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    24 FESTIVAL DE JAZZ DE TERRASSA

CHARLIE PARKER LEGACY BAND

  • Fecha: 19 de marzo de 2005
  • Hora: 22:00
  • Entrada: Lleno
  • Componentes:
    Francesco Cafiso-Saxo alto; Jesse Davis-Saxo alto; Vincent Herring-Saxo alto; Mulgrew Miller-Piano; Terrick Hodge-Contrabajo; Karriem Riggins-Batería

Fotografías por Bernat Comerna

  • Comentario: En el 2005 la influencia musical de Charlie “Bird” Parker, sigue más viva que nunca. La mejor música se distingue por su perdurabilidad más allá de las modas y tendencias. La aparición del bebop, con Bird como uno de sus principales precursores, causó un gran revuelo e incluso rechazo, no obstante caló hondo, convirtiéndose en un estilo de referencia.

    Muy joven empezó a destacar Bird entre sus coetáneos, tanto por su creatividad compositiva como por sus dotes interpretativas. Juventud como la de la nueva promesa de jazz Francesco Cafiso que con 16 años se presentó esa noche con la Charlie Parker Legacy Band. En su currículum figuran nombres como Winton Marsalis, Joe Lovano, Hank Jones, George Mraz, etc... Le acompañaban consagrados músicos del actual mainstream o nuevo bebop. Es de suponer que éstos estaban encantados de contar con Francesco, y éste de participar en un proyecto de maestros. Ésta simbiosis se notó en la actuación. Los estribillos los interpretaban al unísono los tres saxos altos, si bien de algunos acordes más complicados, se encargaban Vincent Herring y Jesse Davis.

    La sucesión de solos que conformaron el concierto permitió el lucimiento y virtuosismo de cada intérprete, en cierta manera, marcado por la competencia lógica. Las composiciones de por sí ya tienen un gran valor artístico y si quien las interpreta, las borda, el disfrute del oyente está asegurado. Aún sin descubrir nada nuevo, la calidad exhibida colmaba cualquier expectativa. Todos los músicos parecían tocar a gusto, y el público era notoriamente partícipe de esas buenas sensaciones.

    La base rítmica sostenida por batería y bajo, funcionó de forma sólida. Sin fisuras. Mulgrew Miller al piano, el más experimentado de todos, supo combinar el acompañamiento con los eventuales y hábiles punteos sacando todo el jugo a su instrumento.

    Ese buen feeling hizo que la velada, dividida en dos partes, pasase como una exhalación. Casi podrían haber seguido tocando una hora más. Cuando se trata de bird el tiempo pasa volando.