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..: LA CARA Y LA CRUZ DE CASSANDRA WILSON. Por Jorge López de Guereñu

   
 



Cassandra Wilson
© 2009, Jorge López de Guereñu



   

La cara de Cassandra Wilson: veinte años entre Blue Skies y Loverly

Mi cantante favorita entre las de mi generación comenzó su carrera discográfica como líder en 1985. Había llegado a Nueva York tres años antes, y destacó desde el principio como algo especial en sus primeras actuaciones con Dave Holland y Abbey Lincoln. Nada más llegar a la ciudad se integró en el colectivo de los M-Base de Steve Coleman, y en los Five Elements, el grupo de este saxofonista. La primera vez que la escuché fue como invitada de la reformada banda de otro gran saxofonista, Henry Threadgill, en un concierto de su grupo New Air a principios de 1984. Allí, cantó un standard que me dejó pasmado: “Body And Soul”.

En su primer disco ya había una interpretación de un clásico de Miles y Bill Evans, “Blue In Green”, que con la letra que la Wilson le puso sonaba como otro standard. Su segunda grabación quedó marcada por su interpretación del “Some Other Time” de Bernstein, acompañada únicamente por su pianista. Su tercer disco, dedicado por entero a ese repertorio, dejaba bien claro que nos encontrábamos ante una excepcional intérprete de standards. Blue Skies, acompañada por un trío de músicos excepcional, es uno de los mejores discos hechos en estos últimos veinte o treinta años por una cantante de jazz con un repertorio clásico. Sus versiones de los temas más conocidos de Rodgers y Hammestein o Hart, Jimmy Van Heusen, Jerome Kern, Irving Berlin y los demás grandes maestros fueron memorables, casi tanto como las de las más grandes divas de la historia del jazz.

Wilson siempre ha sido una artista con un gran sentido de la dirección de su carrera, así que unos diez años después de su gran disco de standards, volvió al estudio para realizar una curiosa segunda parte del mismo. Ese tipo de repertorio nunca lo había abandonado, ya que sus curiosas versiones habían salpicado casi todos sus otros discos en JMT y DIW primero, y después en sus primeros discos para el sello Blue Note. Estas dos grandes grabaciones producidas por Craig Street también están marcadas por interpretaciones como la de “You Don’t Know What Love Is” que abría Blue Night ‘Til Dawn, o las de “Strange Fruit” y “Skylark” en New Moon Daughter. Pero tras estos dos discos memorables y eclécticos, afrontó un nuevo proyecto muy diferente.

En una colaboración asombrosa con el pianista Jackie Terrasson, hizo su nuevo disco de standards con una formación parecida a la de aquel primer proyecto. La única diferencia era la sustitución del batería por un percusionista, en un ejercicio que resultaba muy curioso para este repertorio. Los temas de la época dorada del Tim Pan Alley eran retomados, con las únicas excepciones de dos interpretaciones del pianista sin la cantante, de un tema propio y otro de Herbie Hancock. En los arreglos tenía mucha importancia la colaboración de su gran amigo, el bajista Lonnie Plaxico, con quien había elaborado también los de su primero disco con este repertorio. Además en esta colaboración entre dos artistas con una gran afición a rearmonizar temas, ésta sería una de las características del proyecto. El resultado de Rendezvous era muy diferente de aquel primer encuentro con los standards. La influencia de las grandes del jazz, y particularmente de Sarah Vaugham, notable en aquella grabación, seguía ahí, pero ésta era muy diferente. Tras diez años de carrera, el eclecticismo de esta cantante tan influida por las de jazz como por las de soul o incluso por Joni Mitchell, se hacía más presente. El resultado de ello recordaba, lógicamente, a esa otra artista inclasificable que era Nina Simone.

Los standards han seguido siendo parte de los cada vez más desiguales repertorios de la cantante. Al final de esta nueva época, tal vez influida por esa diversidad que parecía indispensable en sus proyectos, su carrera parecía por primera vez descentrada. Así, no es sorprendente que tras el relativo fracaso artístico de sus últimas aperturas hacia el pop, bien por sus repertorios o por su producción, Cassandra vuelva hace unos meses a encontrar su dirección con otro soberbio disco de standards, el tercero en veinte años.

En Loverly encontramos de nuevo los elementos para el disfrute de aquellas otras dos ocasiones. El piano, en esta ocasión tocado por un espectacular Jason Moran, es el centro gravitacional del grupo, tal y como antes lo fueron Mulgrew Miller y Terrasson. La rítmica vuelve a ser lo que marca otra diferencia con aquellos discos marcados por Lonnie Plaxico y Terri Lyne Carrington en un caso, y la presencia de las percusiones de Mino Cinelu en vez de una batería en el otro. Aquí, en un ejercicio de inteligencia y sentido del humor sin par, la Wilson se rodea de una rítmica con un gran batería de Nueva Orleáns, acompañado por un percusionista africano. Como remate, la cantante cuyas bandas estaban marcadas por el sonido de los grandes guitarristas que han pasado por sus grupos en gran parte de estos veinte años, incluye a uno de ellos en la grabación. La presencia de nuevo de Plaxico como contrabajista y ayudando en los arreglos, aporta un aroma conocido a un proyecto en principio tan distinto.

La madurez de la artista es hoy día incontestable. No se priva de guiños a “la antigua Cassandra”, con pasajes vocales en las que recuerda sus primeras influencias, mientras que en otros deja clara su evolución. En sus dos dúos, uno con el guitarrista, otro con el bajista Herlin Riley (que sólo interviene en ese tema), aparece esa estática inconfundible y mágica en algunas de sus últimas actuaciones. Se regodea en su voz prodigiosa, y cuando usa el scat o sus melismas, lo hace con un sentido de la medida que sólo da la experiencia. El blues, que siempre ha estado presente como trasfondo de esta música que llamamos jazz, tiñe con su particular color sus interpretaciones llenas de emoción. Tras veinte años, vuelve a su vehículo perfecto para demostrarnos que sencillamente juega en otra liga que el resto de los cantantes del mundo. Sólo por estos tres discos de standards, ya merece entrar en el panteón de las grandes.

¿Y el otro lado de Cassandra Wilson?

Nunca entenderé cómo funcionan las compañías discográficas. En un momento en el que todas muestran, con razón, una gran preocupación por sus caídas de ventas, no reaccionan de manera muy coherente. Por parte de esas compañías pocos ejemplos de desconocimiento de su mercado se me ocurren, como el del lanzamiento de una nueva recopilación de Cassandra Wilson, titulada Closer To You: The Pop Side. Ante semejante título, uno se pregunta: ¿más cercano a quién?

Me considero un aficionado bastante típico a la fascinante música de Cassandra Wilson. Tengo todos sus discos, e incluso alguna recopilación que salió al mercado con algunas tomas inéditas procedentes de antiguas sesiones. Me gusta hasta tal punto su música, que he comprado otras recopilaciones temáticas, como una de Blue Note con interpretaciones de la música de Jobim, sólo por conseguir una versión de Cassandra de uno de sus temas, que no aparece en sus discos. Hasta he comprado varias recopilaciones celebrando todo tipo de eventos, sólo por escuchar cómo hace un tema de Hendrix o una versión alucinante de “The Good Life”. Incluso he llegado a ver una película infumable del actual gobernador de California por verle bailando con una de las peores actrices europeas al son de “I’ve Got You Under My Skin”, con Cassandra y toda su banda en el escenario. También compré el disco con la espantosa banda sonora correspondiente de James Newton Howard sólo por tener esa versión de Cassandra en mi colección.

Supongo que en estos tiempos abundan los pillos que no tienen que hacer más que buscarlas en la red para completar sus colecciones. No como los que tenemos que buscar los discos donde aparecen esas joyas, acompañadas a veces por desgracia de bastantes otras cosas, que por ser suave denominaré como “prescindibles”. Las compañías que tienen esas grabaciones podrían sacar al mercado una recopilación de esos temas aprovechando para vestirla como el bonito objeto de este artículo, para vendérnosla a muchos de “nosotros”, e incluso a algunos de “ellos”, pero no…

Es mejor sacar al mercado otra recopilación para venderla, o intentarlo al menos, a los aficionados casuales. Estos pueden estar más interesados en versiones, fabulosas eso sí, de temas de U2, Van Morrison o The Band que ya conocen. Los que compramos discos ya las tenemos en nuestras estanterías. Por desgracia esos aficionados casuales, o los bares donde se pincha ese tipo de música, son mucho más aficionados a las descargas ilegales que a la música de Cassandra Wilson. Entonces, ¿a quién va dirigida semejante recopilación? Yo lo tengo claro, aunque tal vez me equivoque: a las baldas de los chollos en esas grandes cadenas donde a menudo se encuentran cosas increíbles. Espero que ahí al menos alguien descubra, dentro de unos meses, lo que esa gran cantante hace con esas canciones que todos conocemos, sean grandes, como las de Dylan o Neil Young, o tonterías como las de los Monkees o U2. Tal vez hasta alguien se interese por bucear en la obra de una gran artista que es capaz de hacer maravillas con casi cualquier cosa. Casi hasta con una horrible canción de Sting, aunque para haberlo logrado hubiese necesitado de otra magia que la musical.

Espero que al menos tengamos que esperar mucho, muchísimo tiempo, para que salga al mercado lo que realmente nos interesa a los aficionados de verdad a la música. Todos sabemos, por desgracia, lo poco que tardan esas mismas compañías en sacar al mercado, uno tras otro, hasta el último tema inédito en otras circunstancias, en una muestra total de necrofagia. Que no suceda en mucho tiempo: Cassandra aún tiene que transformar muchas canciones, aunque a veces se equivoque y escoja engendros, como el de Sting, que no merecen ni ese nombre.

Texto e ilustración: © 2009, Jorge López de Guereñu

 

Cassandra Wilson: Loverly. Con Jason Moran, Marvin Sewell, Lonnie Plaxico, Reginald Veal, Herlin Riley, Lekan Babalola, Ronda Richmond y Nicholas Payton. Blue Note/EMI.

Cassandra Wilson. Closer To You: The Pop Side. Blue Note/ EMI.