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ELVIN JONES JAZZ MACHINE

III Muestra Internacional de jazz de Madrid "emociona!!! JAZZ" 2003


  • Fecha: 15 noviembre de 2003
  • Lugar: Conde Duque
  • Hora: 21:00
  • Entrada: Lleno

  • Componentes:
    Elvin Jones (batería)
    Duane Eubanks (trompeta y fliscorno)
    Mark Shim (saxo tenor y soprano)
    Carlos McKinney (piano)
    Gerald Cannon (contrabajo)

  • Comentario: Es ley de vida. Nos hacemos viejos. Elvin Jones es una leyenda de la batería, cuyo nombre estará para siempre asociado al de John Coltrane. Pero es ya muy mayor y su estado actual no le permite desplegar el estilo que le hizo célebre, muy físico, con esos polirritmos incendiarios. También hace tiempo que quedó atrás ese jazz arriesgado, con un pie en el free (y en ocasiones los dos) que tocaba con el cuarteto histórico de Coltrane y poco después en sus propios grupos. En su actual Jazz Machine, Elvin Jones ofrece un hard-bop de lo más canónico, bien facturado pero que, en ocasiones, cae en lo rutinario.

    Así que el concierto de Madrid ofreció una música agradable, muy bien tocada pero previsible. Y quien dice previsible, dice poco excitante. El quinteto ofreció el menú habitual en estos casos, variado y digestivo: un “Caravan” para entrar en calor, una bonita composición hard-bop de Thad Jones (hermano de Elvin), la consabida balada, en este caso “What A Wonderful World” de Bob Thiele, y “Hokkaido”, composición del propio Elvin basada en una melodía popular japonesa. Los músicos que acompañaron al jefe son jóvenes, que no inexpertos, que cumplieron, aunque sin sobresalir. Lo curioso es que todos ellos parecieron querer realizar guiños al cuarteto histórico de Coltrane, como si por momentos quisieran encarnar a los ilustres antecesores que tocaron junto a Elvin Jones. Así, Mark Shim, un buen saxofonista, continuador de la estirpe de Joe Henderson y que ha grabado dos notables discos para Blue Note, recurrió a citas de “A Love Supreme” o de “Love”, de la suite “Meditations”. El pianista McKinney, con su estilo torrencial y sus acordes obsesivos con la mano izquierda, recordó a... McCoy Tyner. Por su parte, Gerald Cannon echó mano del toque “aflamencado” que era una de las características de Jimmy Garrison. Duane Eubanks, que no tenía referente en el cuarteto de Coltrane, mostró un estilo hecho de líneas delicadas, tal vez demasiado para la música ofrecida. Por último, Elvin Jones, aunque sin la energía de antaño, demostró su sabiduría y destacó con las escobillas, una faceta en la que también es un maestro.

    Fue un concierto agradable teñido de nostalgia que el público, con su aplauso, supo convertir en un homenaje a un músico irrepetible.

    Diego Sánchez Cascado