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VII FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE SAN JAVIER 2004


  • Fecha: 23, 28, 30 y 31 de Julio.
  • Componentes:
    23 julio:
    LLibert Fortuny
    Llibert Fortuny (saxo alto)
    Phil Upchurch (guitarra)
    Jonathan Wood (contrabajo)
    Jimmy Jackson (batería)

    Antonio Serrano - José Reinoso Cuarteto
    Invitado especial: Miguel Poveda
    Antonio Serrano (armónica)
    José Reinoso (piano)
    Miguel Poveda (cantante)
    Horacio Fumero (contrabajo)
    José San Martín (batería)

    28 julio:
    E.S.T. (Esbjörn Svensson Trío)

    Esbjörn Svensson (piano)
    Dan Berglund (contrabajo)
    Magnus Öström (batería)

    Danni Leigh
    Danni Leigh (cantante y guitarra acústica)
    Adam Roach (guitarra y voz)
    Michael McKenzie (bajo)
    Joseph Humel (batería)
    Steven Gardner (violín)


    30 julio:
    Steve Winwood
    Steve Winwood (cantante, órgano Hammond, teclados)
    José Pires de Almeida Neto (guitarras)
    Walfredo de los Reyes (batería)
    Edson Da Silva (percusión)
    Randall Bramblett (saxos y flauta)


    Lizz Wright
    Lizz Wright (cantante)
    Jon Cowherd (piano)
    Doug Weiss (bajo)
    EJ Strickland (batería)

    31 julio:
    Josep Soto Quinteto
    Invitada Especial: Carme Canela
    Josep Soto (guitarra española)
    Carme Canela (cantante)
    Enric Raneras (piano)
    Christian Grüner (bajo)
    Xesco Grau (percusión y flauta)
    Cidon Trindade (batería)

    Michel Camilo Trío
    Michel Camilo (piano)
    Charles Flores (bajo)
    Horacio “El Negro” Hernández (batería)
  • Comentario: Dificultades. Debido a un problema médico, Jimmy Smith no pudo subir al escenario del Festival de Jazz de San Javier. De este modo el orden de los conciertos cambiaría, quedando el proyecto de Serrano-Reinoso en segundo lugar, y en primer lugar una jam session protagonizada por los músicos acompañantes de Smith, junto al saxofonista catalán Llibert Fortuny.

    La primera actuación tuvo poco que reseñar.
    Los músicos intentaron satisfacer al público tocando temas  evidentes de cualquier jam de escuela. Entre otros “Caravan”, “Cataloupe Island” o “All blues”. Teniendo en cuenta el porqué de este concierto, se echó de menos un repertorio menos evidente.

    Llibert Fortuny no se mostró especialmente implicado en esta actuación, siendo lo mejor la participación en varios temas de un Antonio Serrano capaz de encontrar agua en el más seco de los desiertos musicales. Por cierto, no hubiera estado mal haber sustituido este collage musical por alguno de los proyectos musicales de Fortuny, muy difícil de ver por estas tierras. Fue este un concierto que supo a poco a pesar de las razones justificadas de la ausencia de Jimmy Smith. Una ausencia, que según ha llegado a mis oídos, no surgió a última hora,
    sino una semana antes del concierto. Por desgracia a veces los managers no actúan como deberían, asegurando actuaciones incluso cuando los músicos se encuentran en condiciones imposibles para realizarlas. Tomen nota de esto los directores de festivales.

    El concierto del proyecto South American jazz de José Reinoso y Antonio Serrano resultó estupendo, sobre todo por su primera parte. En ella interpretaron temas de su próximo disco “El corazón al sur”, en el cual nos dan a conocer un latin jazz original, que se aleja de las propuestas más famosas de este tipo de música.

    Comenzaron concierto con “Chacarada del 55”, en el cual ambos músicos desarrollaron sus amplias posibilidades de improvisación, expandiendo el tema durante largo tiempo para luego volver a él de forma elegante.
    Gran lógica la de Serrano en los solos, capaz de mantener el interés en cada uno de los temas durante largo tiempo. También buena compenetración la de un grupo que sonaba a tal y no a grandes músicos que tocan juntos por segunda vez (como suele ocurrir en algunas producciones festivaleras). Sin duda estábamos antes un verdadero proyecto musical.

    Tras “El trenecito” y “El baile de los morenos” hacía su aparición en escena el cantante Miguel Poveda. Comenzaría entonces la segunda parte del concierto, la cual se basó en acompañar a Poveda en temas de Gardel tales como “El alma en pena” y “Sus ojos se cerraron”. En mi opinión con buen gusto, pero sin duda menos interesante que la primera parte, en la cual se alcanzaron cotas de gran calidad. El concierto había cambiado, y la fórmula obligaba a una contención excesiva por parte de los músicos.

    Existen proyectos musicales españoles interesantes, que nadie lo dude, sin embargo se hacen difícil de ver en los festivales habituales.

    Lo mejor. El miércoles día 28 nos esperaba un sesión musical algo caótica. Por un lado el Esbjörn Svensson Trío, por otro la cantante de Country Danni Leigh (combinación sin duda extraña).

    No puedo negar la grata sorpresa que me supuso ver en el cartel del festival a este fantástico trío. No es habitual que se apueste por músicos jóvenes aunque de extraordinario nivel, con propuestas originales. Sin duda un gran acierto. Svensson presentó su último disco “Seven days of falling”, en el cual amplia las posibilidades del trío de jazz, llegando a los límites de la música de baile. Algunos de los temas interpretados fueron “Ballad for the unborn”, “Seven days of falling”, o “Elevation of love”, en los cuales los sonidos electrónicos, utilizados con gran inteligencia por cada uno de los tres, resultan importantes para la creación de ambientes musicales.

    Un concierto fantástico, en el cual se nos regaló un “From Gagarin's Point of View”, balada perteneciente a su disco del mismo nombre, que demostró en que medida los grandes músicos mejoran en el directo.

    Y lo peor. Tras E.S.T. sin duda resultaba difícil subirse al escenario. Sin embargo Danni Leigh lo hizo sin complejos, y fue esto lo único bueno que hizo en un concierto de country mediocre que acabó sin la mitad del público en sus asientos. Público que sin duda prefirió irse a casa a descansar y pensar en lo visto anteriormente. De nuevo la propuesta “para todos los públicos” que pretendía llevar público al auditorio fallaba estrepitosamente.

    Off jazz. Poco festival quedaba ya cuando Steve Winwood aparecía de forma estelar ante un auditorio a rebosar y totalmente entregado. Nada tengo en contra del despliegue musical de este concierto. El único problema es que se encontrara donde se encuentró. Quizá sea mejor en un festival tan amplio crear ciclos de diferentes estilos musicales, para que así cada proyecto encuentre su lugar natural, y se llame a cada cosa por su nombre. Por otro lado, gran éxito popular el de este concierto.

    Lizz Wright es una joven cantante avalada por unos de los grandes sellos discográficos del sector, Verve. Hace años esto podía significar algo pero no ahora en época de Krall’s y Norah’s en la cual el negocio del jazz ve nuevas posibilidades económicas para aprovechar.
    Acompañada por un grupo de músicos muy jóvenes, el concierto empezó pareciendo más de lo que más tarde resultó ser. Una gran voz, pero no grandes composiciones ni arreglos, para, sobre todo, unas baladas que terminarían siendo repetitivas y con falta de chispa. De este modo,  el concierto, que comenzó con aire soul, pasaría a tomar un clima Barbara Streisand algo hortera.

    Fin. El festival terminó este año con uno de los conciertos más esperados, el del trío de Michel Camilo. Antes  pudimos disfrutar del correcto, aunque algo falto de chispa, concierto de Josep Soto acompañado, entre otros, por la cantante Carme Canela. El repertorio  estuvo compuesto en su primera parte por temas originales de Josep, en los cuales el  elemento unificador fue un aire de bossa que estuvo presente durante todo el concierto. Se interpretaron los temas "Un ou", "Parabolic" y "No trepilleu les formigues".

    Tras esta primera parte aparecería en escena Carme Canela que intervino en temas como "Madalena" o "Te recuerdo Amanda", aparte de originales de Djavan y Milton nascimiento. Aun conservando cierta coherencia con la primera parte, no sonó como proyecto musical de gran entidad, a pesar del gusto y profesionalidad con el que fue interpretado.

    Con el auditorio a punto de reventar y el público totalmente entregado fue como se recibió a Michel Camilo en San Javier. Por supuesto éxito apoteósico de este músico que venía presentando su último disco grabado en directo en el club Blue Note. Quedó demostrado como mis gustos en ocasiones no coinciden con los de la mayoría, incluso en este tipo de eventos.

    Camilo es un músico explosivo, y cuenta con dos acompañantes capaces de acompañar sus virtuosismos de forma ejemplar. Sin embargo, en mi opinión, resultó de un excesivo algo cargante. Tras el primer tema ya habíamos visto todo lo que este grupo iba a ofrecer: técnica impresionante, gran energía, ritmos bailables... Gran espectáculo para un público que disfrutó mucho en el concierto.
    Es esta una música que no hace trabajar demasiado al oyente, donde todo se manifiesta de forma virtuosa pero evidente. Quizá por ello tenga más éxito que otro tipo de proyectos.

    Notas personales. San Javier se ha convertido en muy pocos años en uno de los festivales de jazz con más conciertos del panorama español. Cierto es que menos de la mitad de los conciertos son de jazz, pero también es cierto que simplemente siguen la misma línea del resto de festivales. Por otro lado 24 conciertos dan,  afortunadamente, para mucho. Además se cuenta con un estupendo auditorio para esto tipo de actividades, más adecuado que otro tipo de recintos utilizados en otros certámenes de más solera.

    Sin embargo si algo falta en San Javier es ambiente de festival. Un festival no debe ser simplemente una sucesión de conciertos, sino un ambiente continuo, una fiesta en la calle, locales con jam sessions, cruzarse con los músicos mientras uno toma una copa... Reducir todo esto a llegar a la hora justa del concierto y tras él volver a casa deja una sensación incompleta.

    Como nota a la organización me parece un error importante que las localidades de abonados queden reservadas durante todo el concierto. En primer lugar porque son demasiadas localidades, en segundo lugar porque gran cantidad de abonados no asisten al concierto. De este modo sus asientos no se pueden usar ni cuando es evidente que esas personas no aparecerán en toda la noche. No puede ser que se valore más a abonados que no asisten a un determinado concierto, dejando sus asientos vacíos, que a las personas que se encuentran en el auditorio y quieren un buen lugar en el que disfrutar del concierto. Una mejor solución sería que la reserva para abonados finalizara en el momento de comenzar el concierto, así se evitaría también que el público llegara tarde de forma sistemática (lo cual fue incómodo, por ejemplo, en el último concierto del festival). 

    Para finalizar me gustaría que, tras el éxito del E.S.T., se programara aparte de más proyectos españoles, más proyectos de jazz joven de calidad, ya que, al fin y al cabo, es gente que ahora se encuentra en su mejor momento creativo.

    Javier Manzanares Hernández