JAZZ EN LOS PIRINEOS. VERANO 2002: JAZZ A OLORON - JAZZ A LUZ

En verano, época de festivales, no hay que buscar mucho para encontrar uno que se autodenomine (gratuitamente las mas de las veces) de jazz. Si se es algo "exigente" encontrar uno al gusto, sí puede resultar una tarea algo mas complicada. En el sur de Francia, en los Pirineos, se encuentran algunas programaciones que pueden satisfacer ciertas expectativas. Los de Oloron y Luz Saint Sauveur son una buena muestra de esos "pequeños" festivales que programan un jazz que algunos calificarían de vanguardia, pero cuya apuesta es por un jazz vivo, del presente. Unos festivales "independientes" que muestran un jazz "libre".

Esta es la reseña de alguna de las actuaciones que han podido verse en ellos en la primera quincena del mes de julio.

OLORON-SAINTE MARIE (PIRINEOS ATLANTICOS): JAZZ A OLORON

El saxofonista/clarinetista bajo italiano Carlo Actis-Dato se presentaba a dúo con el guitarrista Enzo Rocco. Su actuación respondió a lo que se podía esperar de ellos tras la escucha de los dos discos que tienen en el mercado. Grandes dosis de humor -con presentaciones rayando el absurdo- para aderezar un recorrido por mil y un ritmos y referencias musicales. Una alocada coctelera global en la que prácticamente se mete de todo y sale un discurso aunque variado, bastante homogéneo. Un divertimento que fue merecedor de un par de bises que podían haber sido más (es también bueno el saber parar).

A continuación, y como si de un "de oca a oca" pero en versión clarinetista bajo, se tratara, Louis Sclavis presentaba su nuevo proyecto, Napoli´s Walls, todavía inédito discográficamente y con el que está programado en festivales como Mulhouse o Willisau. Napoli´s Wall, atípica formación de querencias camerísticas (Méderic Coulignon, corneta y electrónica; Vincent Courtois, cello y Hasse Poulsen, guitarra) suena cien por cien a Sclavis, un Sclavis que da entrada a la creación en vivo/tiempo real de ritmos sintéticos de la mano de Collignon, que tiene un gran peso en el proyecto. Especialmente enriquecedor, para saborear en su justa medida, las aportaciones de Colignon al grupo, fue el concierto que este realizó a solo en el pequeño pueblo de Estos, y en el que ofreció todo un catalogo de las percusiones, bajos y efectos que después generaría en el concierto nocturno del cuarteto. Courtois, alternó las labores rítmicas "al estilo contrabajo" con las "labores propias de su sexo". Uno de sus solos, claramente hendrixiaco, podía servir para ver hasta que punto el cambio de papeles y la manipulación de sonidos tiene importancia en este proyecto. Mientras el danés Hasse Poulsen (al que se puede escuchar en un interesante disco con Leandre y Houle) trabajaba en las antípodas de la imagen del guitarrista star. Y Sclavis, dejando hacer pero dirigiendo con firmeza. Un número uno, en una noche de números uno del clarinete bajo, pero ¿y al soprano?. Arrollador.

LUZ SAINT SAUVEUR (ALTOS PIRINEOS): JAZZ A LUZ.

El cuarteto formado por Joëlle Léandre (contrabajo), Mat Maneri (violín), Christophe Marguet (batería) y Joël Ryan (electrónica), anda dando sus primeros pasos (tampoco es previsible que de muchos más y llegue a crear tics en su discurso), pese a ello sonaron fluidos y bien conjuntados. Escuchar las líneas, bien paralelas, bien complementarias, de las cuerdas era un placer. Pero el sonido del grupo basculaba sobre las aportaciones que la electrónica de Ryan (armado de varios ordenadores portátiles y un buen kit de efectos) hacía sobre el discurso acústico, proponiendo y retomando fragmentos. Con un trabajo realmente fino, muy limpio y cuidado, Ryan, destacó sobretodo con la manipulación que hizo sobre la percusión. De los ambientes de calma belleza al dadá, el cuarteto ofreció un concierto muy variado.

Vi por primera vez al trío formado por Marylin Crispell (piano), Barry Guy (contrabajo) y Paul Lytton (batería) hace tres años en el festival de Mulhouse (esos mismos días grababan su primer y fantástico disco "Odyssey"para Intackt), por entonces, entre los aficionados se comentaba que el fichaje/edición discográfica de la Cryspell por parte de ECM podía ser punto de inflexión "a la baja" en su carrera. Volví satisfecho porque por lo que escuche (y luego su segundo disco "Amaryllis" para ECM lo corroboraba) eso no era así.

Aun sin el factor sorpresa, el concierto de este trío en Luz, es uno de los mejores y mas satisfactorios que he escuchado en los últimos tiempos. El intenso tema inicial ponía sobre la mesa la existencia de una química especial; un "art of trio" que sobrepasa muy de largo lo meramente nominal. Con un discurso conjuntado y homogéneo, cada integrante del trío ofrece en el seno de éste un concierto diferente para el oyente. Cuatro conciertos en uno. ¿alguien da mas?. Crispell, tan libre y tan poderosa como siempre ¿quien hablo de que?; Guy, impresionante en su ataque, melódico, veloz... y Lytton… A Lytton hay que darle de comer aparte. Llenó sus parches de platillos, cadenas, espátulas… y el aire de mil y un sonidos. Ante ello, simplemente, "chapeau". Cuando sonaban los armonicos de "Odyssey" como segundo tema… la cosa ya estaba mas que encaminada. Un poco de calma venía bien. En el tercer tema, "Harmos", ejemplo de la mejor escritura europea para big band (con Marylin tocando con unas bayetas) . ¿Había algo mas que decir?. Pues aunque en algo mas de una hora el trío había dicho mucho y bien, de lo que había, por parte de un publico entregado, ganas era de pedir. Así que dos bises (el segundo, por cierto, demoledor a gran velocidad).

Tal intensidad perjudicó sin duda a la propuesta de la pianista Lydia Domancich, Andouma, un acercamiento a la música africana acompañada por la voz de Aissata Kouyate y las percusiones de Pierre Marcault. Muy bonito pero... Además el frío de la noche pirenaica tampoco jugaba a su favor.

Il faut retourner l´anne prochaine. (une autre fois).

Jesús Moreno

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