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CHICK COREA NEW QUARTET CON RUBEM DANTAS

III Muestra Internacional de jazz de Madrid "emociona!!! JAZZ" 2003


  • Fecha: 21 noviembre de 2003
  • Lugar: Ateneo Cultural 1º de Mayo (Auditorio de CCOO)
  • Hora: 22:00
  • Entrada: Lleno

  • Componentes:
    Chick Corea (piano, percusión)
    Steve Wilson (saxos soprano y alto, flauta)
    Avishai Cohen (contrabajo)
    Jeff Ballard (batería, percusión)
    Rubém Dantas (percusión)
  • Invitados:
    Diego Urcola (trompeta)
    Gayle Moran (voz)
    Enrique Ugarte (acordeón)
    Pedro Ruy Blas (voz)
    Paquete (guitarra flamenca)
    Jorge Pardo (flauta)
    Carlos Benavent (bajo eléctrico)

  • Comentario: Dulces paradojas. El jazz tiene estas cosas. El viernes 21 la fría noche madrileña se tornó en acogedor calor en el Ateneo Cultural 1º de Mayo, auditorio que el sindicato Comisiones Obreras (o CCOO, como diría Alfredo Urdaci) ofreció a la Concejalía de las Artes del Ayuntamiento de Madrid (del PP), y lo que en principio estaba programado como un trío fue en realidad un quinteto con invitados (hasta un total de 11 músicos compartieron escenario simultáneamente), más cercano a una big band que a lo que uno puede esperar de un trío de piano. Paradojas, dulces paradojas todas ellas.

    Con algo de retraso apareció el New Quartet en el escenario, con la compañía del brasileño Rubém Dantas, habitual de la escena madrileña, y que demostró estar en todo momento a la altura del grupo de Corea. Primer tema y primer invitado: Diego Urcola, trompetista argentino habitual de Paquito D’Rivera e integrante de la International Vamp Band, grupo liderado por Avishai Cohen y en el que el israelí demuestra sus dotes como pianista. Ligeramente nervioso al principio, Urcola ofreció un solo elegante y convincente que fue del gusto del grupo y del público. Posteriormente entró en escena, acordeón en ristre, el director y compositor Enrique Ugarte, para atacar Anna’s Tango, tema dedicado a la madre de Corea. Un par de nuevos números a cargo del quinteto fueron avivando el fuego de la representación, y tanto el tándem Ballard-Dantas como, sobre todo, el virtuosísimo Avishai Cohen, llegaron incluso a restar protagonismo al maestro de Massachusetts quien, por otro lado, puso los pelos de punta al respetable con sus delicadas introducciones, sus increíbles acompañamientos rítmicos y su infinita capacidad de improvisación.

    Un momento emotivo de la noche fue la aparición en el escenario de la esposa de Chick Corea y miembro del mítico grupo Return to Forever, Gayle Moran. Gayle se unió al quinteto e interpretaron You’re Everything (del Light As A Feather de 1972). Punto álgido para los nostálgicos; no obstante la edad pasa factura, y Moran demostró haber perdido bastantes facultades, llegando a emitir bastantes notas desafinadas, sobre todo en tonos altos.

    Tras un incomprensible descanso de 20 minutos que pudo ser letal para el desarrollo del concierto, Corea volvió a aparecer, esta vez para ofrecer un mini-recital de piano solo. Tras ello volvieron Cohen, Ballard, Wilson y Dantas, y una serie de intensas interpretaciones les devolvieron protagonismo. Wilson se mostró serio y contundente con la flauta y el alto, pero especialmente inspirado con el soprano, instrumento en el que demuestra un asombroso dominio técnico. Ballard ofreció un variadísimo repertorio de acompañamientos percutivos, un preciso sentido del ritmo y una imaginación fuera de límites, secundada en todo momento por las originales ideas de Rubém Dantas, otro de los principales referentes. Pero si alguien brilló por encima del resto ese fue Avishai Cohen. A su perfecta afinación y técnica hubo que sumar una coordinación rítmica increíble, una cantidad inagotable de recursos, una perfecta comunión con público y grupo y siempre sin alejarse de su rol principal (como dijo en su día Miles Davis a Dave Holland, “que no se te olvide que eres un bajista”).

    Se acercaba el final del concierto y con él vendrían más sorpresas. Entraban en acción dos de los mejores músicos de este país: Jorge Pardo y Carlos Benavent. Viejos conocidos de Chick, y ya habiendo compartido escenario con él hace un par de años en Vitoria (integrando el grupo de Paco de Lucía), madrileño y catalán estuvieron soberbios. Pardo demostró un desparpajo y una capacidad adaptativa dignas de los mejores jazzmen internacionales, y Benavent aportó una serie de colores (no sólo tímbricos) que hicieron volar al grupo. En cierto modo, hubo momentos en que el triunvirato Pardo-Benavent-Dantas hizo algo suya la música, dándole unos matices flamencos muy propios.

    Llegaba el momento de acabar, y la emoción se apoderó de la velada. Corea habló sobre lo que había influído España en su vida y en su música, y dedicó este último tema a dos personajes fundamentales: uno, Joaquín Rodrigo, el otro, por supuesto, Paco de Lucía. Y fue entonces cuando las luces iluminaron al público y, en el centro del aforo, junto a la mesa de sonido, se encontraba el genio de Algeciras (anteriormente se le pudo ver entre el público acompañado de Tomatito y Cañizares). Ovación de gala para Paco y, de vuelta al escenario, más novedades. Al cuarteto, Dantas, Pardo y Benavent se sumaron otra vez Enrique Ugarte y Gayle Moran, el cantante Pedro Ruy Blas y el guitarrista flamenco Paquete, de la Barbería del Sur. 11 músicos sobre las tablas, dispuestos a afrontar, cómo no, el Spain de Chick Corea con el segundo movimiento del Concierto de Aranjuez como introducción. Steve Wilson comenzó la melodía de la clásica pieza, que posteriormente atacaría Corea repitiendo exactamente la interpretación que grabó Paco de Lucía a principios de los noventa. Una vez dentro de Spain, rueda de solos: Pedro Ruy Blas comenzó con un coro en scat que no aportó gran cosa, Enrique Ugarte fue bueno y breve, y Paquete estuvo sencillamente desastroso. Jamás nadie tuvo tantos nervios sobre un escenario. La responsabilidad de tocar con Chick Corea y la presencia de Paco de Lucía entre el público pesaron demasiado, y la temblorosísima mano del guitarrista apenas pudo esbozar un par de frases coherentes. Rápidamente el fiasco pasó al olvido: Wilson y Pardo no se pusieron de acuerdo sobre quién debía entrar, y Corea hizo un pequeño motivo para rellenar mientras tanto. Pardo respondió al motivo, Corea lanzó otro, Pardo volvió a responderlo, y así entraron en un juego de pregunta-respuesta tan largo como precioso. Wilson (que llevaba un buen rato con “cara de tonto”, alucinado ante los quehaceres de Pardo y Benavent) no pudo resistir más y se sumó al juego, entrando en un divertidísimo duelo con el flautista madrileño. Cuando Wilson quería demostrar técnica y rapidez, Pardo le hacía respuestas simples y melódicas, cuando Wilson jugaba con el ritmo, Pardo era aún más rítmico, cuando Wilson quería demostrar autoridad, Pardo sencillamente se unía a él. Una auténtica lección por parte del músico local. Y después fue el turno para la sección rítmica: tanto Benavent como Cohen demostraron una evidente comunión, respeto y admiración, y se llevaron intensas ovaciones, al igual que Ballard y Dantas. Corea finalizó haciendo cantar al público, como suele ser habitual, y el aplauso final con los 11 músicos en escena fue un momento realmente inolvidable. Eran casi las 2 de la madrugada.

    Si el recital de hace dos años en Vitoria fue uno de los más intensos vividos en los últimos tiempos, el que nos ocupa posiblemente lo superó, y buena prueba de ello dará el nuevo disco en directo que saldrá de este concierto. Esperaremos impacientes a que sea publicado.

    Arturo Mora Rioja