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MARIA SCHNEIDER - IVAN LINS - TOOTS THIELEMANS - DANISH RADIO ORCHESTRA

III Muestra Internacional de jazz de Madrid "emociona !!! JAZZ" 2003
  • Fecha: 5 Noviembre 2003
  • Lugar: Colegio de Médicos
  • Hora: 21 h

  • Componentes:
    Maria Schneider (dirección y arreglos)
    Ivan Lins (composición, voz, guitarra y piano eléctrico)
    Toots Thielemans (armónica y guitarra)
    Orquesta de la Radio Danesa (5 trompetas/fliscornos; 4 trombones (uno de ellos bajo); 5 saxos, flautas y clarinetes; piano, guitarra, contrabajo/bajo eléctrico, batería y percusión)
  • Comentario: Maria Schneider ha demostrado en sus tres discos distribuidos internacionalmente* que es una arreglista, compositora y directora de orquesta de enorme talento, clara deudora de Gil Evans y Bob Brookmeyer, con quienes colaboró y, en menor medida, de George Russell. Además, en sus discos ha sabido rodearse de lo mejorcito de la escena jazz neoyorquina para lograr una música que, aunque no es revolucionaria, sí que muestra un gusto exquisito y una gran elegancia.

    Pero vayamos al concierto ofrecido en Madrid y, antes que nada, hagamos una descripción de la sala: el espectáculo tuvo lugar en el aula magna del Colegio de Médicos de Madrid, un antiguo anfiteatro a la antigua, con su terciopelo, sus asientos de madera en pendiente separados del escenario tan sólo por una barandilla de madera. Es un lugar muy bello con una acústica que no es mala, incluso puede considerarse buena, pero que es especial y a la que es complicado ajustarse.

    Hace un año la big band de Dave Holland sonó allí de fábula pero, por desgracia, esta vez no ocurrió lo mismo: el sonido fue malo y no permitió apreciar las sutilezas de la orquesta aunque esa no fue la única decepción de la noche. La actuación se anunciaba como la Schneider dirigiendo a la orquesta de la radio danesa y como “guests” al brasileño Ivan Lins y al belga Toots Thielemans. Todo muy internacional. El problema es que en realidad la ecuación fue la siguiente: Schneider al frente de la big band danesa interpretan composiciones –todas ellas- de Ivan Lins que además canta y toca la pianola, todo ello con el aliño de Thielemans.

    Por tanto, empieza el primer tema, brasileño pues, de Ivan Lins pues, que canta con esa voz amable, lánguida y sensual; pero enseguida se advierte que la orquesta suena bastante mal, con un gran predominio de la batería y percusión que ahoga toda la sutileza que puedan tener los distintos sopladores. Al final de esta primera pieza, dedicada por cierto a Lula, se producen protestas entre el público por el sonido y se entabla un simpático debate entre el respetable e Ivan Lins, como portavoz de los músicos. “Así que la batería se oye demasiado, ¿no? Entonces la bajamos. ¿Y el piano? No se oye nada, ajá. Pues hay que subirlo. ¿Las trompetas? También las subimos”, etc... ante la mirada entre divertida y nerviosa de los daneses –más de lo primero- y de la Schneider –más de lo segundo-.

    Después del ajuste, el concierto pudo continuar sin problemas pero la calidad del sonido, aunque mejoró algo, dejó bastante que desear. Se sucedieron los temas de armonías y ritmos brasileños, samba, lundu, bossa nova, y a servidor empezó a sonarle todo igual, un poco harto de tanto “coração, machucado de amooor”.  Tengo que reconocer que no soy excesivamente aficionado a esta música brasileña amable, lánguida y sensual que encuentra su cima en Jobim y Gilberto. Es decir, que me gusta pero en dosis pequeñas.

    Y fue una pena, porque, con este material, los arreglos de Maria Schneider sonaron poco más que decorativos, alejados de la complejidad y elegancia (creo que ya lo dije antes, ¿no?) que demuestra en sus discos. La orquesta cumplió, digamos que demostró ser competente aunque los solistas, que tampoco dispusieron de mucho espacio, no pasaron de correctos. Por su parte, Thielemans actuó de diablillo simpático. Demostró que es EL especialista de la armónica de jazz, derrochó jovialidad y realizó algunos solos magníficos, aunque su protagonismo acabó resultando un tanto excesivo.

    Fue, por tanto, una ocasión perdida de disfrutar del trabajo de Maria Schneider, el más personal. Nos quedamos con las ganas de apreciar esas superposiciones rítmicas entre secciones, esas armonías que parecen levitar, esas pinceladas gilevansianas. Y esa elegancia.

    Diego Sánchez Cascado


    * “Evanescence”, “Coming About” y “Allégresse”, todos publicados por Enja. Hay un cuarto disco, grabado en directo, que por ahora sólo se vende como regalo junto a una botella de vino gran reserva.