendo. Espero que en un momento determinado, cuando la gente vea mi nombre en la lista junto a los de Ornette, Braxton, Steve Lacy y Cecil Taylor, no se diga: "Fue un gran error". Cuando haya muerto o cuando tenga la misma edad que cuando estos músicos recibieron el premio, espero justificar haber sido incluido allí y haber logrado algo. Tengo mucho tiempo para trabajar en esa dirección. Pero no me levanto por la mañana y me digo "¡Oh! Soy un genio y hoy voy a volver hacer algo genial". La Fundación MacArthur fue muy clara cuando me dio la beca, que por lo general concede a personas que han realizado grandes logros a lo largo de su vida e importantes contribuciones en su ámbito de actuación: en mi caso querían ver qué pasaba si alguien recibía el galardón al comienzo de su carrera y si podía o no afectar sus decisiones y si le permitía realizar proyectos al disponer de recursos económicos. En cierto modo, dejaron claro que era un experimento y espero poder demostrar que la decisión fue un acierto.

 

FJ: Y previamente en tu carrera, me daba cabezazos contra la pared cada vez que oía todas esas referencias a Eric Dolphy. ¿Es algo que la gente ha conseguido superar ya?

KV: [risas] Es gracioso que lo menciones, Fred. No las he visto desde hace un tiempo, así que supongo que la gente lo ha superado; ya sabes, tocas el clarinete bajo y todo el mundo dice "Dolphy" y en cierto sentido es comprensible, porque Dolphy ha tenido un enorme impacto en mi modo de tocar. Su forma de utilizar los cambios de intervalos ha sido muy, muy importante en mi modo de tocar los diversos saxos y clarinetes. Es incuestionable que ha sido una importante influencia. Pero decir que sueno como Dolphy es una tontería. Cada vez que veo el nombre de Dolphy es en relación con mi forma de tocar el clarinete bajo y creo que se debe a que no se han fijado lo suficiente en quienes tocan el instrumento. David Murray toca el clarinete bajo. Hans Koch toca el clarinete bajo. Hay otros muchos. Brötzmann toca el clarinete bajo. Todas estas cosas se pueden ver. No se pueden decir estas cosas eternamente. Hay que encontrar algo nuevo de que hablar, así que ya encontrarán otra cosa sobre mí para quejarse [risas]. Es igual que lo Dolphy, pienso que es un poco lo mismo. Ya lo han agotado.

 

FJ: Otra crítica lanzada contra ti es tu propensión a tocar con europeos.

KV: Allí hay grandes músicos. Es muy simple. Pienso que algunos de los mejores músicos actuales están en Europa y en Japón. No he tenido la suerte de tocar con muchos músicos japoneses, pero creo que, para mí, cuando observo la historia del jazz en el sentido más amplio -no me refiero al swing o a esto o lo otro- pienso en el impulso de la improvisación que proviene de los conceptos musicales de la América Negra. Para mí, hasta los años setenta, no hay duda de que los más importantes innovadores fueron negros americanos, con algunas excepciones, tipos como Charlie Haden, Jimmy Giuffre, Pee Wee Russell pero, en términos generales, los más grandes innovadores, y esto no se puede discutir, han sido negros americanos. Después de los sesenta, se puede decir que ha habido grandes innovaciones en la música y que han surgido de Europa: gente como Derek Bailey o Evan Parker, Tony Oxley, Paul Lytton, Paul Lovens, Misha Mengelberg. Hay una larga lista de músicos europeos muy, muy importantes, que, a mi modo de ver, han tenido un gran impacto en el desarrollo de la música y creo que en Estados Unidos todavía existe la tendencia a pensar que la música está centrada en Nueva York y que la mejor música proviene de Estados Unidos. Para ser franco, refleja la ignorancia de personas que no tienen conciencia de lo que sucede en 2003 a nivel musical. En Nueva York se hace música excelente y es fantástico, pero ha dejado de ser el centro. Creo que ahora el centro es una red intercomunicada que cubre el globo y la escena ya no está en una sola ciudad. La escena es el conjunto de gente con quienes trabajas, a nivel nacional o internacional, dependiendo de dónde vives o para quién trabajas. Por tanto, no colaborar con músicos europeos sería privarme de los trabajos más creativos que se hacen en la música en la que estoy involucrado, la que ocurre ahora, y eso no tiene ningún sentido para mí. Sí, Fred, definitivamente trabajo mucho con europeos porque allá hay mucha música que analizar y descubrir.

 

FJ: ¿Puede un artista ser fiel a su arte y al mismo tiempo mantener una viabilidad comercial?

KV: Oh sí, por supuesto. Mira a Miles Davis. Mira a Duke Ellington. Creo que hacerlo es totalmente posible. Aunque también pienso que es increíblemente difícil lograrlo. Es uno de los temas que más me ha preocupado. No creo que suponga un honor ser desconocido y creo que gran parte de la gente que trabaja en la música piensa igual. Hay muchos músicos que no ven la necesidad de actuar como hombres de negocios vinculados con la música y, cada vez que hablo de finanzas y de negocios o trato que la prensa entienda la música en un sentido más amplio, la gente se desconecta. En algunos casos se cabrean y creo que frecuentemente se debe a que piensan que trato de realizar concesiones para hacerme famoso. Si quisiera ser famoso, hay muchas otras cosas que podría hacer que me permitirían serlo, en vez de tocar esta música.

La música que toco no pertenece a una especie de gueto cultural. Para mí, la música que toco y la gente con quien colaboro figura entre los trabajos culturales serios de hoy en día. La realidad es que muy pocas personas tienen conciencia de lo que hacemos y la responsabilidad de cambiar esto es nuestra. Es de los músicos. Somos nosotros quienes debemos trabajar con los productores y con la prensa especializada, con otros músicos y con las compañías discográficas para promocionar lo que hacemos, desde el punto de vista del oyente, como algo viable, relacionado con sus vidas. El problema es que mucha gente ve el jazz como algo que no tiene nada que ver con ellos. Hay un buen número de razones para ello, y muchas de esas razones provienen de la prensa y de los músicos en general. Existe una actitud elitista por parte de personas relacionadas con esta música, a diversos niveles. Y la verdad es que perjudica al jazz por que es música, y al ser música pertenece, potencialmente, a todos los que tienen oídos y que quieran escuchar.

Mi interés ha sido ampliar mi público a través de giras, actuaciones y tratar de llevar la música a la gente, estar dispuesto a conversar de la música con la gente y ayudarles a hacerle ver que si te gusta Fugazi o Sonic Youth, también te puede gustar el Peter Brötzmann Tentet. También te puede gustar el Vandermark 5. Te puede gustar cualquier música que realizamos porque, como aquella que conoce, es música seria, llena de pasión, y con la que estamos comprometidos para hacer que sea creativa. Cualquiera con una mente abierta puede percibirlo en el contexto de una actuación y por eso me presento frecuentemente y hago un gran esfuerzo por desplazarme y tocar para la gente por todo el globo y estoy dispuesto a tocar en cualquier contexto que me permita trabajar con músicos en situaciones que puedan ser creativas. El problema es que cuando hablas de esta manera la gente piensa que eres un charlatán y que simplificas tu trabajo para hacerlo accesible, y eso es una mierda. No creo que hay que hacer concesiones comerciales para llegar a un público más amplio.

La cuestión es cómo presentar la música de forma que la curiosidad del público incentive el deseo de investigar y acudir a conciertos en sus localidades. No modifico en absoluto mi música para tener más éxito entre el público. Toco una amplia gama de músicas y todas ellas están completamente relacionadas con la convicción que tengo en ellas. Por lo tanto, una banda como Spaceways Incorporated toca una música claramente influenciada por el funk y el reggae, pero asimismo por el free jazz y todo eso tiene sentido para mí y para la gente que la ha escuchado. No se discute la compatibilidad entre estos tipos de música y eso se debe a que, cuando los tocamos, creemos en ellas. Para mí, la música de Sun Ra se puede tocar junto con la de Funkadelic, como también va bien junto a mis composiciones o las de Nate McBride. La música de Cecil Taylor tiene pleno sentido junto a temas de Vandermark 5. Toda es música asombrosa, vibrante, creativa, música viva que pertenece a nuestro tiempo y es actual; es necesario esforzarse por exponer a la gente a esta música, sobre todo porque hay tanta mierda por ahí.

Creo que la música es suficientemente poderosa para aguantar cualquier agresión, provenga de donde provenga. No entiendo a qué le tiene miedo la gente. Estamos hablando de cifras. Ningún disco va a vender un millón de copias. No creo que sea posible. Estamos hablando de tal vez 5.000 copias. Si vendes 5.000 en el mundo de la música improvisada, es como un álbum triple platino. Lo que digo es que hay más de 5.000 personas que podrían escuchar esta música y apasionarse por ella. Ese es mi objetivo y creo que es algo totalmente legítimo e importante. Y la gente que no lo ve así, ¿en qué discrepa?

 

FJ: La trágica ironía de la música improvisada es que nada creativo se hace en un vacío, sin embargo, hay elementos dentro de la música que la han arrinconado.

KV: Correcto, estoy de acuerdo contigo al 100%. Y la responsabilidad última es de los músicos. Lo que ocurre habitualmente es que los músicos culpan a la gente de sus problemas. Trabajan en condiciones absurdas y se quejan por ello, pero siguen trabajando en los mismos lugares. Tomemos por ejemplo el club Knitting Factory. Cada una de las personas que trabaja en música improvisada en el mundo entero se queja de ese lugar, sin embargo cientos de músicos siguen tocando allí año tras año. Los músicos son los responsables de mantener ese lugar y de la actitud que allí tienen hacia la música y los artistas. Hay que echarles a ellos la culpa, a los músicos, no a los críticos ni a los productores. Son los músicos quienes, como otra gente, no quieren asumir la responsabilidad de sus actos. Al fin y al cabo, ¿quiénes inventan todo esto? Los músicos. Como bien dices, es meterse en un vacío. Se meten en un vacío, ¿a quién hay que echarle la culpa?

 

FJ: Admito que soy egoísta y por lo tanto siento envidia por el impulso que ha logrado la música improvisada en Chicago. Chicago es el paradigma de las posibilidades que tiene trabajar de forma cooperativa. Me pregunto si el aumento del apoyo del público hubiera existido sin el soporte de John Corbett y de los sellos independientes como Atavistic y Okkadisk que han defendido esta música.

KV: Bien, diría que ha sido el resultado de varios elementos que se han producido simultáneamente en Chicago, y nadie puede reclamar la autoría; pero tampoco se puede dudar de que todos estos elementos han sucedido paralelamente y tenido éxito. Es indiscutible que el impacto de John en la escena local es enorme. Ha contratado a músicos europeos y los ha convencido para que toquen aquí, y desde que eso comenzó a suceder y comprobaron la reacción de los músicos y del público, han pasado ya siete años: la Bottle Series [en el Empty Bottle] y John han sido fundamentales para que esto llegase a buen puerto. También hay que resaltar la cobertura de esta escena por parte de los críticos y periodistas de Chicago, y agrego que es raro que apoyen las actividades locales, para bien o para mal.

Sé que cuando comencé a tocar aquí, en Chicago hubo gente que escribió acerca de mí y de la gente con quien toqué, describiéndola como música seria y con la misma importancia que la de otros músicos que acudían a tocar a Chicago. No eran comentarios con la boca pequeña, en plan "esto es bastante bueno para unos tipos de aquí" y esto también fue muy importante porque el público no considera a los músicos de Chicago inferiores a los de Nueva York o de Estocolmo. Los ven como parte de una escena más amplia y pienso que esto es muy positivo. Los sellos han sido fundamentales, especialmente Atavistic y Okkadisk. Thrill Jockey ha editado recientemente trabajos de gente relacionada con el entorno de Tortoise, como Isotope 217 y obras del Chicago Underground de Rob Mazurek. Su apoyo a la escena local ha sido crucial, sobre todo en la etapa inicial, porque nadie habría sabido nada acerca de Chicago si estos sellos no hubieran editado discos. Estos sellos ya llevan un tiempo establecidos, pero hay otras compañías más pequeñas como Quinnah y Platypus que duraron sólo un corto período, tal vez un año o año y medio, dos años máximo, que lanzaron discos al mercado que fueron comentados por la prensa, incluso fuera de Chicago y aparecieron en las pantallas de radar en algunos lugares a principios de los noventa.

Desde mediados de los noventa ha habido un reconocimiento cada vez mayor de los músicos que trabajan aquí y ahora la escena está en su apogeo porque hay muchos nuevos músicos jóvenes, tipos como Tim Daisy, Dave Rempis, y gente con la que están relacionados, que contratan sus propios conciertos en diferentes lugares o encuentran sus propios garitos donde tocar, creando sus propios conjuntos, componiendo música. Cuando tenía su edad -esto suena absurdo pero es así-, cuando tenía unos 25 años, a principios de los noventa, esto no sucedía. Yo y la gente con la que trabajaba éramos una anomalía porque fuimos los primeros en buscar y descubrir nuevos lugares donde poder tocar, fuera de la AACM que estaba muy relacionada con los músicos del South Side de Chicago y los músicos afroamericanos. La escena actual es riquísima. Hay jóvenes artistas con apenas 20 años pero también músicos como Fred Anderson y Robert Barry que tienen cerca de 70 años y todas las edades intermedias. El público local nos ha apoyado de una manera increíble.

Las emisoras de radio universitarias emiten mucha de nuestra música, especialmente la WNUR de la Northwestern University. Aquí reina un ambiente de comunidad, y esto no es mero capricho. Es un ambiente de cooperación a largo plazo en el que los músicos están dispuestos a trabajar juntos y apoyarse los unos a los otros sin darle importancia. Es la manera en que la gente trabaja y no sé si será algo típico de la región del Medio-Oeste.

 

FJ: Con todos los proyectos en los que estás involucrado y la cantidad de giras que haces, parece que 24 horas al día son insuficientes.

KV: Sí, es algo un poco misterioso [risas]. Es asombrosa la capacidad del ser humano para realizar el trabajo que le interesa. Quien mejor puede hablar de eso es mi mujer porque tiene que lidiar con el calendario que me he impuesto, pero se debe a la verdadera pasión e interés que tengo por lo que hago. No exagero en absoluto cuando digo que amo lo que hago. Soy una persona muy, muy afortunada, que tiene conciencia de serlo y que realmente ama la música que toca y la gente con la que trabaja; y me encanta tener la oportunidad de tocar lo que me interesa. Esa pasión me permite encontrar la energía y el tiempo para lograr estas cosas. Hay tanto por hacer. Esa es la cuestión. Miro a mi alrededor y mi mayor frustración es no encontrar tiempo suficiente. Hay tanta gente con quien trabajar con tantas ideas. Sé que suena trivial, pero es la realidad. Me siento afortunado por vivir en esta época y hacer estas cosas porque queda tanto por hacer... Hay tantos proyectos interesantes por realizar y trabajos a desarrollar que todo esto me mantiene motivado.

   
   

Nota: Originalmente la entrevista se publicó sin editar. Para su traducción se ha realizado una adaptación al formato escrito, prescindiendo en algunos casos de la literalidad pero ganando en claridad. 

   
   

 ©Fred Jung, 2003. Publicada originalmente en Jazz Weekly (http://www.jazzweekly.com) y en All About Jazz (http://www.allaboutjazz.com)