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THE THING

Tercera Jornada del Festival "Jazz em Agosto" 2004.



Resenha Ao sentar-me ao computador para começar a escrever umas linhas sobre este concerto, trato de pôr algum som nas colunas e tento ouvir o programa de Juan António Barranco, “La camisa negra”, com quem, alias, tive o prazer de ver a apresentação deste fantástico trio nórdico. Qual não é o meu espanto quando o “Dj. Juan” começa o seu programa com uma música dos “The Thing”, na companhia do não menos fantástico Joe McPhee. Que feliz coincidência.

Sentado, à espera do concerto, começo a ler a folha de sala e verifico que nos créditos, o saxofonista Mats Gustaffson só se fará acompanhar do sax tenor. Sinto-me desiludido, pois gosto muito de o ouvir tocar barítono. Nada me move contra as suas performances no tenor, apenas gosto muito de o ouvir no sax barítono. E ao entrar para o palco vejo-o com o seu barítono ao pescoço. E pensei: vamos ter festa brava. Não me enganei, pois presenciei um dos melhores concertos desta série de 2004 do “Jazz em Agosto”.

Começa o concerto com um longo e intenso medley, que intervala a interpretação de temas com música improvisada. Durante este primeiro grande momento, Gustaffson toca o barítono de uma forma bastante abstracta, alternando longos períodos de free blow, onde explora intensamente os registos mais altos do instrumento, com a execução das linhas melódicas dos temas que vão desfilando. Nilssen-Love explora aqui intensamente os timbalos do seu set e consegue com Flaten um momento de grande beleza quando acompanha o baixista, que tira muito e bem partido do vibrato das cordas do seu instrumento. Entre temas e improvisação a peça decorre também entre momentos enérgicos, até brutais, e momentos de grande contemplação. Acabam a tocar uma composição de Donald Ayler, esse belo e muitas vezes esquecido trompetista, que a história encarregou de colocar à sombra do génio e da obra do seu irmão. Injustamente diga-se, pois Don Ayler era um músico com voz própria e que escrevia, como aqui se viu, belíssimos temas.

O segundo tema é uma estrutura simples mas muito intensa. É uma interpretação deste trio de uma canção de P. J. Harvey. Gustaffson encarna a dor da cantora e compositora americana e do seu sax saem gritos de dor.

O grupo dedica a próxima peça ao recentemente falecido Steve Lacy, e do tenor de Gustaffson saem agora sons de inspiração Ayleriana, envolvidos pelo contrabaixo, tocado com arco, e pela bateria percutida com essas singulares baquetas que os anglo-saxónicos chamam mallets. È uma das peças mais intensas de um concerto todo ele enérgico e dramático.

Acabam com um tema com a cadência do Punk, em que um fraseado inúmeras vezes repetido pela base rítmica, serve de suporte a Mats Gustaffson para improvisar.

Para termos uma ideia da receptividade do público de Lisboa a esta apresentação, posso dizer que o grupo veio ao palco para encores duas vezes, numa dedicando a música ao grande Joe McPhee, onde Gustaffson tira do seu barítono aqueles sons guturais que são a sua imagem de marca e acabam com um free calipso à moda de Albert Ayler. Intensidade, dramatismo e generosidade sem limites, foram os ingredientes que os “The Thing” distribuíram pelo auditório dois da Fundação Calouste Gulbenkian. Que bem soube este intenso momento de musica livre em contraponto aos anteriores concertos, todos eles muito escritos.

Torna-se redundante falar das qualidades dos músicos deste trio, uma vez que elas são já sobejamente conhecidas. Resta-me desejar que todos eles continuem a surpreender sempre, e que se vão integrando cada vez mais num sem numero de diferentes formações para bem de todos aqueles que gostam de fruir este tipo de música. Bem hajam e até à próxima, que espero breve.

João Pedro Viegas


Comentario Al sentarme delante del ordenador para empezar a escribir unas líneas sobre este concierto, trato de poner algún sonido en los altavoces e intento escuchar el programa “La camisa negra” de Juan Antonio Barranco con quien, además, tuve el placer de asistir a la actuación de este fantástico trío nórdico. Cual es mi sorpresa cuando el “DJ Juan” empieza su programa con música de The Thing, acompañados por el no menos fantástico Joe McPhee. ¡Qué feliz coincidencia!

Mientras esperaba el concierto, empecé a leer el folleto de presentación y comprobé que el saxofonista Mats Gustafsson sólo tocaría el saxo tenor. Me sentí desilusionado, ya que me gusta mucho escucharle tocar el barítono. No tengo nada en contra de su forma de tocar el tenor, tan sólo me gusta mucho oírlo al saxo barítono. Pero al salir al escenario le vi con su barítono al cuello. Y pensé: “Vamos a tener una gran fiesta”. No me equivoqué, ya que presencié uno de los mejores conciertos de esta serie de 2004 de “Jazz em Agosto”.

Comenzó el concierto con un largo e intenso medley, que intercaló la interpretación de temas con música improvisada. Durante este primer gran momento, Gustafsson tocó el barítono de una forma bastante abstracta, alternando largos períodos de free blow, en los exploró intensamente los registros más agudos del instrumento, con la ejecución de las líneas melódicas de los temas que iban desfilando. Nilssen-Love exploró aquí intensamente los timbales de su batería y consiguió con Flaten un momento de gran belleza cuando acompañó al bajista que sacó un gran partido de la vibración de las cuerdas de su contrabajo. Entre temas e improvisación, la pieza discurrió entre momentos enérgicos, brutales incluso, y momentos de gran contemplación. Terminaron tocando una composición de Donald Ayler, ese buen y muchas veces olvidado trompetista, que la historia se ha encargado de situar a la sombra del genio y de la obra de su hermano. Injustamente, ya que Don Ayler era un músico con voz propia que componía, como se vio aquí, bellísimos temas.

La segunda pieza tuvo una estructura sencilla pero muy intensa. Fue una interpretación que hizo el trío de una canción de P. J. Harvey. Gustafsson encarnó el desgarro de la cantante y compositora inglesa y de su saxo salieron gritos de dolor.

El grupo dedicó la siguiente pieza al recientemente fallecido Steve Lacy y del tenor de Gustafsson salieron sonidos de inspiración ayleriana, envueltos por el contrabajo, tocado al arco, y por la batería percutida con las mazas. Fue uno de los temas más intensos de un concierto todo él enérgico y dramático.

Acabaron con una composición con cadencia propia del punk, en la que una frase repetida innumerables veces por la base rítmica sirvió de soporte a Mats Gustafsson para improvisar.

Para dar una idea de la acogida del público de Lisboa a esta actuación, puedo decir que el grupo regresó al escenario dos veces para ofrecer sendos bises, en uno de ellos dedicando la música al gran Joe McPhee, en el que Gustafsson sacó de su barítono aquellos sonidos guturales que son su imagen de marca y acabaron con un calipso free al estilo Albert Ayler. Intensidad, dramatismo y generosidad sin límites fueron los ingredientes que The Thing ofrecieron en el auditorio dos de la Fundación Calouste Gulbenkian. ¡Qué bien supo esta intensa muestra de música libre en contraposición con los conciertos anteriores, todos ellos muy estrictos!

Resulta redundante hablar de las cualidades de los músicos de este trío, ya que son de sobras conocidas. Me queda desear que todos ellos sigan sorprendiendo siempre y se integren cada vez más en un sinfín de formaciones diferentes para disfrute de todos aquellos que gustan escuchar este tipo de música. Que les vaya bien y hasta la próxima, espero que pronto.

João Pedro Viegas traducción por Diego Sánchez Cascado