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NOCHE SUDAFRICANA

2ª jornada del 27 º FESTIVAL DE JAZZ VITORIA-GASTEIZ.


  • Fecha: 14 Julio 2003

  • Lugar: Polideportivo de Mendizorrotza

  • Asistencia: 1500 personas aprox.

  • Hora: 20:30 h

  • Componentes:

ZIM NGQAWANA
Zim Ngqawana (saxos, percusiones y silbatos)
Andile Yenana (piano)
Herbie Tsoaeli (contrabajo)
Lulu Gontsana (batería)

RINGO MADLINGOZI
Ringo Madlingozi (voz)
Sheron Mbutho (coros)
Xolani Sintwa (coros)
Flouyd Manana (guitarra)
Ringo Mofokeng (guitarra eléctrica)
Bernice Boikanyo (batería)

JIMMY DLUDLU
Jimmy Dludlu (voz y guitarra)
Moreira Chagica (saxo)
Camilo Laombard (teclados)
Seredael Scheepers (teclados)
Lucas Khumalo (bajo eléctrico)
Frank Paku (batería)
John Hassan (percusión)

Comentario:

Más novedades en el Festival de Vitoria-Gasteiz. "Noche Sudafricana" como título para el encuentro con tres personalidades diferenciadas del país de Mandela. La experiencia viene de alguna manera a sustituir al tradicional concierto de gospel que año tras año daba el pistoletazo de salida a la cita gasteiztarra. Quizá demasiado "Oh Happy Day".

Los experimentos son arriesgados máxime cuando la sociedad que los ampara es reacia a ellos. Mejor malo conocido que bueno por conocer. Y sucedió algo inédito en los últimos años del festival. El polideportivo presentó un aspecto gélido. Escasos centenares para una capacidad de miles.

El éxito de público determina (¡y de qué manera!) la continuidad de una actividad en carteles posteriores. No prima lo artístico sino la justificación masiva. Si ese criterio se impone la "Noche de…" desaparecerá. Si el artístico prevalece el año que viene debiera volver "La noche temática".

El primero en subir al escenario fue el saxofonista Zim Ngqawana. Su arranque no pudo sino ponerle a servidora los pelos de punta. Lo que mis pabellones auriculares recibían eran sonidos de "free" contenido con base modal. Me froté los ojos, me pellizqué y… efectivamente, ¡seguía en Vitoria!. ¿Cambio de criterio?, ¿El riesgo y la creatividad por delante del marketing?

No fue un gran concierto el suyo. No pasará a los anales de la historia. Sin embargo, escuchar un saxofón que rompe la ortodoxia melódica y rítmica del swing (chin ti chin) no es poco. John Coltrane o David S. Ware fueron clara referencia.

Abusó de excesos modales. El piano de Andile Yenana tuvo que aburrirse lo suyo. La característica función rítmica y armónica del piano-modal limitó la capacidad de un pianista que mostró buenas maneras en sus escasos solos.

Zim, saxofonista de saxofones varios, coloreó el sonido de cuarteto con bocinas, campanillas, silbatos y demás elementos de aleatoria elección. Accesorio innecesario en ocasiones cuando el trabajo del trío buscaba su propio momento.

Un último apunte sobre su actuación. Tan preocupados algunos por vender las bondades de ciertos conciertos, por su presunta fácil digestión, y resulta que Zim puso en pie a decenas de espectadores. Y eso que era jazz del "duro". Por favor, no subestimemos al público.

El segundo en subir a las tablas fue el cantante Ringo Madlingozi. Poco que contar. Su actuación, una vez más, poco o nada tiene que ver con un festival con denominador "jazz".  Buen pop de raices folk más propio de noches de los muchos encuentros folkies del verano peninsular.

Y el cierre fue casi anticipo. Jimmy Dludlu, guitarrista y cantante, lideró una formación que en sonido recordó a los presentes que el viernes actúa Metheny. Pat Metheny Group en inspiración sonora. Y eso en presencia del propio guitarrista norteamericano que espió desde el público. También presentes (crónica social) Jorge Pardo, Carles Benavent, Wes Anderson, Wynton Marsalis o Chris Higgins. Precisamente Higgins (contrabajista que lo será con Pat) comentaba con sorna cómo un músico blanco podía haber influenciado tanto a un músico negro como Dludlu.

Veremos por lo tanto qué criterio se impone de cara a próximas ediciones. Si esta noche temática es la manera de bucear por otras culturas jazzísticas, ajenas a las habituales yankees, bienvenida sea. Esto exige esfuerzo y paciencia. El público se muestra reacio a aquello que desconoce. Vivimos en la cultura del chicle masticado.

Carlos Pérez Cruz